sábado, 31 de diciembre de 2011

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Nadaba en la piscina vacía y pensaba en la muerte
como quien piensa en envases vacíos,
inservibles desechos que aspiran al musgo
o a otros favoritos habitantes de la nada
naturaleza. Llamaba a mi puerta
en los comienzos de los otoños.
Me gustaba el toc toc de la madera, los nudillos
desordenados desafiando
al orden del portal y de las escaleras comunitarias
recién limpias. Decía que el tráfico llegaría luego,
las tiendas abiertas y los saludos a destiempo.
Solía invitarle a madalenas y café caliente,
me sonreía y a veces nos reíamos. Era torpe
con la cuchara, odiaba los pisos sin ascensor
y me quería mucho. Susurraba entre periódicos
mientras pedía el azúcar, era para no despertar
a los críos, pero sabía que aspiraba a finales
felices y el llanto infantil no ayudaba, decía,
a cerrar las páginas de un libro sin tapas.
Luego eructaba y me abrazaba, entonces
como por arte de magia me invitaba al teatro
o al cine, daba lo mismo, la película, la obra,
detalles menores que dejábamos en el fregadero
antes de iniciar la marcha. Era el que nadaba
en las piscinas vacías, el que deseaba la distancia
y la ofrecía entre la leche desnatada tempranera.

jueves, 29 de diciembre de 2011

A solas en un coche descampado. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Quieres la clausura de este proyecto
que no acaba, emparejada de nuevos
bríos la puerta del vestido llama,
veo los corazones de su ropa
interior , el vello púbico a solas
con la ingle, y tú me hablas de poemas, ¿cómo
el terrazo de estas tierras te ha dicho
tantas mentirijillas y el deseo
no te acompaña cuando arranca el coche
y la soledad es nuestra? Ahora miras
otros horizontes y das ceniza
a los enfermos de pulmón, importa
bien poco si mi mano la recorres
de arriba abajo hasta encontrar revueltas
entre tu clítoris y mis uñitas,
que arañan porque las muerdo por miedo
al cartón premiado, que al suelo tiras
si toca por si la alegría vuelve
a ocupar tus sueños que ahora ya sirven
copas entre los asientos de mi Honda.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Postal navideña.

A mis queridos amigos que no pasaron el corte,
que hacen conmigo materia prima de sus sueños


Son olvidadizas las pestañas del que abandona
una mirada, los pétalos de un barco a la deriva,

leves hojitas que de las ramas caen y tiñen mi sueño.

De repente la luz de una lámpara no adivina un capítulo
pero acaba resumiendo la obra y creando nuevos pasajes,

leves recetas de cocina visitan mi cada vez más virgen sueño,

porque nada importa tanto si imaginas, por ejemplo,
un caballo dentro de una botella o un demonio
que te quiere,

leves enemigos invaden las fronteras de mi sueño.

Quizá es tiempo de encontrar las gracias de adoquines medievales
donde sigues buscando el camino que no tolera huellas de extraños,

leves sabores salados entre mis piernas conquistan mi sueño,

ya uno conquista el ecuador sin las fronteras, cuentas que no
resuelven el problema pero que aprueban la materia,

leves fracasos son el discurso que solo quiere el regazo de mi sueño.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Qué desechas del paisaje. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Suavicemos el discurso hasta hacerlo nuestro,
pon un poquito de esperanza,
otro poco de cinturones de castidad para los ausentes,
dispón de un cuenco con la amabilidad
previa a la batalla, abre la caja de condones
para que no se nos pegue eso contra lo que luchamos,
agárrate a las farolas que el viento sopla,
escupe en el suelo, no mires a la cara, cierra
las atracciones y conquista al amante incansable,
el de apellidos sin nombre,
aquél que muere entre los brazos de ciudades
de provincias.

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Spencer odia que le digas lo que piensas,
mírale a vueltas con todo,
ayer se tiró a tu prima y como si nada,
luego se limita a recitarte frases célebres
como si con él no fuera la cosa,
pregúntale a tu prima si le escuece el coño,
si se tuvo que limpiar
con paños perfumados para olvidar
que la rabia de unos ojos que se apagan
genera la violencia del deseo,
y sin embargo merendando me contaba
maravillas de ese chico,
que es un gran amante, que lucha por justas
causas que lo justifican todo,
a mí me parece un puto imbécil, es cierto
que su paquete promete,
que me lo comería después de los helados,
pero luego…tu prima ha vuelto
a quedar con él, dice que irán al cine,
que echan una de ciencia ficción,
luego irán a la milla del bocata, se darán
algún que otro beso, y de nuevo
confidencias, y palabras hermosas, y pañuelos
de papel en la basura.

Barquitos de papel. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se alejan los barcos del puerto,
míralos lozanos ellos, ¿qué esperan
de la otra orilla?, ojos de buey
que tejen telarañas de mentira,
pegajosas son las palabras
al oído, eso que me dices ruborizada
en la dársena,
por ahí una ola se asemeja a un despedida,
pero estamos aquí, y los barcos
se alejan y quizá no vuelvan, tú
soltando lastre de pasada
mirando un horizonte
de cera,
como velas en un cuarto
a oscuras,
ferias apagadas por las altas horas
de la noche. Te alisas la coleta
mientras siguen huyendo,
el olor a calamares del pasado,
sabes que se está
haciendo tarde,
pueden las palomas marcar las horas
pero no pueden hacer que el
tiempo avance, se alejan, como pequeños
hados buscando su magia
entre las fieras del circo desmantelado.

Sin título

Se movía en las lagunas,
como un sapito buscando fríos
porque eran días
calurosos,
se quitaba la ropa entre los árboles
del camino,
chapuzones de mentira desnudo
y bello, ¿qué esperaba?,
¿dónde su seguro garantizaba su vuelta
vestidito de domingo?,
¿qué sentido tiene este poema y cuándo
acaba este cuento que no cesa?

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se caen las hojas de los ojos que nos miran,
como los espejos en las uñas pintadas
hay reflejos de una fiesta, una noche en vela
cuando los vientos dejaron sus huellas
en otras fiestas. Aciertas si besas su mejilla,
si le coges la mano y le acaricias,
cómele la sonrisa a besos y luego una cerveza
en cualquier barra, porque las hojas se caen
de los ojos que nos miran, y los Otoños, dicen,
no vuelven una vez que toman el tren hacia
los tristes días fríos del Invierno.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Horizonte ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

No hay tómbola más trucada que los días contados.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Vacaciones. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Ryan está dibujando ramas que sostienen sus labios,
es Mika la que entre las mesitas descubre el color púrpura,
el resto de la clase recoge su batita y los percheros lloran,
ahora resulta que Spencer mueve la silla en busca de respuestas,
los profesores a las verjas imparten sus últimas lecciones.
Puede que Ellen esté dibujando hilos telefónicos,
considera la estampa como campanas que no invitan a las iglesias
a su concierto de apertura. Dime si
ves entre las pecas del deseo plastilinas que deforman el mundo,
sabes que Denver estuvo una vez en este centro,
sentado entre la revolución y los márgenes de las páginas
en blanco, June resultó la piedra de los días, Apollon
hubiera defendido la inocencia de estos ojos infantiles,
pueden los ecos, las perezas pasan, se recuerda lo que viene,
las ferias ,ha de ser eso, que han llegado a la ciudad.

martes, 20 de diciembre de 2011

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Sabía que esperabas la llegada
y que terminabas los estudios ese mismo año,
la llegada del olor a dulces,
los fines de curso tienen eso, el amargo
apretón de manos de un nuevo año que te hace suyo,
las cartillas con calificaciones y
el ardor guerrero del acné y los bajos fondos
del deseo. Siempre has esperado
de la misma manera y contigo se cebaron
pasajeros sin billete, pero no hacías caso
y subías en el último vagón
poco antes de la sirena y el silbato. Te admiraba
desde las taquillas, lo salvaje
de tus camisas que lo teñían todo de
esperanza y tabúes al sol. Sabías
que esperabas, y yo contigo, la llegada,
luego bibliotecas vacías en el centro de la ciudad,
y aquellos ojos.

Restos de un poema de amor. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

La feria abandona la ciudad y queda el naufragio
de unos ojos que se miran, ahora
te explico los catarros de un invierno
en donde no me acompañaste, pero da lo mismo,
imagina que permanece el charco
del inicio del Otoño y somos jóvenes,
imagina ahora que hay marejada en el centro
de la ciudad y compramos un barco
y estudiamos las islas en las cartografías
de cuerpos desnudos, tú sabes
las miserias que en ellos emergen si te fijas,
velludas escenas de deseos
entre flujos de ocasión y labios ajados
por lo traumático del accidente, recuerda
que la feria abandona la ciudad y queda el naufragio,
ahora céntrate en las manos, las tuyas
y las mías, y mira el terreno seco donde
las tiendas hicieron suyo el cielo iluminado,
conviene con recelos medir la distancia que hace
de nosotros aspirantes
a metas destartaladas por las olas y las corrientes,
por tu cara creo que no entiendes
que el naufragio quede cuando abandona la feria
la ciudad, si te explico quizá no vuelvas,
callarse moverá los hilos que hacen que la noche
que nos habita dure el orgasmo
de tu huída hacia tierras de secano despistadas.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Sutileza I. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Demuestra
que la vida
no
se sube en
las atracciones
y dime que la feria ha llegado
a la
ciudad.

Fin de fiesta. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A solas no son los chicos que intuías,
entre manzanas ya habitan otros apartamentos,
también hay vías, es de noche ahora de pasada,
son Spencer y Mika entre malabares
circenses, a solas con los otros que los miman
mientras los trenes van pasando a la deriva,
cerca ya los ecos salen de los botes
de conservas y se unen a la fiesta, prometen
felaciones y jeringuillas, sujetadores
blancos y pechos necesarios a esas horas
de la noche, dientes sucios de salivas
en tonos despreciables, a solas los chicos
en la fiesta, a solas con los otros que les miman.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Horizonce ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Las páginas en blanco son como norias en la mañana, aspiran a la fiesta a la que no han sido invitadas.

