jueves, 12 de junio de 2008

Las vísceras de la memoria (I)

Tenemos la obligación de hacer las paces ahora que estamos a tiempo. De entregar los amuletos de la suerte. Tenemos la decencia de dejar la tinta en los tinteros, de mover la ficha en su momento, de gritar mentiras a los vientos. Tenemos la misión, ahora más que nunca, de cantar la hora del cierre, de recuperar cada memoria que nos queda, de no dejar morir los sueños. Tenemos, querido Denver, entre las manos las preguntas, en las postrimerías del alba las respuestas, y un largo camino por delante.

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