Aunque siempre abundan los pesimistas ilustrados, rebosantes de fórmulas y cálculos aeródinamicos para justificar su adicción al fracaso. Siempre es más sencillo tachar de loco que arriesgarse a ser tildado de tal. En el fondo, el sentido común no es más que la sabiduría de los cobardes.
Aunque siempre abundan los pesimistas ilustrados, rebosantes de fórmulas y cálculos aeródinamicos para justificar su adicción al fracaso. Siempre es más sencillo tachar de loco que arriesgarse a ser tildado de tal. En el fondo, el sentido común no es más que la sabiduría de los cobardes.
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