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Hoy busca los textos clásicos,
porque no hay clase y los pupitres
se vacían, son pasillos los embases
del inicio de la tarde, dicen
que las ferias han llegado a la ciudad
y busco a Spencer, hoy
no ha venido al instituto, dicen
que está enfermo, que apenas respira
por un catarro a destiempo,
yo creo que todos mienten a su manera,
que está destripando novelas
encontradas cuando duerme con la placidez
que me enseña los fines
de semana, odia las tardes si no encuentran
las mañanas, no tiene mocos
ni catarro, es el cobarde de los cuentos,
es el de las tipografías descosidas
de la historia que es la nuestra,
el bellaco que en los caminos solitarios
hace con nosotros los destinos.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Fluidos y pesebres. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

mira la mancha en el culito
de buscavidas que tiene la tía,
es roja y abandera los pasos
hacia el mañana, será golfa
la chavala con ese pantalón
blanco desnatado, que no se dé
cuenta de que miras
entre el gentío, luego le pregunto
el nombre y te apuesto
cinco pavos a que le cuento
los días del pasado, si te arriesgas
quizá encuentres un poema
que te haga mirar por la mirilla,
imaginas que lo sabe,
que esa mancha de perdida
nace de ausencias de los años
primeros, apuesta y déjate
la paga, mira los puestos de cerveza
haciendo lo posible ya
por reducir a compresas y fluidos
la plata de los días.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Horizonte ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Siempre que se escribe un verso, se recuperan los nombres ausentes.

martes, 13 de diciembre de 2011

Colada en la retina. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Tiene ese tatuaje que me pone
a cien, querría
entre mis piernas su fiereza,
en medio de la calle yo
le beso y entro al trabajo,
luego salgo de nuevo para ronronear
a oscuras en el bar
del barrio, hace calor en estos extremos
de esperanza,
la tarde larga se hace para
mis bragas que rezuman asonantes
rimas de deseo, no volverá a recogerme
por la tarde, busco en el ordenador
una lucecita verde, conectado espero
que esté para decirle
algo de eso que cuentan
los artistas,
te quiero mucho, eres mi chico,
moriría por un beso tuyo, amor de paso
que mi lavadora reconoce
cuando entre la colada encuentra
distraída mi ropa interior que a solas
con la vida se lame
las heridas.

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A veces se presenta Denver en mis sueños
y mis nervios hacen el juego sucio a mis instintos,
sudo sobre la almohada y la luz
de la mañana ilumina mis pies al descubierto,
dime Spencer, ¿ qué significado he de encontrar
en esta duermevela de días laborables?
Y no vuelvas a lo de siempre, que me cansan
tus juegos de manos de extrarradio, sabes
que hablo en serio, que me gustaría saber
algo más cercano de ese tipo que mantuvo en vilo
a muchos de vosotros,
¿por qué siempre es el horizonte sin el mar,
el cuchillo sin el filo lo que me ofreces
cuando me despierto de la duermevela?,
volveremos a la biblioteca si tú quieres,
querido mío, pero sabes bien
lo que flaquea de esta ensoñación pasajera
que es despertar cansado.
Conocerse en las edades primeras hace que
sean las despedidas las verdaderas mareas
de este mar en calma, pero siempre Denver
acaba por plantarse en mis rodillas,
y creo que fue dichoso, que dijo barbaridades
ante la luna llena y se sintió cercano
a algo que aún sigue buscando, y todo
por un sueño, por ocho horas de aspiración
al descanso, por cuatro monedas
de mentira para comprar el mundo de las postales
y las tintas que no secan.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Qué más da. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Dylan habla de dos chavales bajo un cielo rojo,
¿qué más da?,
Bruce invita a la tierra prometida a los feriantes,
¿qué más da?,
Alguien dijo, que si te quedas esta noche el sueño
dura para siempre.

Before de flood.La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Los días no discurren como antes
del diluvio,
sale del trabajo a trompicones,
su primer sueldo lo va a gastar
en una buena hamburguesa
con queso y cebolla freída
en los orgasmos de las ferias,
los días discurren en un avance
cansino, papá en la chimenea
mira los coches en la autovía,
está serio cuando entra por la puerta
de un mundo que es de otro,
huele a tortilla de patatas y es verano,
se deprime ante el espejo,
pero hace un guiño que ofende
al paso del tiempo y lo detiene,
mamá se acerca y le besa la mejilla.
Los días no discurren como antes
del diluvio, se vive diferente
sin pupitres, sin taquillas, sin
la red que pesca instantes carbonizados
por los años jóvenes,
hay payasos que dan pavor al horizonte
si se acerca, diluvios que
cierran las cancelas de los barrios
residenciales, carretas contrabandistas
de amores pasajeros, se anegan de pasada
los años difíciles.

Cambios. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Dejar que el orden desordene los estantes,
despejar de una patada la pelota de nuestra área,
espabilar si para mañana Dios no existe,
ensoñar en una edad tardía,
meter mano de verdad de la buena si procede
a nuestros amantes de entonces,
competir sin marcadores electrónicos
escuchar lo refinado del año que se aparta
por decoro,
explicar a la manera de los ángeles realidades insondables,
montarse en la noria y temer a las alturas,
desvirgar a la vecina antes del partido de la noche,
oler aceites baratos que mueven automóviles,
escribir para perder de la cesta su contenido en cuentos
infantiles despreciables,
infinitivos como solares abandonados en medio de la
crisis.

domingo, 11 de diciembre de 2011

El joven feriante. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se pasan buenos momentos
con Mika y Spencer.
Tienen su gracia en la tristeza
de un momento,
en el verano que uno ha de recordar
siempre de pasada, pues los
detalles van doliendo
hasta que en la meta se entienden.
Espera la carretera
para estos ojos que son los míos,
para mis pies ajados
y mi colección de corazones.
Ahora otra ciudad, claroscuros
cuando uno intuye que el estío
es un logaritmo neperiano excluido
de los libros de texto. Entonces
la tristeza me lleva hacia
vosotros, los dóciles amantes
de bravos amores que se quedan en casa,
que no inician el viaje
hacia lo siguiente, más bien se quedan quieto,
les bastan los despertares
de domingo que viven legañas
y arrumacos al son de chiringuitos
que anhelan un vasito de agua.

No somos los de mi especie
esa especie de tiros a la nada,
muy al contrario, nos refugiamos
en la ternura de unos ojos que existen
de unas manos que existen,
de los cuerpos erizados que existen
igualmente también de pasada,
pero están ahí ante la necesidad del que viaja
sin el vagón apropiado.

Aflora en este mensaje de inicio de marcha
una Mika que se pierde entre mis brazos,
el regadío de sus ojos
embarra las huellas de la carreta
y cultiva adioses que no encuentran templos
ni feligreses. Se deja de creer
cuando se parte hacia lo mismo, cuando
hay carreteras que no llevan
a tu nombre. Se deja de creer también
en el regazo de un poema que no rima,
entre las mierdas de versos como estos que
dejan a Spencer en la estacada,
Mika y Spencer despatarrados en mis memorias.

No te apures por mi canto,
por esta pataleta bisoña de un joven
que empieza en los finales
de este cuento, la torpeza
ascos no hace a la melancolía si ésta
acaba volviendo a los
mismos edificios, a las mismas avenidas
entre parques sin amantes.

La torpeza abandona el barco si las ferias
llegan a la ciudad
donde Mika y Spencer me hicieron suyo
y ya no se me aparecen.

Sin título. la feria llega a la ciudad y abandona el barco

Eres escopeta de feria acertando el blanco,
una vez me dijiste que la puntería
es un árbol milenario a punto de la tala,
cómo admiraba tus ojos y el discurso
docto y sabio de tus labios, ahora recupero
alguna frase, sentenciosas ideas
rebeldes con delantales inmaculados
en el fragor de la fritanga,
olores de verano como gambitas,
moluscos depilados porque tenías
asco a las verdades de los mares,
y ante todo el blanco de tus ojos que guían
perdigones a su suerte…

…eres escopeta de feria acertando las preguntas
a pesar de todo lo que se pudo.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Éramos jóvenes y amábamos como sillas de ruedas
sin la certeza de otras formas de entregarse a la aventura
del escalofrío, de los pelos en punta,
nos comíamos el mundo a bocados y nos entregábamos
al placer de la carne igual que la bandera blanca
se entrega en la batalla,
¿qué memorias permanecen de esos amores arrugados
que no conocieron las luces de colores mugrientas de la feria?
Ahora no sabemos lo que somos, quizá viejos del mundo
que limitan su actividad a planificar un próximo
verano, pero míranos entre las redes, mira el amor
de los mordiscos, el de las embestidas salvajes en medio
de la nada, déjame decirte que pocos años quedan
y que sin embargo hoy amamos como un concierto de rock duro,
igual que el último suspiro de un ahorcado,
de la misma manera que los huracanes tropicales,
que antes fueron sencillos temores las pasiones
una por una, encontradas entre los depósitos de basura
en las afueras que eran nuestras entrepiernas,
labios ajados por el desuso, ahora mira que para mañana
apenas queda nada de esos cobardes amantes de un capricho
que nunca hicieron suyo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Me dices que eres valiente porque te montas
en esa vagoneta pintarrajeada con un estilo cuestionable,
que tienes más huevos que nadie porque
disparas a los patos de la feria teniendo en cuenta los trucos,
que te pelearías con todos los que miren mi minifalda,
y donde los textos y las palabras pierden su sitio no te encuentro,
tampoco en los vagones de los trenes de la noche,
ni en las balas que atraviesan los forrajes de los devenires del ocaso,
ni en la cobardía del valiente que hace
con sus rimas el mundo a la medida de nuestro sexo desperdigado
de las afueras.

Fundadores del surrealismo. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Los fundadores son de las luces lo de menos,
es jodida la frase, difícil de entender si antes
no te acaricias un pie o te haces cosquillas en el bello
del brazo o de la espalda, darte de bruces
en una avenida que no se entiende, en eso consiste
algo de la vida y todo de lo que uno
va dejando de recordar, pero la memoria es la fundadora
de esta contradicción. Como te digo,
es jodida la frase del comienzo de este discurso,
ahora bien, se entiende si uno, de repente,
mira de soslayo la entrada del polígono, la manera
en que los coches se organizan entre las señales
y las aceras, algo de las luces de los bares que traen
apenas sí una rosa del pasado, si florecen los entendidos
no es para enterarse, arrímate a los creadores
atentos como siempre están a que no te enteres de los días
que pasan y dejes las cruces del calendario
en los trasteros, ahora llegan las fiestas, dejemos para mañana
la recogida de las lonas, los circos ambulantes,
los animales drogados hasta las patas por si acaso se atreven a soñar.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Elecciones que anuncian fríos. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se puede navegar en las barandillas de un poema en ruinas,
el mar uno lo hace a su manera,
se puede volar entre las nubes que crea una feria abandonada
pues el cielo uno lo hace a su manera,
se puede enterrar bajo la tierra que riega tu nombre el mío,
pues la tierra uno la hace a su manera,
se puede si te fijas, uno despedir como si nada, y nada pasa,
porque no hay adiós que uno haga a su manera.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Despacharse a cielo abierto. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Mira cómo juega al futbol,
no se da cuenta el muy imbécil,
suda, luce camisetas carísimas
y se pierde el deleite de las alturas,
le dije el otro día que puedo
con todo menos esperar su paquete
sudado, se me quitan las ganas,
hoy es domingo y mírame,
desnuda ante el espejo esperando
que termine su maldito juego,
y luego los coches, las motos,
toda esa mierda que me repele,
sólo pido lo mínimo, algo de sexo,
algún paseo y que deje a mi aire
la nostalgia de los años primeros,
pero mira cómo se ríe, y tú y yo
aquí igual que dos tontas, las nubes
encapotando el cielo y las luces
en el descampado
que van dejando de lucir a su manera,
como pedacitos de cielo
irreconciliables.

