lunes, 29 de noviembre de 2010

Intrahistoria (II). Datos sobre Denver

Denver Aartivich Volov nace en Bryask el 20 de noviembre de 1910. Pasa su infancia en el núcleo familiar de una pareja de moscovitas; Aart Ivanov Volov y Ellen Dimitrivich Russel. Siendo como era una familia de clase trabajadora, sus padres le inculcaron la excelencia de la literatura como arma para entender la vida y el mundo. A los dieciocho años ya había publicado sus primeros escritos en diversas revistas de su ciudad natal. Estudia en los años siguientes Lengua y Literatura Universal en la Universidad de Bryask, mientras se subvenciona las matrículas trabajando en talleres y almacenes. Conoce a June Leonova Talchi en la infancia, marcando dicho encuentro el resto de los años de su vida. En 1945 publica la obra cumbre de su carrera, titulada “Tolstoi revisado”, novela corta que le proporcionó el reconocimiento como escritor joven con más proyección por el gobierno ruso. En 1947 en una conferencia de prensa dirigida a los estudiantes de la Universidad, se declara Idealista literaria y existencialmente. Esta conferencia fue el inicio de una etapa de su vida que se cierra alrededor de 1975, caracterizada por el misterio de sus actividades y su activismo revolucionario a favor de causas diversas. Destaca su participación activa en el conflicto de Mendoza, una especie de simulación de un mundo ficticio (no hay demasiados detalles al respecto). Mendoza centra su preocupación por el compromiso en las obras que escribe, todas ellas marginales y apartadas de los circuitos literarios. Ejerce como profesor en centros clandestinos ajenos a los poderes vigentes de la época que le tocó vivir, dejando toda actividad didáctica en 1980. Apartado de la enseñanza, centra sus esfuerzos en declarar patrimonio de los escritos perdidos en la Historia su vida y la de sus coetáneos. Muere el día 1 de enero de 1999 en Bryask, sólo y amparado en el recuerdo de sus amigos y sobre todo de June.

Desde 1985, El Padre Voronko ha estado investigando la vida y obra de Denver, plagadas de lagunas y obras inéditas. Hasta ahora, un diario y un manojo de correspondencia han sido localizados y publicados en “Las vísceras de los polígonos industriales”.

Por último, reseñar que el Padre Voronko, durante muchos años fue el biógrafo oficial de Denver, aunque las reservas de éste último apenas dejaron puertas abiertas como para garantizar un estudio profundo y certero.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Intrahistoria (I)

Fue una época de diarios, de confidencias y de añicos de cualquier cosa. Fue también una época de amistad, de evolución y de coherencia. Tuvieron que pasar muchos años para que esos diarios fuesen descubiertos sobre la mesa, cuando realmente todos ellos comenzaron a entender y a encontrarse.

No es posible establecer una fecha, algún momento en la historia en donde todo salió a la luz. Lo que sí permanece es que todo salió a la luz. ¿Suficiente?

Volvamos a los diarios . Eran jóvenes con la cabeza en su sitio. Soñadores, desde luego; amantes de lo que no tenían, no hay duda; supervivientes de su tiempo, para nada. Realmente vivieron como entendieron su juventud, como interpretaron su adolescencia y como pudieron su madurez. Se quisieron, eso se puede ver claramente en los textos. Quererse es criticarse, como ellos hacían, pues buscaban la excelencia en sus amigos, en sus amantes, en la vida en sí misma. Y no miraban atrás, aunque todo lo que quedaba atrás veían. Si nos adentramos en los textos, en las reflexiones íntimas, en prácticamente todas las frases, pensamientos, referencias a sus coetáneos, reproches y dudas giran en torno a su núcleo afectivo construido en la escuela, en la poesía, en la añoranza y en la esperanza. Los diarios tan sólo invitan a esa interpretación. En el imprescindible devenir del tiempo se hacen mayores, y los diarios con ellos. Y se empieza a vislumbrar algo extraordinario, que no es otra cosa que las nociones de la muerte en sus poros, en sus amores y en sus afectos, a esa altura totalmente consagrados. No les es fácil hacerse viejos, maduros, certeros en sus predicciones, pero siendo un drama para casi todos ellos se vuelve a la vez hermosa la vejez que los textos no evitan.

¿Qué se quiere conseguir con esta pequeña glosa de un conjunto de intimidad impresa encontrada en el camino? Nada grandilocuente, desde luego, solamente la intención de contextualizar la lectura de los mismos, para su mejor aprovechamiento.

No quiero presumir de haber sido un buen amigo de alguno de ellos, pues las balas de mi recámara apenas sirven para fundirlas en el calor de una batalla. Espero que leyendo estos retales de pasado, puedas darte cuenta de lo más importante que en ellos se intuye: el idealismo mueve las vidas cuando el mundo se para.

