Como dos corderos degollados intentaron los poemas,
intentaron la rima y la prosa para
poder comprender el mundo, la vida de otros
que no era la suya. Se desangraban entre hojas
escritas y litros de cerveza.
Se dedicaban textos como malditos escritores
que pasaron a la Historia. Se sabían hombres
y mujeres, pero eran niños con los años
vencidos. Apenas el aliento era sostenible
entre esos ojos esbeltos y esos cuerpos
luminosos. Se decían así mismos artistas
adolescentes mientras buscaban la oscuridad
de los bares y primeros auxilios.
Intentaron los poemas como el que espera
el tumor definitivo, creciendo decididos
a no dejar en el camino
lo que queda.
Hace 9 años
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