Horizonte ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

La poesía del abismo es aquella cuyas rimas y recursos no son capaces de abandonar la caravana ambulante del feriante.

Los hay que escriben entre la basura. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Los hay que escriben entre la basura,
en las aceras empapadas por pétalos de memorias,
sobre el taburete de una cocina iluminada,
al son de los autobuses urbanos que se retrasan,
en los comienzos que uno se imagina en los finales,
bailando en una fiesta de etiqueta,
abusando de ositos de las tómbolas en algún verano,
en los combinados gaseosos de la inocencia,
entre los asesinos que terminan con las ganas de algo,
en los sifones dispensadores de espermas inútiles,
dando el do de pecho en las calles vacías,
los hay que escriben, bien lo sabes, al son
de fonemas que existir hacen unos ojos, camisetas
rasgadas por las rimas asonantes,
a ciegas a pesar de las vistas cristalinas del deseo,
muertos de miedo algunos en casas de muñecas,
los hay, realmente y sin parapetos posibles,
los hay que escriben arriesgando el abismo que no existe,
al son del frío de las cubiteras de brazos amorosos,
raras especies que alguien disecciona por si acaso,
a lo leve de los abrazos creen que llegan cuando
descubren, sorprendidos, la distancia.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Llamadas a países extranjeros. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

A Artiom

Los malos son los otros, Mika,
aquellos que rocían nuestros pasos
con gasolina de cien octanos,
los mismos que se miman ante el espejo
por si alguna erizada piel
les facilita el paso, pero lo excitante
toma otros rumbos, los malos son
los otros, a pesar de todo, irremediablemente
poético es el momento de
admitir que ellos estaban fuera cuando aquello,
que esperas sin embargo otra
felicitación de un futuro que ya vives,
si no entiendes nada no importa, largas
son las horas punta de la escarcha
y los juegos de manos tempraneros,
ahora dirás que estoy loco, que me multiplique
por cero, que te deje
con la colada, las camas sin hacer, las plantas
que esperan el riego, la llamada al
país lejano en otro idioma, al niño que olvida
por si acaso
las ferias llegan a la ciudad y con él
no cuentan.

Caravana. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Es un momento extraño el de las mañanas,
el descampado poblado de campiñas
imposibles, los pelos púbicos de mamá
mientras ordena los cacharros y hace las camas,
aullidos de perros que sueñan con otras ciudades,
otros destinos conocidos,
el pelo enmarañado con la grasa de los días,
es un momento extraño el de las mañanas,
cuando las horas se niegan a pasar
por el aro de las costumbres adquiridas.

martes, 29 de noviembre de 2011

Retirada. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

"Los técnicos recogen, todo el mundo se ha ido ya,
ya no quedan ilusiones, solo cajas que cargar,
y un camión que espera para llevarte a otro lugar..."

La carretera. David Summers

Imagínate que se alejan en silencio,
algunos los ves de la mano, otros bailando
a pasitos cortos y la arena se levanta
de la playa, el vaivén de las carpas
sobre camionetas coloridas, da igual
la manera en que lo dibujes, haz por verlos
así, arrastrando las plantas de los pies
esquivando hierbajos del camino, podemos,
si quieres, dibujar el mar en la estampa
que estamos construyendo, puede ser
una playa con sus cangrejos y las olas
rebeldes que se van pero no abandonan,
nos lo pasamos bien, ¿verdad?, yo si quieres
añado el perrito moviendo el rabo
al ritmo de su amo que puede ser alguno
de ellos con leotardos y permanente
en el cabello, ahora viene lo bueno,
esto te lo cuento yo que me apetece,
desde el carromato se asoma una chica
con las piernas desnudas, se pinta los labios
con carmín insolentemente rojo, un chico
al final de la cola se fija en el peldaño
donde ella mira absorta el cielo raso
de estos adioses que sobreviven a los sueños
y siempre están llegando, ahora duérmete
un ratito, llena la almohada de babas prodigiosas
que me hagan olvidar que ya han pasado.

Literatura del abismo. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

La literatura del abismo es aquella que demuestra que la vida es un abecedario sin reglas a las que acogerse

La primera noche. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

La primera noche es la de la escarcha
que no destempla los corazones,
es la oscuridad que descubre tu rostro,
es el bullicio que vacía los senderos
entre las atracciones,
es el premio entre cartones pisoteados
por pies desnudos en zapatillas deportivas,
la primera noche es el recuerdo
de tu belleza entre tanta espina y alguna rosa,
es tu camiseta que no conquista
tu ombligo,
la primera noche son las luces que no cesan
aunque el sol espere su turno,
es el puesto de pollos asados que te
desvirga el hambre que sientes al mirarle
desnudo en tu habitación,
la primera noche es la de las estrellas
sin nombre, la de las constelaciones
que los astrólogos no descubrieron,
es la del llanto del imberbe que desea
las caderas de una golfa en medio de la nada,
la primera noche que con kétchup y mostaza
sacia tu hambre con esta hamburguesa
de realidad ante los extraños.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Horizonce ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Spencer y Mika cogidos de la mano mientras el carrito avanza,
¡fuera los textos del pasado, arriba la nueva literatura del abismo!

Derrota, victoria, tiempo. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se piensa que crecer es de otros
proclives a la derrota, mira de reojo
pasar los vagones, toca su culo
terso y duro como una piedra de río,
se siente afortunado por sus rizos
y sus granos de pardillo primerizo,
ensaya carita de malo, de hombre
en un chico envuelto, los piropos
son tan soeces que huelen a fracaso,
pero aún es pronto, aún hay
algún botón de la camisa a medio atar,
las patillas revolotean las mejillas,
la ficha de un viaje está lejana
de su bolsillo vaquero,
se piensa que crecer no existe, que hoy
es el mañana sin avances,
que no hay caminos que relatan
los que comienzan a oler a senectud
en lo alto de la noria,
no, no es de esos que la derrota
les visita, compra un helado de vainilla
con un gofre de chocolate,
siente la erección por la gitana de quince,
es algo parecido a la
esperanza y al soberbio tiempo detenido
que las páginas amarillentas
de los libros
retienen a su antojo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Mika en Recelos Street. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Míralo sentado en el pupitre,
es el último día de clase
y estoy contigo, pero él
se empeña en lo contrario,
en que te he dejado sola,
que me fui con los colegas
a las vías, creo que está
ahora mismito con el
pupitre leyéndonos las manos,
seguro que se le escapa
algún verso cursi
de los que nos gustan, somos
tontas y siempre nos
vamos por el camino de la sorna,
del desparpajo rancio
de una falda, de una tanga
indiscreta, buscamos perfumes
en los olores del sexo,
cuando hago el amor él
es un pupitre en aulas vacías,
dile que estamos juntas
aquí, en los muelles de esta feria,
háblale de los giros del tiovivo,
del olor a manzana dulce,
de que mañana es tarde, que el de los tatuajes
empieza la emboscada del deseo
entre mis piernas.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Tutorías que comienzan. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Uno es cobarde cuando escribe
si se despista mirando la vida,
pero Spencer no desvía la atención
con facilidad, muy al contrario,
se encierra en su cuarto, busca
las hojas desperdigadas en su
escritorio, y empieza despacito
a emborronar palabras que nada
significan, luego pide la merienda
y si no le damos chocolate
se enfada, pero no aparta sus pupilas
de la mesa, y sigue emborronando
y el sentido emerge de su mal humor
que ha heredado de su padre,
y de repente nos habla del instituto
siempre que encuentra las palabras
precisas, algo de su chica conocemos
porque siempre nos lee lo que escribe
una vez que está satisfecho con el resultado,
es verdad, profesora,
que llora al hacerlo,
no miente si le cuenta eso,
¿qué quiere que hagamos
nosotros?, a veces se pone serio
y sonríe a la vez que se arregla el cuello de la camisa,
se pone guapo para decirnos que nos quiere,
que odia las clases y la mierda que imparten
ustedes, que suspende la asignatura
porque encuentra en ellas los desencuentros
que representan, y me da cierto apuro
decirle que se acostaría con usted si le diera la oportunidad,
que la pondría a cuatro patas sin dudarlo,
nos gusta que nuestro hijo escriba sin la cobardía
que atesora usted cuando le mira el paquete, le toca
las manos, le suspende y le encierra en el despacho,
le mira a los ojos y le dice entre arrumacos
que se ven de nuevo en septiembre.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Carta a los hijos. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

"...but I’ll know my song well before I start singin’"
Bob Dylan

Queridos míos,
no siempre las ferias se van de la ciudad,
a veces se quedan pero no vemos
los payasos, la roña entre los hierros
o la esperanza del que no puede estar parado,
resulta que hoy quiero que lo recordéis
de la manera en que un poema recuerda la tinta
o el ausente las casas repletas de gente,
creed aunque los dioses sigan siendo de mentira,
ajustad la caligrafía a los asuntos de una vida
que se escapa de las fiestas,
besad con pasión y todo se revelará aunque os
hayáis olvidado la cámara de fotos en la habitación,
deslumbrad con vuestra presencia
y haceros fuertes en las encrucijadas que no están
señalizadas, en los cruces de caminos desconocidos,
es bueno que el encuentro se produzca,
me refiero a lo que duele, a lo que os hará gozar
sin los límites que os hacen creer que existen,
el encuentro con lo sucio que no lo es, con la condena
que tendréis que pasar de largo, gozad
de vuestros cuerpos mientras los golpea violentamente
el viento de los cambios, que las yemas de vuestros
dedos sean dignas de unas huellas que no pasarán
de largo cuando la estación nuestra llegue,
quered mucho y comprad un buen paraguas
contra la tormenta, porque es dura la lluvia
que va a caer, y los feriantes siguen buscando el
sol de los veranos.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Algo básico que espanta

