jueves, 9 de octubre de 2008

June (V)

Ese día cogió las maletas, las rellenó de fotografías y ropa íntima y con cuidado cerró la puerta tras de sí. No miró lo que dejaba atrás, quiso evitar el reproche de las cucharas, de los cuadros, de las butacas conquistadas por el salitre de las afueras. Encaró las primeras manzanas del barrio y se juró que sería fiel a la huida. En la tienda marcó las cartas de la partida que estaba a punto de jugar. Vio pasar el tren fuera de las botellas de cerveza de esas tardes de verano. Se arrimó cuanto pudo a las vías y se quedó dormida un momento. Siguió su marcha en silencio, con paso firme, decidido, persiguiendo la estela que deja el ir quemando etapas. Una armónica anunciaba algo nuevo. Las montañas a lo lejos son la dignidad de cada huella. La rendición de su sonrisa presagia tan sólo un billete de ida.


Ese día cogió las maletas y todas las naves del polígono gritaron a los cuatro vientos su nombre.



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