Te imaginas en un tren a la intemperie, sin techo con
bombillas, en tu rostro el viento golpeándote con gracia, el desierto a lo
lejos, el camarero pasando frío con las langostas en la bandeja con ruedas.
Otro camarero va ofreciendo vinos
selectos y botellas de licores imposibles. Las damas visten preciosos vestidos
que llegan hasta los zapatos. En sus cabezas hay sombreros con perlas y
diamantes de colores. Los caballeros leen en el coche-bar los periódicos del
día delante de una copa de bebida para hombres. Las mascotas en sus jaulas
esperan llegar al destino, algo mareados. El taquillero pide los billetes y los
agujerea disfrutando del momento. Buscas a tu chica zarandeado por las
envestidas del viento, los días de gloria y lujo del que sueña entre basuras.
Hace 9 años
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