La chica de leotardos espera en el puesto
de perritos,
si quieres encontrar un poema en estas líneas
no eches mostaza,
crees que te espera a ti pero fuma cigarros
mientras la gente pasa, se imagina
en un estanco de tíos buenos que no
vienen y se van a temporadas, no es
de eso de lo que hablamos, ella me explicó
que son importantes los tatuajes y
las palabras malsonantes, insultos de barriada
en la entrepierna le ponen a tono,
es tu hermana o quizá la prima de Spencer,
no te apures por parentescos que dan lo mismo
si te fijas en sus pechos, o mejor aún,
desengrasa tus bolsillos invitando a un café,
al final todo termina como siempre, esto es,
la espera que lleva a la noche, la noche
que lleva a otra ciudad, qué esperas
que te pase y qué deseas.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Siempre hay una feria que se muere, que abandona
los parques, las calles principales, la superficie
que se reserva a los márgenes y excepciones,
va perdiendo el resuello como lo perdimos
cuando las gaviotas no eran gaviotas y los coches
blancos no eran coches blancos. Siempre, recuérdalo bien,
rezan los que no creen a dioses de mentira,
dioses con minúsculas que apartan la dicha
y generan descendencia desde los pesebres artificiales.
No es una buena forma de recorrer un camino
buscando las huellas de los otros, los feriantes
dejan las suyas y con ellas esperanza la primera
seña de identidad de lo que viene, pero me pierdo
en los detalles, y ahora somos más en menos
tiempo que nos toca, algún día se habla y se comenta
del pasado, los feriantes no tienen eso
que se fue quedando atrás, miran de refilón
las alegrías pasajeras y los planes de futuro que no van con ellos,
y en otras ciudades se arriman, se desperezan,
se abrazan y soban como animales en sus celos más extremos,
pero no te creas, no buscan un poema ni la sensibilidad
que tu intuyes, muy al contrario, son básicos instintos
difuminados en tus gestos de cariño, en las caricias
a un crío que no te reconoce, en un presente
que imagina tiempos venideros ausentes de todo tiempo,
en definitiva, siempre hay una feria que se muere
sin dejar de respirar en la distancia.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Canción de un euro. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Hay un caballito que espera en el establo,
a contraluz los sueños parecen más bien extraños
que se cruzan en las calles con algún peatón
de esos que huelen a colonia y a un adiós.

Hay un caballito que trota por los recintos
los huecos de las prisas recuerdan los amaños
de partidos de vidas a golpe de talón
con que pagar las deudas a ese cretino adiós.

Hay un caballito que me recuerda ti
en años del pasado donde no estabas tú
relincha y mira caminos que me llevan hacia allí
donde se aprende con las prisas esta nueva canción.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Ahora me dirás...La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Hay una guitarra en la esquina de tu cuarto,
dices que tocas mal pero yo sé que es mentira,
lo mismo te ocurre con el maquillaje,
con el gloss a medio labio, con el rimel,
que lo fea que eres no lo remedia tu arte
de pintarrajearte la cara a media tarde,
sé que son el muro que separa tus deseos
de tus pasados. Hay en las farmacias
profilácticos que dices que no usas
cuando te acuestas conmigo, que también
en eso eres una ruina, te descuidas
a los virus como quien se deja mecer
por los vientos que anuncian cambios.
Yo sé que todo es fachada, que en el fondo
eres una sentimental,
que llenas los teatros con tus cantos,
la noche igual que yo te piropea cuando
te arreglas, y crees en el amor mientras
dentro de ti se corren desconocidos
de muy diversa índole. Ahora me dirás
lo de siempre, lo de la trashumancia
y carromatos, estar lejos y vivir tu vida,
ferias que vienen y van como relámpagos
sin tormentas.

Te cuentan en la infancia. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Por la cuesta suben automóviles
y ellos abandonan el barco que construimos
en nuestros astilleros de flores y símbolos,
suben a trompicones y alcanzan el semáforo
que lleva a las ferias, no se atreven
con la búsqueda de otras emociones,
crees en las señales del humo
pero nadie contesta, abandonan el barco
los naufragios planificados, sabes
de lo que hablo, vísperas de nuevos años
en Las Vegas, por ejemplo, viajes
organizados en hoteles de provincias,
de sobra captas mi lamento, habitaciones
desvirgando juguetes abandonados,
ellos abandonan el barco, si te empujo
encuentro las rimas huérfanas de versos,
no creas que estoy loco, que desvarío
en mis intentos por explicarte de qué
va esto, fíjate cariño en las antenas
parabólicas ahora que la noria para
en las alturas, ¿qué intuyes de la conquista
del cielo que no retiene prisioneros?,
me odian y se callan en esas comidas
de veinte platos, no apartes la vista
y mira cómo abandonan el barco, se gustan
en la penumbra de las grasas y los dulces,
se vuelven a casa con esos coches
que suben la cuesta para llegar hasta las ferias,
¿qué te contaron papá y mamá?, recuerdo
algo de lo triste, la dignidad y la paciencia,
que no se abandona un barco si quedan armas
disponibles para lo rebelde, lo distinto,
poder parar el mar como el tráfico se detiene
en semáforos que llevan a los puestos
de atracciones.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Spencer y Mika defectuosos. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Spencer y Mika nacieron en un cubo de basura
cuando no existía el reciclaje,
Spencer y Mika en las cercanías de pasiones
donde no llegaban las líneas ferroviarias,
Spencer y Mika se daban abrazos defectuosos
fuera de garantía,
Spencer y Mika asesinando naufragios de otros
que se empeñaron en hacer suyos,
Spencer y Mika aspiraron a ser como Denver y June,
aún se les recuerda por estos lares.

martes, 15 de noviembre de 2011

Jardines y etapas. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Todo empezó en un coche
destartalado, enfrente la costa,
las nubes, el oleaje y el viento sur,

después vino el apartamento
con vistas a ventanas cerradas, luces
artificiales y escaleras mecánicas,

la habitación del hospital fue la postrimería,
los pitidos intermitentes y las lucecitas
de colores de alarma y adioses
que eran leyes de vida,

y en todos ellos nos corrimos sin sentido,
nos dimos la pasión de una forma
de entender el asunto, dejamos preñadas
las medias tintas, nos dijimos
barbaridades que aún hoy perduran,
se van las caravanas y queda todo el resto
de nosotros.

Bajemos a los puestos de atracciones... La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Bajemos a los puestos de atracciones,
estás muy guapa,
dejaste abandonados soles y lunas sin cielo,
no dibujas ya como antaño
pelotitas en los jerséis a cuatro duros
que comprabas en los mercados de invierno
en pleno verano. Bajemos y volemos
alto trazando avenidas y callejones,
tamizando cartografías de la carne,
dame un satélite de esos artificiales
para demostrar lo que te quiero,
bajemos si te atreves con esta
aventura extrema que amanece
entre las sábanas y se pone cuando
no hay lugar donde esconderse.
Bajemos a los puestos de atracciones,
drogados como perros, ladrando
como las agujas de un ambulatorio,
con la mala ostia de tres acordes
inconclusos, bajemos otra nota
y cerremos la taquilla, no hay entradas,
reventas baratas como nosotros somos
en estas aceras sin árboles, en estos
parajes urbanos que huelen
a interinidades, a caducas hojas
de cuadernos perennes, dame esa
mano ajada de anillos,
muerde el polvo de anteayer, recoge
la colada y bajemos a los puestos
de atracciones, por si acaso algo
huele a quemado y nos abrasamos
en los días impares clandestinos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Mika ha dicho basta...La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Hoy Mika ha dicho basta,
estaba borracho y solo entendía
palabras a medias, que no me quiere,
algo de la dureza del viajante,
que quiere a otro. Ella bebe
tantas cervezas que es ella misma
en el reproche, me doy cuenta
de su estado cuando de improviso
son la vida, la pasión, el idealismo
quienes ocupan los espacios
vacíos, me dice que el sexo
es maravilloso conmigo, que puede
volar con alas de madera,
que escucha verdades a medias
y compra el lote completo,
pero algo más sereno golpea
su cara de imbécil, su expresión
de zorra acorralada, da lo mismo,
no quiere volver a compartir
la caravana en estas tierras
ni en ninguna, dice que vuelve
a casa, que echa de menos a sus padres,
dice también que dejarlo
todo es atentar contra un metro
capitalino atestado de pasajeros,
está jodidamente loca la colega,
y yo borracho, pero da lo mismo,
Mika ha dicho que tiene suficiente,
oigo el pitido del TALGO que se acerca,
mañana otra ciudad, persianas
buscando ventanas iluminadas.

Carta abierta de pasada. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Siento que los cipreses
son alargados pero que no
tienen sombra, Delibes
mentía desde sus comienzos
y creímos sus mentiras
entre libros y ceniza.
Supongo que todo influye
en un paso tras paso,
bajo las estrellas del camino
o la senda del cielo,
la mochila que de crudo
intento se rinde
a la evidencia, hoy recuerdo
los acordeones
y la vida de pasada. Siento
en las antípodas
el poema perdido que
durante muchos despertares
dormitaba en mi regazo,
ahora templo los hilos
de otra cosa, de otro tiempo.
Siento que era joven
pero lo eran más mis padres,
últimamente son ellos
la guía en la travesía,
donde todo va cuadrando,
haciendas de serenas
decisiones inconclusas,
es Mika ya muy lejana
la que entraba en la cocina,
aireaba mi nuca, dejaba
para mañana el hoy
inconcluso del presente.

sábado, 12 de noviembre de 2011

La madre de Spencer en ramas partidas. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A Fernando Llorente Haya.

Mamá decía que no creía en un mañana
si tenía que llegar, tuvimos en
la espera la esperanza
de que estuviera equivocada, de que todo
fuera mentira, de que simplemente
el rencor contaminara
la frase, sus ojos desperdigados
por las moquetas de moteles
de las afueras. Hoy estoy
junto a ti, con tus bragas en mis
rodillas y tu boca mordisqueando
mis muslos, y me acuerdo
de mi madre, de ese día extraño
cuando llegaban las caravanas y la
luz de otra manera, de cómo
mientras rebanaba el pan en la cocina
miraba por las ventanas
y susurraba que no creía en un mañana
si tenía que llegar, me acuerdo
de repente, entre mordisco y caricia,
al son de tu pelo recogido,
mientras excitada sobre mí me pasas
el cigarro, y esperamos
en el catre por si todo resultaba
ser mentira.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Cocina destartalada. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Spencer
creo que está en la cocina,
está llorando, Mika,
deja que se desahogue,
no le resulta fácil el poema
perdido, tienes
que comprender como las cosas
pasan, sin retórica, sin guión
establecido por autores
de éxito, suele dejar
de lagrimear pasado un rato,
siéntate a mi lado,
¿quieres una coca-cola?,
tengo pistachos y patatas,
de pequeño yo pensaba
que las luces brillarían para siempre,
¿qué piensas tú ahora?,
duele oír el llanto tras la puerta,
yo creo que nos dice
lo de siempre, esto es, cree en las páginas
en blanco y deja el resto
para mañana. Mika,
quizá sería bueno que entraras,
que le susurraras al oído
lo primero que se te ocurra, hazle
caricias en la nuca, dile
que eres para el mañana lo mismo
que él es hoy para estos días,
resuelve la papeleta como con los años
deshaces a tu antojo.