Padre Voronko Klintsy

martes, 23 de noviembre de 2010

Horizonte Ceniza (XLIV)

La memoria se erosiona igual que una montaña e igual que una montaña siempre permanece.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Horizonte Ceniza (XLIII)

Todas las vías, incluso las de desarrollo, son construidas para que un tren exija sus paradas sin contemplaciones.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Horizonte Ceniza (XLII)

(La verdad)

La vida no es más que una semilla, vivirla una manzana.

martes, 16 de noviembre de 2010

Horizonte Ceniza (XLI)

La alegría en las distancias es lo mismo que la tristeza en las cercanías, ninguna entiende en absoluto de simetrías.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Reconstrucción (XX)

Se limita uno en las costumbres establecidas por los bien pensantes y decentes ciudadanos, los modelos de una sociedad que viste de negro de noche, y se encarga de tener la pajarita bien planchada durante el día, con sus ideas frescas y establecidas en los cánones de una época, con tintes progresistas y ánimo de reivindicación.
Se limita uno cuando es la duda la que se siembra desde, como dije antes, esos colectivos masivos de ciudadanos decentes y certeros. Haciendo pucheros apartado del resto y crucificando en sueños a todos los que muerden por lo correcto, se limita.
Se limita uno aún teniendo las cosas rematadamente claras, sabiendo que se quiere coger el camino hacia una bifurcación poco transitada pero que no se coge por un tema persecutorio.
Igual que se limita el río al llegar a su desembocadura, como el político de izquierdas o de derechas se limita a contar los crímenes de guerra como meros daños colaterales de un conflicto, como toda esa miseria que no aporta nada salvo limitar la libertad, paradójicamente, se limita.
Se limita uno pero sabe de sobra que las sendas más angostas conducen con delicadeza a otros horizontes aún no reconocidos.

martes, 9 de noviembre de 2010

Reconstrucción (XIX)

Se asimila la muerte de los seres queridos sin casi herramientas. Apenas se ha definido una estrategia, alguna metodología científica, esa enemistad que no se entiende deja el desamparo en un primer lugar que difícilmente se puede ocupar de nuevo.
Se asimila la muerte de los seres queridos sin los muertos presentes, esquivando los dardos del mundo al revés, llegando a la claridad del dolor que lo expone todo con sumo detalle, sin estridencias ni artificios, simplemente dejando de lado la hipocresía, las falsas esperanzas, en resumidas cuentas, es solitaria la contemplación del paisaje que aparece.
Se asimila la muerte con la cabeza fría, destrozado el cuerpo, ausente de entereza lo que viene.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Horizonte Ceniza (XLI)

Tránsito y memoria, la vida simplemente es.

Reconstrucción(XVIII)

Se abre un libro con las manos temblorosas, esperando simplemente que lo que viene a continuación sea algo doloroso, muy lejano de las verborreas interminables que puede uno encontrar en cualquier rincón de los vagones de un metro o junto a enciclopedias decorativas.

Se abre un libro oliendo sus lienzos caligráficos, esnifando la tinta mientras uno se sirve una copa y enciende un cigarro en la soledad del estudio. Iniciático proceder de lectores que no buscan la aventura ni matar el tiempo, moribunda costumbre que siempre busca las respuestas imperecederas.

Se abre un libro junto al sexo oral, en busca de la víscera, de los tocamientos impuros, del escalofrío, del aburrimiento necesario, sin querer dar con la clave de lo que no se puede explicar, se abre un libro.

Se abre un libro con el único ánimo de encontrar lo verdadero, lo irreverente, lo que duele y quema, lo que hace desmoronar el pensamiento único, lo que aterra a las gentes decentes, lo que decentemente entierra lo que no hace falta. De buenas a primeras, jugándose uno la vida, se abre un libro.

Se abre un libro sabiendo que después de su lectura, uno no será capaz de volver todo el camino recorrido.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Horizonte Ceniza (XL)

No hay aperitivos más amargos que los que saben a dinero.

Reconstrucción (XVII)

Se baña uno desafiando las olas y los adioses, con la arrogancia suficiente para que nadie nos diga nada, haciendo esfuerzos, pues nada es fácil, por encontrar alguna concha, algún vestigio de miles de años pasados. Con la entereza del que que sobrevive uno se baña.

Se baña uno fijando sus esfuerzos en el barco lejano, sin apenas dudar del éxito de la campaña, aunque el estilo no sea el más perfecto, aunque los silbidos de las gaviotas no entonen melodías, así se baña uno.

Se baña uno con la impertinencia debajo del bañador, para desefundar con desespero la calma salada de los mares que se encuentran al fondo de un escritorio, de una palmera, de una sombrilla.

Se baña uno y seguidamente se desnuda ante los sorprendidos ojos de los turistas.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Reconstrucción (XVI)

Se pasea desde la atalaya, esto es, sin mirar hacia abajo mirando hacia abajo, sin fijar la vista en las miradas mientras fijas la vista en las miradas, sin hacer caso a los semáforos haciendo caso a los semáforos.

Se pasea calculando la distancia sin calcular la distancia, danzando músicas tribales sin que nadie se entere, ajustando la curiosidad en las ventanas encendidas sin ser curioso. De esta manera se pasea.

Se pasea en medio de la noche cuando es de día, a plena luz del sol cuando es de noche, recordando los carteles publicitarios sin recordarlos, malviviendo las horas en el deleite del avance hacia el destino.

Se pasea siendo certero cuando la puntería te abandona.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Horizonte Ceniza (XXXIX)

La conciencia de la propia mortalidad de uno cobra forma cuando alguien que parte en sus mismas condiciones muere.

Reconstrucción (XV)

Se contempla sin el ánimo de querer encontrar las respuestas que en algún lugar se esconden. Desde los principios que no han de regir los actos ni las conclusiones. Fijándose en los paisajes hasta en el mínimo detalle, se contempla.

Se contempla como plagas que se extienden en los años, con ese peculiar rastro de lo que uno ve, para poder ser seguidos por todo aquél que quiere algo de emoción entre el pragmatismo imperante. Sin ese olvido tan característico del marchitar de las hojas cuando se aproximan al otoño, se contempla.

Se contempla con la experiencia del artista que quiso pasar a la historia y sólo pudo quedarse con los detalles del viaje.