jueves, 23 de octubre de 2008

Apollon (II)

Apollon era un nómada moderno. Solía habitar apartamentos con paredes vírgenes y moquetas en desuso. Los buscaba cerca de los parques, céntricos y habituados a los olores de los recuerdos que adornan los nombres del presente. Enseguida, con su equilibrio vital acorde a su culo inquieto, buscaba muebles en los mercados de segunda mano. Muebles que traían consigo conversaciones de otros tiempos, reflejos de caras que el paso de las estaciones se lleva con ese silencio tan característico, agujeritos de chinchetas que anclaban las vidas de los otros en sus paseos diarios por los pasillos.

Apollon era un nómada moderno, porque sabía distinguir los pasos que quedan marcados en las alfombras para siempre de aquellos que se esfuman en las mudanzas de los grandes extrarradios.

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