Reprise. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Hay cosas por hacer que no resuelven ecuaciones
pero calman los granos, el esperma estéril,
la espera de un próximo estío, hay de verdad
de la buena coloquiales posturas que invitan
a un concierto, a una raya del horizonte, a una
cena entre dos desconocidos. Hay de puertas
hacia dentro exteriores panorámicos
y olores que traen lo que no se puede recuperar
del pasado, sombreros de copa en tabernas
con serrines diversos, marionetas eléctricas
en los buzones de correos. Oyes una harmónica
y se destartalan las ganas, la atracción
de los cuerpos desnudos y tatuados al son
de tintas incoloras, malditos años que se atreven
a aguantarte la mirada, los postizos
en los dientes, en las sonrisas y carcajadas
insensibles a los poros abiertos de las palabras.
Sabes que se van cerrando los puestos,
estás guapa bajo la luz de la luna, Denver
hace tiempo que murió,
apura la cerveza y vayámonos a casa.

Algo que se queda en el tintero. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Los amantes que se dan la mano cercan
el territorio del horizonte,
los niños asustados por los fuegos de artificio
descubren un camino inexplorado
que no se sabe muy bien su destino,
el que intenta un poema está en el meridiano
de una duda,
las caravanas que vienen y van simplemente
dejaron de vivir.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Final del verano (III). La feria llega la ciudad y abandona el barco

Mika se agarró a los versos de un poema y se quemó
las manos.
Spencer decidió pintar la realidad con témperas gastadas
y encontró su obra maestra.
Buscaron refugio contra la tormenta venida a menos
y se “calaron” hasta los huesos.
Mika y Spencer soñaron con la sobra de Apollon
y se despertaron sudando.
Dejaron la plata de los días en los carromatos y el silencio
de otra ciudad de oro devaluada.

Hay señales que indican que siempre se suelta lastre
en las ausencias que se acaban.

Final del verano (II). La feria llega la ciudad y abandona el barco

Alguna vez tendrá que pasar y no estarás para verlo,
déjame en esta parada, pues se hace tarde
ya para responder a los astros como merecen,
alguna vez, digo, pasará y no estarás para verlo,
pues no todos los espectáculos finalizan
en la línea de llegada ni tú serás tan bello
y encantador siempre. Así todo, déjame
en la próxima ciudad, en los lejanos lindes
de otras bocas y de otros deseos,
en donde los descampados son tan solo
balas de un arma que no mata,
como las ciudades que se alejan, como la feria
derrotada por la lluvia y la humedad
de los días de invierno que nunca
ha conocido.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Final del verano (I). La feria llega la ciudad y abandona el barco

Se acaban los días fértiles sobre purés de sueños
y calabazas, ahora tocan los descampados,
retales de infancias y cielos desterrados,
tus ojos tan lejanos , iglesias vacías.

Recogida (I). La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A Roberto Pérez Santamaría

No volveré a ver esta ciudad de lluvias
y de ropa interior que reta a pantalones
con sus camisetas, hoy no veo salvo
lo que florece y se reprime desde esta
caravana. Siempre es lo mismo, se abandona
la novia que no ha existido, se echará
de menos el hogar al que me dirijo,
recordaré los revolcones entre las sombras
con la chica de barrio que se fueron
quedando rezagados, es la luna
con sus pelos despeinados la culpable
de estos recuerdos pasajeros, supongo
que pasa, que otras ciudades van viniendo
hacia nosotros, ya sabes que los poemas
se acabaron, muertos se encuentran
ya los kilómetros, más bien se hacen
los fallecidos en el campo de batalla,
ahora ya no encuentro las palabras precisas
que resuman como por arte de magia
al del sombrero, los hierros que descansan
bajo carpas de cenizas, las luces
apagadas que alejándose no
son nada, no volveré a esta ciudad de lluvias
y de ropa interior que reta a la mirada
con la vida.

Carta desde los países del norte. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Hola tío,
los veranos son para nosotros,
tengo ganas de veros,
mi madre, sabes que es una pesada,
me dice del sol, de la bebida
y de la angustia que no se encuentra
en los poemas, me da igual,
tú sabes que la espera
solo se comprende si corremos
como cafres hasta
llegar a ninguna parte, sueño
con colchones en pensiones
marginadas para el lujo, ¿cómo
está Mika?, no me atreví
a enviarle la carta, supongo
que somos cobardes porque
no podemos detener los bloques
de hielo que abandonan
los estíos a su suerte, coge
fuerzas porque llegaré temprano,
cargaré las armas, dejaré en la palabra
carmines y perfumes,
que se preparen los Agostos
que siempre ya resuelven
ecuaciones sin la solución
como merecen.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Aproximación al fin de algo. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Hay un niño que se agarra a un vallado.
Hay charcos que pasan frío y es verano.
Hay dibujos matinales huérfanos de fiesta.
Hay gotas de lluvia como descampados habitados.
Hay un poema que nadie sabe qué pinta aquí.
Hay amores, hay piernas depiladas, hay sueño
en pesebres clandestinos, hay pandillas
que luchan por los machos entre el gentío,
hay ortografías en medio de la nada,
hay pistolas, escopetas que construyen
infancias, hay una novia de entonces
y las arrugas del mañana,
hay un niño que se agarra a lo que queda
de los carromatos y lindezas que la vida
deposita en las partidas.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Los paseos clandestinos . La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Dicen que marca el coño
como ninguna, los vaqueros
desgastados responden a las muecas
disfrazando su culito con azules
y cornetas llaman a los candidatos
a desabrochar su cinturón
para alcanzar esas bragas de fulana
en sus veinte. Dicen que la come
como nadie, que huele a rosas
en medio de la nada, que suerte
tienes de haberla conocido
si le lees poemas vestido con pantalones
de pana, y sin embargo yo la veo
y me estremezco de asco,
no me entiendas mal, es atractiva
y tiene un revolcón pero veo, sin embargo,
en ella el olor intenso del aceite,
las vueltas de ruletas y peluches,
dicen que la noche con ella
se resuelve en mil pedazos, Spencer
cuenta que amaneció tendido
entre sus brazos, creo que fue
en verano cuando se les vio juntos
por el rompeolas, lo recuerdo
porque cuando paseo contigo
entre las atracciones, no intuyo
tu coño bajo la falda, tu culito
no admite colores y no hay avisos
de cornetas para otros, y tus bragas
son blancas y más bien grandes
como lunas rotas sin escaparates,
sé que era verano porque miras
las atracciones,
cuando bajamos a la feria,
igual que un iceberg
se derrite sin deshielos,
y odio que la vida nos cambie a su manera,
ahora que eres sencilla
y las felaciones te parecen disparates.

Tema de Spencer (Mov 1). La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Tú sabes que tus padres lo fueron hace años,
las cargas de los camiones sabes que no transportan
sueños, sabes que fueron algo parecido
a un espejo abandonado.

Tú discutes con los granos de nuestro tiempo,
discutes si te dejan con las sombras que ya empiezan,
rarezas de los años que fueron algo parecido
a un espejo abandonado.

Tú no creces, no mueres, no estorbas a los años
el gasoil y quemadas gomas viajan sin billetes
con matasello, dices que eran algo parecido
a un espejo abandonado,

las certezas cotidianas del olvido, las muestras
gratuitas de tu sexo, el coche, el descampado
y las cortinas, el telón que cae a plomo
en nuestros huesos de perennes gratuitos
de deseos.

Tú que dejas las manijas del reloj en el ropero,
la ciudad a ciegas que reclama otro viaje,
no recuerdo.

Viejos del lugar. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

El gusano no sueña con juegos infantiles,
la noria sufre de vértigos y calores
que buscan los veranos,
pacen renaciendo los caballos
¿quién cocina en esta amalgama retórica
borracha y absurda?

Montañas rusas que huelen a hierbas secas,
un pedazo de soledad entre dos panes,
dulces salpicados cuando gritan
en gargantas y ventosidades que no huelen,
¿dónde se pierden las pistas
cuando se buscan de soslayo la gravilla y el cemento?

Puestos ambulantes son personas sin sentidos,
hay algo de extraños mundos que solventan
calamidades al segundo, críos y su lloro
que desvirga horizontes,
¿para qué se escriben los libros si no brillan
pasado el tiempo?

Luces multicolores, invitan a un trago,
la oscuridad, a ver, ¿quién sabe?

Por ejemplo. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

La vida es una montaña rusa
donde en cada viaje descarrila algún vagón.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Canción de invierno. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

El escaparate juega fuerte los inviernos
si el frío espera la fiesta
reconoce escalofríos bajo mantas huidizas,
hay botellas y migas esparcidas por el salón,

dame una ciruela del frutero,
el estómago me dice, basta
dame lo que quieras que yo quiero
dejar la escena rompiendo algún jarrón

Se precipita el deseo de tener los días contados
todo se rompe en el alero de los chicos remendados.

Tus padres llegarán temprano en la postal
de buenos días, dame esa pastilla
que parece miel, dame el grito de los días
en un borde de abismo inmaculado
se callan las cornetas, sopla el mar
y marejada encuentras en el viento
hay botellas y migas esparcidas por el salón.

Queda mucho aún para el estío que se atreve
a soñar… con luces de neón.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Teatro. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Ocupen su localidad, por favor
el billete, es en la fila del fondo,
no olvide limpiar el asiento
antes de sentarse, manténganse
alejados de los focos pues
calientan como las lumbres
de perros callejeros, aún tardaremos
unos minutos en levantar
el telón, pónganse cómodos
y olvídense por un rato de la vida,
me refiero a la mente y los sudores,
ustedes me entienden, ocupen
su localidad, lleva una chica muy guapa
agarrada del brazo, me gustan
sus lunares, mi número de teléfono
está a la vuelta de la esquina,
el uniforme puede que engañe, pero
escribo poesía y follo como los
ángeles, sí, a esos me refiero,
los esclavos de un cielo rojo como la noche
esta que susurra al oído
palabras hermosas, los cohetes,
¿los oyen?, anuncian
que el telón es nuestro y el final
no ha encontrado su principio,
déjeme, hermosura, decirle
una cosita al oído, moje sus braguitas

bajo la carpa de la espera, el coche
en el aparcamiento, las tiendas luminosas,
algo de todos nosotros.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Canción de despedida. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Cogía el tren de cercanías pero siempre estaba lejos,
coleccionaba neones apagados, pero buscaba la luz,
era un homicidio voluntario,
ahora dime si en el carromato estaba yo.

