Fíjate en las hojitas de una oficina plagada de futuro
abono, de ciertos aires de eternidad
que ni tan siquiera se puede dibujar con una sonrisa
ni con las pecas que el verano nos cultiva.
Fíjate que el vacio rasga las paredes modulares,
no habrá una sola esperanza de triunfo
en el fragor de la batalla, es de lejos
una derrota anunciada en las cuentas corrientes,
trompetas de la muerte
y despachos que son sarcófagos intrahistóricos.
Fíjate que no estarás aquí, que no hay culo
en escalera que resucite lo que ahora parece
interminable.
Fíjate que todo pasa, que no hay lugar para
la carne y los tejidos, que no hay decentes
ofensivas a estos artes que no se reconocen
en mis ojos.
Fíjate en estos leves abandonos de los días que pasan.
Hace 9 años
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