Mika se agarró a los versos de un poema y se quemó
las manos.
Spencer decidió pintar la realidad con témperas gastadas
y encontró su obra maestra.
Buscaron refugio contra la tormenta venida a menos
y se “calaron” hasta los huesos.
Mika y Spencer soñaron con la sobra de Apollon
y se despertaron sudando.
Dejaron la plata de los días en los carromatos y el silencio
de otra ciudad de oro devaluada.
Hay señales que indican que siempre se suelta lastre
en las ausencias que se acaban.
Hace 9 años
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