Observaba los aviones y no aspiraba a un cielo azul,
en el colegio se encontraba con los reojos ciegos,
era una vela en pleno escenario,
ahora dime si en el carromato estaba yo.

Se acordaba los inviernos de la nieve que murió
visitaba cementerios buscando desconocidos,
era el pleno al quince que no encuentra ganador
ahora dime si en el carromato estaba yo.

Se debía de poner triste pero sembraba muecas
en la huerta de bellezas, silencios al por mayor,
era la guitarra versando los números impares
ahora dime si en el carromato estaba yo.

Cogía el tren de cercanías pero siempre estaba lejos,
ahora dime si en algún vagón estaba yo.

Las mañanas. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Acabo de correrme, es extraño el aliño
de pereza y sudor de un domingo
cualquiera, la resaca me mata
y te tengo en la pantalla como siempre,
explotas los granos de la barbilla
mientras espero un desnudo,
un aliento de ceros y unos que destile
la ginebra de la noche
pasada, creo que la noria tuvo la culpa
cuando introduje mi mano en tu
entrepierna, ¿estábamos solos?, no consigo
acordarme de los detalles
que las luces en la noche destiñen.
Quiero apagar el monitor pero no puedo
dejar de tocarme y eyacular
en las palmas de unas manos
que ayer entregué a tus dominios,
sabes que odio los poemas rebeldes
que golpean la bola, que chocan los coches
y ante todos ridiculizan tatuajes
de mentira. Aparta por favor
de mi vista, tócate de una vez las tetas,
mastúrbate como si la vida
te fuera en ello, déjame grabarte
mientras pueda soñar sin intermediarios,
Mika, amor, regálame otro baile de
los tuyos, con la falda y el corpiño,
la provincia entre tus pechos y el cansancio,
dile a mi madre que llegaré tarde
por si vuelve. Hoy es una mañana extraña
de domingo, algo en el aire apalea
los árboles del paseo, los perros
no molestan en nuestro patio, beben
las botellas, como se nota que las ferias
han llegado a la ciudad.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Tren al centro. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Déjame que te cante, es domingo
y estoy a oscuras contigo.

Huele a humedad en los bajos
de tu camisa, muévete a mi izquierda,
los días pasan y yo me quedo,
me bajo en esta cuneta que suena
a rock del bueno, pesticidas
de buenas a primeras para paliar
el cariño y la pérdida, déjame
decirte esto ahora que me atrevo,
hay ronquidos que despiertan
una víscera o besan, si tienen ganas
de mear, la noche más oscura
con sus vías al fondo a la derecha,
hace frío y nosotros sin mantas
con que arropar tus pezones y mis
cada vez más eróticos dientes
descuadrados, no os dejan dormir
los murmullos y lo que celebran
allá lejos, oigo si me dejas
los elefantes campar a sus anchas
por nuestra duermevela,
deja mi polla tranquila, hemos
tenido por hoy suficiente,
el cenicero lo dejaste en la cocina,
no mires el despertador
y ponte guapa, los gallos ya no cantan
por estos lugares, nuestras papás
dejaron de querernos
cuando dijimos que éramos novios,
los amigos se esconden
en libros de autoayuda, y cuando
se hace tarde solo te deseo
a tumba abierta, te rompería
el labio a mordiscos y daría
tu nombre a las autoridades por gamberra
y libertina, por dejar en callejones
sin luz nuestra atracción
preferida, se te olvidan los zapatos,
yo no saldría con esos tomates
en los dedos, apaga las luces
y dame las llaves, ronroneemos
un poquito en el rellano, luego
vendrá lo de siempre, cabrona,
los celos, el de los globos de colores,
la noche que se apaga en tu ceniza.

Blues de Mika. "La feria llega a la ciudad y abandona el barco"

Pedía a su mamá algo de dinero
para bajar a la feria, era verano y la vida era
como era, el sol era como era
y pedía a mamá algo de dinero
para bajar a la feria.

Miraba por la ventana y los coches
pasaban juntitos, era verano y la vida era
como era, el sol era como era
y miraba por la ventan y los coches
pasaban juntitos.

No quitaba ojo a la vecina con su falda
roja y blanca, era verano y la vida era
como era, el sol era como era
y no quitaba ojo a la vecina con su falda
roja y blanca.

Qué se puede pedir si sangran las tuberías
y pierden agua las venas,
qué se puede pedir si se derriten los amores
y los hielos regalan sus guarradas gratuitas.

Pedía por favor otro sábado para bajar
a la feria, era verano y la vida
era como era, el sol era como era
y pedía por favor otro sábado para bajar
a la feria.

Solía deambular por el barrio si su humor
era bueno, era verano y la vida era
como era, el sol era como era
y solía deambula por el barrio si su humor
era bueno.

Qué se puede esperar de alguien que no llega
en la vida adecuada,
qué se puede dudar cuando la certeza
ilumina el pueblo con rojos y azules clandestinos.

Pensaba en cómo sería su mundo cuando creciera
y no vio a su madre, pero era verano, la vida era
como era, el sol era como era
y pensaba en cómo sería su mundo cuando creciera
lejos de las norias y el estiércol.

Canción de amor de Spencer y Mika, de "La feria llega a la ciudad y abandona el barco"

Miraban los neones y la suciedad de las carpas
y no veían el romanticismo,
apreciaban los padres que se fueron en los giros
y el olor a bragas sucias de gitanas,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

Miraban los neones con la perplejidad del que abusa
de los miembros abiertos,
de par en par, como se arranca el vello
de una muñeca que se adopta en una tómbola,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

Miraban los neones para poder ver el futuro
sin vísceras adscritas a una hembra fatal
con tatuajes, banderas blancas
del aullido de la juventud que se muere a oscuras,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

Miraban los neones para no descubrir lo que se intuye
con los primeros aullidos de un orgasmo,
no eran cobardes pero cerraban los ojos cuando
disparaban a los patos con el sexo en ventanilla,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

Miraban los neones y se juraban los amores que duran
hervores del iceberg que era sus nombres,
sus caricias bajo cero rozando las telas interiores
bordadas con flujos y cariños,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

Miraban los neones mientras se hacían mayores,
las pelotas de colores iban resultando lo siguiente,
los rizos y las pecas, el llanto en maletas de cuero
por tan solo dos cartones de aquél bingo,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

martes, 1 de noviembre de 2011

Canción de Spencer. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Se paseaba entre los descampados
buscaba flores marchitas
llamaba de pasada a las luces y certezas
buscaba flores marchitas
pero no las encontró.

Se miraba en el espejo en los descansos
buscaba flores marchitas,
comía un bocadillo de luces de neón
buscaba flores marchitas
pero no las encontró.

Si buscaba penitencias de amores siderales
encontraba alguna botella de ron,
era un chico de la calle en busca de la cajetilla
donde duerme la ficha del montón.

Se refería a los enigmas de la vida
buscando flores marchitas,
se agarraba a los aviones que marcaban el camino
buscaba flores marchitas,
pero no las encontró.

Spencer caminaba en descampados
de atracciones,
buscaba la frescura de alguna reacción.

domingo, 30 de octubre de 2011

La feria llega a una ciudad y abandona el barco. Tema principal

Son suspiros a vueltas con la vida, los olores
que trascienden las ventanas de otros lugares
conocidos, mecánicas sin teorías
de asideros para sobrevivir al centro sensorial
del ánimo, llegan a una ciudad y abandonan el barco.

Son arenas sin desierto, un calor de extremidades
mutiladas, sabes que hay niños que mecen
sus esfuerzos infantiles en aquellas luces que no cesan,
a veces es temeroso el deseo de un cielo
articulado, llegan a una ciudad y abandonan el barco.

Son mecenas de ilusiones futuristas y modernismo
decadente, el aceite contaminado que fríe espermas
en descampados, sexos rancios se intuyen
primero en los altares de un jolgorio asequible al desaliento
de los sueños, llegan a una ciudad y abandonan el barco.

Quieres ser de esa clase de desplazamientos sin retorno
en cada vuelta, una peca pelirroja con fundas
dentales de terciopelo, menos que nada, hay pasarelas
de un abultado cielo diminuto, la marcha
de tortillas aceitosas, llegan a una ciudad y abandonan el barco.

Llegan a una ciudad y abandonan el barco,
una chica de ciudad en los cuatro puertos cardinales,
algo de chistorra en carromatos, de la vida
queda el naufragio, los retales que los ayuntamientos
recolectan y reparten, llegan a una ciudad y abandonan el barco.

viernes, 28 de octubre de 2011

Inicio de París y alrededores

Era todos los mundos conocidos,
se tendía en el patio interior de nuestra casa
con los pechos desnudos,
los vencidos vecinos se asomaban
desde ventanas inexistentes y cambiaban
de postura a cada rato, las braguitas
en los tendales adelantaban las noticias
vespertinas, era todos los mundos
de nosotros los más jóvenes que salíamos
a paja diaria en busca de un poema
que lo iniciara todo. Era un mundo
desde el pubis hasta los confines
que definían sus labios de espera,
a veces mi madre me vio con las manos
acariciando las sobras de mis granos,
mis desazonadas muestras de supervivencia,
caricias de algo joven que se intuye
y de repente la luz evapora, dejando
al descubierto la realidad iconoclasta
que era entonces y era todos los mundos
conocidos su manera comercial
de vender su cuerpo con vistas a la calle,
la banda sonora, Los Secretos,
con dos pequeños poemas el mundo será mío,
el mundo conocido inexplorado.

