Hay rumores que siembran la duda,
que me sitúan fuera del polígono y cercano
a las vísceras, sobre mí se vierte
el sentido que hierve y es mentira.
Dicen que cuelgo los teléfonos, que no hay
hilo telefónico capaz de abrazar
la memoria nuestra, que decrece el deseo
de aviones que parten y plazas vacías,
hay rumores que se acaban ahogando en un río
sin sonrisa ni mueca en la desembocadura.
Que sepan que no dejé a un lado
la pistola en la nuca ni los pisos vacíos,
que busqué a Denver y a June en los rincones
de mi alma, que quise ser Apollon y no supe
marcar las cartas, que sepan que odio aún
y puedo hacerlo, que quiero aún y no declina,
que sepan que lo daría todo por una sonrisa
rusa que transmita una verdad inconfesable,
que sepan que las carreteras secundarias
mueren en este sueño, que no renuncié a la caricia
de una mano sin rostro, de desconocidos
esperé la siguiente parada, que sepan
que sueño y maldigo, que los delfines
ocupan lugares comunes a mi dicha, que sepan,
llega tarde la menopausia de mis ojos,
que ocurre de vez en cuando la revuelta
de mis escalofríos dormidos, que siento
pleno terror a la idea de estar solo,
que no hay soledad mayor que una June
en un descampado de afectos.
Que sepan que no me vendí en la contienda,
que hubo otros que dieron la paz
a los malvados, que sepan que rehuí el camino
transitado, que busqué espinas y encontré
algodón y Dylan, que husmeé en las basuras
de este sueño y pillé la lepra,
que sepan que nunca estuve en venta y así sigo,
que sepan , que sepan, que sepan
que los tiempos no se cambian con intenciones vacías,
que la pena se deja en casa
si a cambio las vueltas del planeta se resienten.
Hace 9 años
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