Decenios huérfanos de un año
de días de pobres de remedios
contra la pérdida , otro
de sus años atropellado en
los servicios del hospital de provincias.
Pobre decenio en su tragedia,
con esa cesta de mimbre delimita
la libertad y la seguridad
de zonas alambradas. El pobre
decenio sin pródigos hijos
que acariciar mientras pasa el tiempo
ante sus ojos. Se morirán otros
que crecieron felices
entre sus senos delicados
y tersos como el tic tac del reloj
y las ruinas centenarias
cuando el recuerdo aprieta.
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