Se tiende la mano igual que el tráfico de madrugada va conquistando los accesos a los puestos de trabajo. Con la pausa que desafía a los lugares sagrados del silencio. Se tiende sin gesto alguno de intención, simplemente a oscuras con las luces de los focos y los bichitos que se estrellan en los cristales y carrocerías.
Se tiende la mano con los nudillos desgastados, sucias las uñas y la línea de la vida cercana a la especulación de los periódicos.
Se tiende igual que el demagogo al sol, con las gafas puestas y la sonrisa desagradable en el regazo.
Se tiende la mano con los nudillos desgastados, sucias las uñas y la línea de la vida cercana a la especulación de los periódicos.
Se tiende igual que el demagogo al sol, con las gafas puestas y la sonrisa desagradable en el regazo.
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ResponderEliminarSe tiende la mano, muchas veces, como un gesto bastardo y apátrida, cuando lo que desearíamos es ofrecer los brazos o soltar el puño.
ResponderEliminarSe tiende la mano, en última instancia, porque no sabemos qué otra cosa hacer o por mera rutina.