Las tumbonas son para veranos de lluvia,
los chiringuitos en los Agostos han
de cerrar sus puertas, luego viene el largo estío
si lo dejan, en filas interminables de abominaciones
de vías que te llevan a ninguna parte,
los ríos de las ciudades son los edificios dormidos,
como el peluche desgastado por las babas y el sobe
claudican ante el tiempo, que levemente,
apaga las ventanas sin persianas que siempre
aspiran al paso de la luz que hoy contemplas.
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