Es ridícula la fibra sensible de los ladrillos desechos,
la vida eterna a la que aspira una ventana,
los marcos de las puertas que temen a la muerte
ya no son lo que eran.
… y esas arrolladoras desmesuras de tus ojos en la noche…
fijando cimientos que invitan al sosiego.
Hace 9 años
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