A Fernando Llorente Haya.
Mamá decía que no creía en un mañana
si tenía que llegar, tuvimos en
la espera la esperanza
de que estuviera equivocada, de que todo
fuera mentira, de que simplemente
el rencor contaminara
la frase, sus ojos desperdigados
por las moquetas de moteles
de las afueras. Hoy estoy
junto a ti, con tus bragas en mis
rodillas y tu boca mordisqueando
mis muslos, y me acuerdo
de mi madre, de ese día extraño
cuando llegaban las caravanas y la
luz de otra manera, de cómo
mientras rebanaba el pan en la cocina
miraba por las ventanas
y susurraba que no creía en un mañana
si tenía que llegar, me acuerdo
de repente, entre mordisco y caricia,
al son de tu pelo recogido,
mientras excitada sobre mí me pasas
el cigarro, y esperamos
en el catre por si todo resultaba
ser mentira.
Hace 9 años
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