Ya no avisan los versos cuando explotan
ni los lamentos se visten de guerra
apenas los sueños si acaso flotan
la pesadilla sabe lo que entierra.
Concreta el inocente mientras potan
enfermos en letrinas como perras
las directrices dulces que se embotan,
y latas, y las puertas que tú cierras.
Desprendes de la boca cierto aliento
que da por el saco oler mientras gira
el tiovivo de todas las verdades.
¡Que bailes, maldito! si es que admira
el raro del cariño siempre lento
los restos de tantas calamidades.
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