Hay un aire extraño en las amistades de siempre,
como sopla un muchacho las velas de una tarta,
algo que se parece al final de un cumpleaños
arrasado por serpentinas y sudores infantiles.
A veces suelen traer sensaciones placenteras
como un frío a media tarde invertebrado,
como un cañón buscando la batalla,
como parece que se comen a puñados los sueños.
Los diarios a la intemperie trasladan vidas
que se despeñan desde balconadas de caricias
y hay recortes de bomberos.
El tránsito hacia los tiempos venideros ya ha pasado,
igual que la medialuna en un banquete no aspira
a un cielo, pero suelen los míos acariciar
mi mano por un rato y que todo está en su sitio
me susurran. Hay sin embargo aire extraño
en las tuberías de ventilación de los desiertos,
como sopla un muchacho las velas de una tarta
el hombre del tiempo cierra la programación
a altas horas de la madrugada.
Hace 9 años
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