Antes de la lluvia solíamos pasear por las calles más
luminosas de la ciudad. Cuando se intuían las primeras nubes a lo lejos nos
acercábamos a los puestos de helados. El parque recuerdo que estaba casi
desierto, era una tarde de verano y hacía frío. El heladero decía piropos
cariñosos a los niños. La cantinela de las monedas sonaba en mi bolsillo y antes
de la lluvia el dinero y los recuerdos, de repente.
Hace 9 años
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