jueves, 26 de febrero de 2009

Horizonte ceniza (X)

Cuando te sientas cerca a las vías del tren, comprenderás que el viaje no acaba aquí, que siempre está empezando.





Denver y June (XI)

Se juraron que morirían juntos. Claro que la playa y el sol del mediodía animaban a esas manifestaciones categóricas. Pero cuando se lo dijeron parecía que no había nada más sobre la faz de la tierra. A lo lejos unos perros hacían hoyos en la arena de una playa que gritaba su nombre y se perdían sus palabras en la costa. June no era amiga de atarse para siempre y mucho menos de achacar los juramentos a despistes de verano. Denver sin embargo sostenía las manos de ella igual que la banda sonora de otros tiempos mantiene alerta la memoria. Si se miraron a los ojos nadie lo supo, ni siquiera ellos. Se juraron que morirían juntos en el mismo momento en que dejaron de besarse.

jueves, 19 de febrero de 2009

Horizonte ceniza (IX)

¿Dónde te encuentras ahora elegante Denver?.

Denver (IX)

Debían de ser poco más de las cinco de la tarde. Estaba ojeando despreocupado escritos de juventud y cartas de otros tiempos. Se preguntaba si esa caligrafía temblorosa y apenas inteligible alguna vez había nacido de entre sus manos. Pensaba qué hacer con todo ese material caduco, con esa memoria que no le parecía haber vivido. A veces Denver necesitaba mirar atrás para darse cuenta de que todo abismo que uno supera al final acaba apareciendo de nuevo. Debían de ser poco más de las cinco de la tarde cuando Denver apuró su cubalibre pensado en todas las paredes que contemplaron cada verso que ahora no entendía. Suele ocurrir que cuando se recita la vida, pensaba, no hay un sólo espectador dispuesto a ocupar los primeros asientos del anfiteatro.

jueves, 12 de febrero de 2009

Horizonte ceniza (VIII)

Sólo aquellos que forman parte del mundo de los ceros a la izquierda son capaces de construir un astro.

Apollon (V)

Alguien dijo una vez que follarse a la luna era la mejor manera de saldar las cuentas pendientes. Apollon deseaba con todas sus ganas eyacular en pleno cuarto menguante. Sin embargo se limitaba a mirarse en el espejo, descorchar una botella de vino y delimitar la distancia que le separaba de Ella. Apollon pensaba en June, mientras se masturbaba contemplando el cielo desde su terraza. Pesan demasiado los astros del pasado como para negarse a aceptar un cielo desierto de estrellas y satélites luminosos.

jueves, 5 de febrero de 2009

Horizonte ceniza (VII)

No hay guerras sin batallas, pero sí batallas sin guerras capaces de acabar con cualquier imperio.

June (VII))

Todas las noches, en la cocina, medía con cuidado sus dedos al trasluz junto a la ventana. Los observaba con sumo cuidado, como buscando una estación que se escapó del calendario. Se extrañaba de la ausencia de manchitas blancas en sus uñas, se detenía en los pellejos doloridos y en las yemas, como buscando alguna pista que indicara la dirección a seguir. June no temía a la penumbra, pero sí a unos dedos que no fueran dignos de agarrar con fuerza los pedacitos de unas vidas que apenas reflejaban importancia.