Cuando nació, sus padres estaban mirando tras las ventanas de un piso en una ciudad de provincias. No sabían muy bien hacia dónde dirigir la vista; las azoteas de los edificios colindantes, los hilos telefónicos entre postes de madera, los pequeños transeúntes rellenando las aceras de sueños y prisas. Apollon nació sin meter ruido, sin un sólo sollozo, simplemente apareció de la nada para rasurar con su sensibilidad lo que quedaba por contar.
Hace 9 años
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