Qué esperas que te diga

Alísate el pelo y ponte guapa,
demuestra que los tienes en la mano,
la liga y el anillo, el deseo y el aliento
a batallas perdidas, el rímel
que descara alcantarillas, esos labios
como señuelos en vísperas
de fiesta, que no digan que
no atraes en lo oscuro de los bares
y las barras de madera,
alísate el pelo y ponte la consigna
esa que la vida es el reflejo de versos
inacabados, y derrocha el desparpajo
en nuestra huída.

jueves, 27 de octubre de 2011

Días laborables

La sala no te reconoce entre el gentío
que sale a cuenta gotas, destilan
apenas un halo de belleza ante tus ojos
esos cuerpos deformes unos,
bellos otros y casi todos gritones
avisando cambios, y así
derriban los postes de la luz y del silencio
que no buscan. Algunos, querida mía,
los conoces, son ellos los que junto
a ti pasan las horas
y de vez en cuando fuman contigo
las cenizas de horizontes inalcanzables.
Ahora se vacían las pestañas a lo lejos
de unos ojos que son los míos,
quizá los tuyos junto a ellos, ya
notas el frío de la sala en ausencias
convertida, y mañana, dices,
los Dioses estarán a buen seguro
doblando la esquina, y te haces el moño
de la mañana, despiertas de repente,
te vuelves despistada y ya te has ido.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Raro

Como los almíbares de los dulces
hoy habito estas veredas,
las que distinguen encrucijadas olorosas
entre sales y picantes cimas,
sentado en una mesa arrinconada al canto
de los pupilos sin pupitres.
Como todo lo que cae sin detenerse
a vueltas con la vida.

martes, 25 de octubre de 2011

Los trenes.

Los trenes desembocan en un río de chispas y relojes,
los trenes aspiran a ser la oscuridad sin pasajeros,
los trenes lloran lágrimas de estaño y envejecen,
los trenes son las hogueras en descampados de pobreza,
los trenes determinan el paso de los días,
los trenes de la noche jamás alcanzan las luces de las mañanas,
los trenes son poetas que escriben espumas y bandejas,
los trenes son bailarines en salones de fin de año,
los trenes lo pueden todo y se duermen en los sillones,
los trenes que imagino son capaces de pronunciar tu nombre,
los trenes del desamparo y el escalón que llega a ninguna parte,
los trenes aconsejan el barranco y la distancia,
los trenes que conozco pasan de largo sin conciencia,
poniendo a salvo la dignidad que ya perdieron.

lunes, 24 de octubre de 2011

Los trenes son la chica que se aparta
las chancletas que aspiran a la orilla
lo que pierde en la derrota una carta
el juego donde no encuentra casilla

la estación de paso que ya se harta
de las prisas. El tren la comidilla
es de aludes de cantos cuando parta
uno de esos que dices tú que chilla.

El tren, te digo, se pierde en los besos
de una vía, desvirga marejadas
que huelen lo peludo de las idas

y venidas de manos despejadas
de paisajes, el tren de las pedidas
que todo el mundo vende por dos pesos.

No estaremos - Epílogo rebelde

Cierto es,
no estaremos cuando la gloria
se vaya desvaneciendo,
ni cuando la lluvia parezca perenne

y el vaho empañe el ánimo.

Aunque acaso en algún rincón,
agazapado,
quede algún recuerdo

de infancia luminosa
prendido con la dicha

de aquellas sonrisas generosas.

Búscanos...
...¡que sí estaremos!
FELIX VERA en referencia a "No estaremos cuando tú no estés"

domingo, 23 de octubre de 2011

No estaremos cuando tú no estés

A Gloria

No estaremos,
en pesebres que tendrán algo de nosotros,
no estaremos,
no estaremos para ver el roce de otras hojas
sobre el suelo, no estaremos,
no estaremos en ese momento dulce,
cuando se despierta de algo y pesa
el pasado sin saberlo,
no estaremos, no, no estaremos
en la encrucijada entre sábanas y sudores
extraños, no estaremos en la fiesta
que ya termina, pero no termina, no estaremos
en otros versos, no estaremos, tampoco
charlando se nos encontrará
pero sí a estíos y primaveras rezongonas,
no estaremos, no estaremos, no estaremos
cuando ellos nos llamen, vociferen con ecos
de entrepiernas y flujos decadentes,
no estaremos en esos gritos de plegaria
que a buen seguro el viento se llevará
a zarpazos, porque no estaremos cuando todo
se venza y cristalice
en amores de época, en breves notas de otras vidas
pasajeras sin vagones.

sábado, 22 de octubre de 2011

Nana

No des la vuelta a la manzana si hace frío

y es la lluvia la que dibuja la mañana.

No la des si debes cuentas pendientes

al ocaso de estos afectos que perduran,

no des la vuelta a la manzana si acaso

no distingues el día que se ha ido

del que ha de vislumbrarse,

no la des ahora que importa suficiente

la canción de cuna abandonada.

viernes, 21 de octubre de 2011

Ahora, de repente, te olvidas

Para Alvaro García

Ahora te olvidas de lo costoso que resultó
reconocer que no había victoria,
ahora te olvidas de todos esos años
de búsqueda en barrios oscuros, yo recuerdo,
ahora te olvidas de que fueron ellos
los que dejaron cerrada la puerta,
ahora te olvidas de las anécdotas divertidas
porque dices que no es prudente,
ahora te olvidas de que Dios era una quimera
y el final de un sueño,
ahora te olvidas de los que te acompañaron
cuando la pista se perdía y no había manera
de distinguir pecas de espinillas,
ahora te olvidas de alguno de nosotros que crecimos
y dejamos el camino donde estaba.

jueves, 20 de octubre de 2011

Masterpiece

Déjame que escriba mi obra maestra,
la que recorre a tientas los canales del deseo,
la expuesta en las salas del centro
de la ciudad, que no hay carnet de estudiante
que abarate la entrada,
la muestra en callejones que pasan de largo
pero quedan, déjame la obra maestra
mía que la arregle con algún achuchón
a destiempo, con el escalofrío en tus senos
y en mi glande, si quieres falsifica
y hazte rico con las sobras, déjame así todo
el pedacito de gloria que luce en este lienzo,
aquí mi obra maestra, después,
los versos que siempre espero y no terminan.

Con saliva

Hoy se cansan hasta los pájaros
y cantan los fondistas, se lamen
las piedras y se apedrean las heridas
con saliva.
Hoy es un buen momento para que grapen
las hojas los bolígrafos y escriban
tu nombre las grapadoras.
Y más si te apuras,
mira por las ventanas y dime
que los percheros no me reconocen
cuando cuelgo mis aprensiones
en los abrigos.
Debe de ser el invierno quien rebota
con violencia
en el muro de ladrillos de este juguete
desmontable al que llamas vida
y respira a cuentagotas.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Caso cerrado

¿Qué hubieras hecho si la distancia no existiera
entre nosotros y el tren de medianoche
dejara claro que siempre prefirió
el día?
¿Qué hubieras pensado si los días que pasaron
despacio en realidad se detenían
en las fuentes de la edad que estaban
tan lejanas?
¿Qué hubieras pensado de todo aquello
que no buscaba la belleza sino la delicada
aurora de adioses vestidos de fiesta
que ya termina?
¿Y qué hay de ti en todas los estíos matasellados
en postales que se follan a los buzones
sin nostalgias estúpidas que siempre
regala Septiembre?
¿Qué de todo eso no consigues dejar de lado,
no consigues de un barco matar las aguas,
qué de todo duerme en nuestra cama sobando
las almohadas los domingos?

martes, 18 de octubre de 2011

De pasada ya no vale.

De pasada uno se quita los calcetines cuando
llega a casa, sin rechistar dobla la ropa sobre
la cama, se tiende en el sofá y una lata
de cerveza o un cigarro hacen las veces de memoria,
si se tiene perro, se le hace unas caricias
antes del inicio de la vigilia de la cena y los debates
televisivos. Tiempo hay suficiente se supone
para los recados que tiene uno que dejar cerrados
antes de que se acabe la semana.
A veces, de pasada, uno deja un pequeño hueco
en la butaca a fotografías antiguas, a los libros
de vida que no respiran apenas, a esos
cuadros iguales a otros miles de cuadros que
ha comprado en Ikea y que se agobian
en las irregularidades de la pared. Todo
aquello que de puntillas le pica en la entrepierna,
de pasada, como uno se quita los calcetines
cuando llega a casa.

Olvido

Se te olvidaron las llaves al salir del apartamento,
creo que nunca volviste.

lunes, 17 de octubre de 2011

Todos nosotros





Como los mártires, comparto circo con un León...
Como los místicos, la Gloria solo la intuyo...


Félix Castañar



Siempre existe un templo donde guarecerse,


donde uno puede ofrecer lo que uno es


y no cree aunque sepa que está ahí,


sí es cierto, querido amigo, que a veces


duele. Pero míranos, ahora llega un tren


con pasajeros, el vaho tras los cristales


y la madrugada que nos agota entre legañas,


también hay recuerdos


en esas primeras horas pero no te das cuenta.


o sí, ¡quién sabe!, puede que estén


observando las calenturas, o los biberones


en las cazuelas, y que los trenes no divisan


lo que espera te lo inventas tú,


yo creo, déjame intentarlo, que la imaginación


conquista los espacios reservados


en las distancias y con ellos mantendremos


a flote lo que habremos sido alguna vez


de pasada, todos nosotros.

viernes, 14 de octubre de 2011

Acoso

Yo no quiero que se acabe esto

de recordar y haber vivido,

prefiero la mandarina sin la piel

que habita entre mis dedos,

quiero, bien lo sabes, permanecer

en algo de tus ojos,

como buen náufrago diviso la isla

de los cocos y arroyos,

pero, ¡ves!, sigo desojando

la margarita en Nuevo México,

estoy borracho y no hay pétalos

más hechos a tu ausencia

que esas bromas que me provocan

una erección a media tarde,

y la conexión de banda ancha

no respira.

Insensato.

Dame un margen de una página en blanco para cambiar el mundo

Sin título

Levemente van amaneciendo automóviles
en esta rotonda iluminada, como una secuencia
de fotogramas uno se asoma a las ventanillas
de aires comprimidos, de ojos dormidos
que buscan en el trabajo atajos para la dicha.
Si te fijas, puedes tocar los sueños de los hombres
sin quemarte, sabes que no resulta fácil
la cura en el margen de las páginas en blanco.
Ahora te despiertas, posiblemente sigues
dormido pero el coche avanza y tú con
la ventanilla bajada decides tirar de nuevo los dados
y apostar a ganador,
como te enseñaron cuando no había nada que perder.

jueves, 13 de octubre de 2011

Consiste en algo que reside...

Consiste en algo que reside en un arbusto,

que deja de pensar cuando la gente pasa,

es algo así cercano a las pecas de una niña,

la panza de un animal de costumbres

que no encuentra su sitio,

se asemeja a la camiseta manchada de semen,

o a las braguitas de rojo intenso como

un cielo sin cariños,

algo de eso que depende de cualquiera pero

que termina, delicadamente

en tus marchitos brazos, como los guiones

de filmes de antes, en vías de extinción

que no encuentran sus trenes.

