A Sergio.
Suenas todas las tonadas de un océano desperezado
entre las sábanas de un delfín de fósforo.
Derroteros de una mañana sin horas entre el cemento
de unos brazos en plásticos abrazados, como puede
el hombre ahora y siempre dormir a la intemperie
de un sueño. Si hay teclas de sollozos de colores
déjame que suene el do, el re, el sol de los ausentes,
el temprano café de una madrugada que resultó
ser de alguien que siempre odiaba las luces
que no cesan. Son femeninos o masculinos
los brotes de alergia ahora que no llueve, que secos
se quedan las hojitas de mi hijo, o las guarderías
sin paredes ni ventanas. Se despeña la botella
de agua mineral entre barrotes que lo ocultan
todo, pero es sed lo que ahora veo y los ecos,
y las muertes, y el romanticismo culo contra culo,
senos deformes amamantando trocitos de cristal
desperdigados, las aceras están sucias y no hay barrenderos
capaces de ocultar las estrellas en los charcos.
Y te resulta extraño que odie a los animales y ladre
como un perro, que acaricie las patitas de Lytton y recueste
mi barba de tres días en los marcos de las puertas.
Y resulta también que no hay guerra capaz de defender
una frontera de la carne, ni desaparición que no exceda
del tiempo establecido. Todo eso de un viaje interminable
ya se acaba, todo eso de las botas
entre el barro va tocando la campana de un iglesia,
y hay escalofrío y también belleza, y también el musgo
entre los dientes de las ranas, hay en serio todo eso que
un día resultó lo único. Como carretas sin ruedas
se marcan los caminos, suelen las fondas alumbrar
con rabia los arcenes clandestinos del fuego de una hoguera,
el fuego de un vaso vacío, hay flores del mal
sin tiestos en las terrazas. Resulta igualmente extraño
el vuelo de la baba, el buceo de la sangre y el naturalismo
de los libros que dan asco.
Podríamos seguir con esta descripción de este amor que no declina,
de un nuevo mundo ante tus ojos,
como los rejos y las hayas, como los robles en un bosque
de peleas por el verso y el acento.
Resulta todo aquello que se fue quedando entre papeles,
océanos de espermas y pieles resecas por el uso,
baladas entre penumbras que roban los brillos de la noche.
Hace 9 años
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