La foto del gorila y el guarda
forestal me ha dejado un poco aplanado. Los abandonos tienen muchas caras. El
gorila abraza al funcionario con la tristeza de saberse solo entre la maleza.
La foto demuestra que no hay necesidades asociadas a la especie para buscar
refugio, que la tormenta cala a todos por igual, que el cabello se seca cuando
el diluvio pasa. Sentado en la terraza, mientras el ruso y la negra duermen en
su cuarto, un escalofrío me ha dejado a la intemperie. Los tomates van
creciendo despacio, siguen verdes pero verde esta también el despertar del día,
aunque nos quieran engañar diciéndonos que hay una marea azul en esta Semana
Grande capitalina.
La foto del gorila y el guarda
forestal es otro desperdicio que mi síndrome de Diógenes no me deja sacar de
mis vísceras. Día de sol y fiesta de ricos es lo que hoy nos espera. Algún
fuego entre la maleza y quién sabe si quizá las buenas intenciones puedan
existir por estos lares.
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