Cielo rojo.

Un día dejaron las batallas en una guerra perdida,
eran de oro y plata, de lujo y descubrimiento,
y pasaron los días bajo el cielo rojo que erosiona
el resto de colores, un día de esos
que deja de contar para los amigos y sucumbe
a otros encuentros.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Nadie de entre vosotros.

Nadie de entre vosotros lee lo que aquí se escribe,
si duermes dentro de una manzana, allá tú,
nadie de entre vosotros lee lo que aquí se vive,
si la intemperie duerme dentro de algún día
de esos que serán tuyos, allá tú.
Nadie de entre vosotros, es cierto, nadie de entre vosotros
se ha enterado de que Denver
ha muerto y aún respira.

Justificación de un pirómano.

En el día de las fuerzas armadas.

Me vendieron que el ejército era todos los árboles que protegen el bosque...

martes, 11 de octubre de 2011

Norte-Toulouse.

Los despertares duermen a la intemperie,

los sueños incumplidos dentro de una manzana.

Denver.

A JMF.


Suele ocurrir cuando menos te lo esperas,

de repente todo al revés se vuelve

y te crees un velero o incluso piensas

que las montañas son tuyas y eres capaz

de acariciar las cimas. A veces

parece que se hace tarde pero sigues

en el sitio de partida, serena y queda

a la espera de un tornado, o de una tarde luminosa

de Agosto, o simplemente de los lapiceros

de la adolescencia que han perdido

sus puntas. Suele ocurrir y sin embargo

sigues creyendo que eres la joven que frecuenta

otros distritos, hacia carreteras

secundarias que te cuentan lo que sigue

apenas está comenzando.

Será

Los profesores de inglés no entienden
que las clases terminan cuando todo comienza.

lunes, 10 de octubre de 2011

Escupiendo editoriales (XIII)

Hay fechas de pasada,
hay fechas colgadas de los árboles,
hay fechas sin sus arcos porque les falta la “l”,
hay fechas que odian los calendarios,
hay fechas como hay olvido o memoria,
hay fechas de colores vivos como el fuego,
hay fechas que son propiedad privada,
hay fechas en tinta,
hay fechas que marcan las hojas de los libros,
hay fechas que mueren antes de nacer,
hay fechas dulces como el azúcar,
hay fechas en los viajes de los ricos,
hay fechas en los viajes de los pobres ,
hay fechas bajo el cielo rojo y las erecciones
que no se recuerdan,
hay fechas que aspiran a flechas
con las que eliminar de una vez los días
estériles y dependientes.

jueves, 6 de octubre de 2011

Soltando Lastre


Subido al ring aprendí
cómo ganar un asalto
Al sonar la campana
he seguido golpeando

Loquillo

Siempre recurres a lo mismo,
al último golpe,
a la sangre en las entrañas,
a ver caído al contrincante
entre el barullo,
todo eso que es la poesía y que el portero
del cuadrilátero
confunde con la rosa,
las babas,
el romanticismo fuera de su siglo.

miércoles, 5 de octubre de 2011

La Dorada III (Revisión)

A Félix Vera
Hasta llegar a ese grito se ha de pasar
por muchos tramos, quizá pienses
que atrás se fue quedando, pero es mentira
en tus cada vez más desfallecidos recuerdos
que se agotan a trote.
Hasta llegar, digo, al grito, se han de encontrar
aún estaciones sin trenes, distancias
sin explicaciones y tierras extremeñas
que no quieren partir pero que en la borda
de algún barco se alejan por si acaso
todo es posible.
Y sabes que hasta llegar a ese grito no se
necesita un Pancho ni un barco sin agua zalamera,
sino una combinación de palabras
que evoquen a los otros que no conocieron
nuestra infancia salvo en borracheras
que se ocultan pero siempre están a la vista.
Y entonces hay Leones y Glorias, que buscan
en la arena lo que se va yendo, olisquean
las palabras haciendo suyas las certezas
del grito que nos entregó a lo que queda y esperamos,
“Chanquete ha muerto”.

Backstage

Hueles a colonia como los bosques huelen a cenizas
después de la tormenta, tu mánager espera
un lleno y en el estadio no cabe un alfiler,
supones afinadas las guitarras pero no suenan,
debe de ser la tormenta electrostática de los sentimientos
capaz de ensordecer la pasión del momento.
Te asomas entre los telones rojos y ves a chicas
semidesnudas tatuadas con la fiereza de sonrisas
roqueras. Te sientes parte de ellas pero hoy
las letras son tuyas, piensas en el dinero que ganarás
esta noche y te sientes salvaje por dentro,
piensas que verás cómo sonreirás si llega la ocasión
pero Andrés dejó España el verano pasado
y estás solo ante la multitud que sabe lo difícil
que es controlar el deseo de llegar a las metas
que uno se propone. Hueles a colonia y también
a futuro, las coristas te buscan con la mirada
y la fortaleza de tu idealismo empieza a dar sus
primeros pasos. Piensas que la poesía es más
metal pesado que la música, y buscarás entre
los acordes y las melodías una sola rima que lo explique todo.
Te presentan, adjetivos que exageran, ovación
cerrada, se abre el telón, tus músicos toman el escenario,
primeros acordes, tiras la colilla al suelo,
saludas con una reverencia por si llega esa ocasión
de otro pueblo, otro teatro, otra batalla perdida
que deseas.

martes, 4 de octubre de 2011

Badalona

Dónde uno encuentra en la amistad
la bandera perdida, supones de la dicha
lo justito en estos ríos revueltos
que no entendemos salvo cuando desembocamos
en un mar en calma. Dónde querido amigo
se encuentran las señas que reconocemos
nada más verlas, donde uno se vuelve
pequeño y por primera vez el olor
a eucalipto despierta los instintos juveniles
de entonces. Dónde uno encuentra
eso que se busca en el caminar cansado del que viaja
en horas punta, supongo que es temprano
para tanta pregunta incómoda, ¿cómo puedes
hacer que desaparezca lo perplejo
del momento, las hojas secas en pleno Junio,
el destiempo de las paredes
de este cuarto,
que buscan el clic clac del reloj de nuestros
estériles empeños.

Escupiendo editoriales (XIV)

Se rinden los poetas, los profesores de matemáticas,
las asistentas a domicilio, los camioneros
lejos de casa, se rinden los fluorescentes porque
saben que no alumbrarán para siempre,
se rinde el pescadero y los gendarmes en las calles,
también el ejecutivo con una boca femenina
en la polla, se rinde el ilusionista sin su pasado,
el que fabrica botellines de agua, se rinden
en la soledad las piedras abandonadas por la corriente,
se rinde el párroco en la sacristía, se rinde,
se rinde, se rinde el asesino mientras limpia la sangre,
el tonto del pueblo se rinde y el lenguaje de género,
se rinde el niño, se rinde el hombre que dejó
de ser niño, se rinde el que triunfa y el recolector
de manzanas, se rinden el escrito y la palabra,
los baños sucios en una madrugada de domingo
se rinden, se rinden los que no miran más allá
de algo imaginario, se rinden cuentas también
que se rinden igualmente, se rinde el que descubre
la plata imbécil de los días.

lunes, 3 de octubre de 2011

Escupiendo editoriales (XII)

Como los pequeños agujeros de la memoria
recuestas hoy tu cabeza sobre su hombro.
Se erizan los pelos de tus tobillos desnudos
al sol del verano. Erais los niños del barracón
de los ausentes, por supuestas muchas
calamidades dabais por hechas, la calamidad
de los pájaros en las ramas, la calamidad
igualmente cantarina de las toallas sobre
el césped mientras los patos campaban a sus anchas
por el lago de una ciudad que ya no existe.
No encuentras en estos versos la poesía
que le suponías, la grandeza de sus labios
tampoco aquí tienen su hueco. Y sin embargo
no sueltas la fotografía con los pantalones
cortos y las camisas de cuadros.
Si te apuras, puedo oler vuestros eructos
juveniles mezclados con las risotadas propias
de unos muchachos que empiezan
a distinguir la muerte entre las pieles tersas
y suaves del final de un verano.
Como los pequeños agujeros de la memoria
guardo esta instantánea por si al olvido
le da por llamar de nuevo a nuestra
puerta.

domingo, 2 de octubre de 2011

Los daños colaterales (I)

Hace un día caluroso, nos estamos abrasando

sin las luces de otras mañanas,

simplemente con el calor de una conversación

sobre Biedmas y sueños. Existe una

terraza tras la puerta, se ve la avenida

que atraviesa la ciudad desde su barandilla

plateada. Tu obsesión por los coches

y sus luces, distintas a las de otras mañanas,

quizá más preparadas para hacerte

cambiar de opinión, arruina nuestro

encuentro. Ese gesto habitual en ti

vuelve de nuevo a dejarme por unos momentos

vacío bajo un cielo que era nuestro.

Ese gesto digo, que se inicia con la cajetilla

de tabaco y termina

en el cenicero, con las colillas inservibles

representando un crematorio.

Tendrían que pasar años enteros

para que volvieras a fumar ante extraños,

pero eso vendría luego de lo otro,

esto es, del motor que arranca en el garaje,

del check-out en los hoteles

en el extranjero, de los despegues

y aterrizajes en vuelos de bajo coste,

de la billetera llena de dólares,

del valor que las putas de lujo dejaron

en tus fondos reservados, de todo lo

que tantas veces mereció algo

del esfuerzo de tus rimas.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Escupiendo editoriales (XI)

Escupiste editoriales en tu discurso de graduación
en un salón de actos
abarrotado de chaquetas de pana y caídas deficientes.
Después te despertaste en el calabozo,
suele pasar si la línea que pasas resulta que la marca
el discurso de las buenas intenciones.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Escupiendo editoriales (X)

Cuando me duele el estómago busco
las urgencias de los hospitales.
Cuando me molestan las muelas y los dientes
busco las farmacias de guardia de extrarradio.
Cuando me rabian los ojos
repaso la lista de los oftalmólogos privados.
Cuando me sangra el corazón
te busco entre poemas y sólo encuentro
páginas en blanco.

Escupiendo editoriales (IX)

Algún día seremos hilos telefónicos,
esos que mantienen erguida la cabeza,
hilos telefónicos de coches antiguos
y del sexo con el vaho y toda esa mierda,
hilos telefónicos con sonidos
tuneados como las pieles cambian al son de los tiempos.
Algún día seremos de todo
y silencio también, gotitas de hormonas
venidas abajo. Hilos telefónicos
con descuentos en las tarifas, fenómenos
extraños
anotando los nombres en los listines
digitales.