Muérete de asco en la cuneta, pero mira al cielo y dime si
dicen la verdad los agoreros. Ponte triste mientras las nubes encapotan las
estrellas, pero dime si los nubarrones de esos hijos de puta que generan
números son capaces de oscurecer nuestras ganas de cambiarlo todo. Patalea en el preciso momento en el que los
señores de la guerra justifican esta penuria, pero mira nuestras manos y dime
que son suficientes para amasar la fortuna de estos sueños. Ve cavando la fosa
por si no hay mañana cada vez que los números no cuadran y las barbaridades se
siguen mostrando en los periódicos, pero a la vez dime si los besos en la noche
te siguen erizando el vello sobre la tela de estas huellas que nos llevan por
caminos que hemos elegido. Saca las armas del armario y compra balas ahora que
nos roban el futuro, pero mira este refugio contra la tormenta y dime si de
verdad estás dispuesta. Dime si en realidad estás dispuesta a arrodillarte ante
sus botas embarradas aunque las disimulen con dólares y euros. Si en realidad
podemos iniciar la batalla sin aliados y nuestros hijos puedan crecer con el
orgullo intacto por unos padres que lo intentaron. Dime, de verdad, si rendirse
ante este espejismo que trae el hambre y la ideología de los tiempos pasados es
una opción que contemplamos. Ahora te entrego estos libros, estos discos que
las radios no divulgan, estas palabras que casi nadie conoce, dime si con esto
no podemos besarnos sin sentirnos culpables, sin tener que mirar a escondidas
la belleza de este parque, de este pelo, de estas montañas insensibles a
desviaciones económicas, dime si el aeropuerto alguna vez fue tan hermoso.
Hace 9 años
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