jueves, 24 de diciembre de 2009

Horizonte Ceniza (XXVII)

La sociedad de las comunicaciones y la información es una simple cortina de humo confeccionada para esconder y enterrar la realidad.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Horizonre Ceniza (XXVI)

Sólo la revolución acumula cenizas capaces de alcanzar el horizonte.

martes, 3 de noviembre de 2009

Horizonte Ceniza (XXV)

Los trenes son capaces de llegar a las estaciones. También lo son de partir , pero nunca conseguirán aprender a despedirse.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Apollon (VII)

Un buen día decidió que era suficiente. Demasiadas ciudades por conocer, demasiados aviones en pistas condenadas a terminar en los cielos, demasiadas despedidas. Para Apollon había pasado la mitad de su vida y sólo había recaudado la mirada de June en la lejanía. No pensaba volver a escribir una carta, ni tan siquiera a comprar un sello que equipara la distancia a un coste insignificante. No más pastillas para intentar comprender todo lo que le rodeaba. Quería a Denver, por eso decidió dejarle en el andén de la primera estación que encontró. No soportaba el peso del cariño cuando pensaba en emprender su primer viaje de ida.



viernes, 30 de octubre de 2009

Horizonte ceniza (XXIV)

¿Qué tienen las farolas de los paseos para ser capaces de ofender al horizonte con su mirada?

sábado, 24 de octubre de 2009

Horizonte Ceniza (XXIII)

Se trata de aprender a aparcar un coche sin frenos. A la vida me refiero.

jueves, 15 de octubre de 2009

Horizonte Ceniza (XXII)

Conservar la memoria es lo mismo que los descarrilamientos de los trenes en la noche.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Horizonte Ceniza (XXI)

Los trenes por miedo tienden a dejarse llevar.

jueves, 8 de octubre de 2009

Horizonte Ceniza (XX)

Deja las estaciones donde las encontraste, no trates de desviar las vías, siéntate en primera y contempla el paisaje, pues es la única manera de hacer que todo esté empezando.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Denver (XII)

Se dice que todo lo que alguna vez se fue monta un circo en algún lugar lejano y comienza un nuevo espectáculo. Con esa frase categórica Denver reconoció su nueva visión del mundo. Dejó en el estrado los bártulos que cargaba desde hacía muchos años. Cuando le entregaron el diploma pensó en un circo, en una vida que se perdía en las fronteras deshabitadas. Quiso iniciar su discurso que apenas había preparado. Sin embargo pensó en la distancia, en los cometas y en las pequeñas señales que la vida a veces entrega. E inició un recorrido de miradas ocres, miradas que se entorpecían entre sí, se hacían daño, se mostraban inquietas e irreconocibles. Todo eso mezclado con una tarde plomiza del estío le permitió hacerse un hueco en el abandono general y olvidar por un momento su paso a la Historia. Denver esperaba un espectáculo muy lejos de la sala y se encontró de bruces con la verdadera realidad de lo imperecedero.


miércoles, 9 de septiembre de 2009

Horizonte Ceniza (XIX)

Los tiempos cambian pero el paso de los años irremediablemente no.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Horizonte Ceniza (XVIII)

Esta mierda de sociedad que progresa ha de tener sus propias sobras, igual que la comida de un día para otro refuerza el concepto de reciclaje y supervivencia.

miércoles, 15 de julio de 2009

June (X)

Tendrían que pasar muchos años para que June diera realmente valor a sus años en Mendoza. Todo lo que allí aconteció se erigió como la punta de un iceberg que acabaría anegando el resto de su vida. No era amiga de la violencia, ni tan siquiera de infringir dolor aunque estuviera justificado. Pero en esos tiempos todo tenía su razón, su puesta de largo sin ningún tipo de compromiso. June sabía que eran momentos claves y así los interpretó. Cierto que rodaron cabezas, que hubo humillaciones y el sufrimiento impregnó las luces del alba. Y si Dylan estuvo presente en algún momento nadie supo realmente la razón.


June conoció a Denver realmente cuando ocuparon su vivienda en Mendoza. También conoció los entresijos del caminar cansado con los que se escribe la Historia. En definitiva, Mendoza fue la encrucijada necesaria para poder continuar por el camino que se suponía.



sábado, 11 de julio de 2009

Horizonte Ceniza (XVII)

Sólo se desgastan los años si se abandonan en el recuerdo equivocado.

martes, 7 de julio de 2009

Denver (XI)

La primera vez que se tragó una espina tenía diez años. Y fue la primera vez que pensó en la dureza que le depararían los años y en los dolores de garganta venideros. Ellen le cogió por los hombros y le consoló ante el dolor que experimentaba. Intentaron extraer la espina sin éxito. Aart decidió salir en busca del médico y al rato llegó con su maletín de terciopelo y su aire de ídolo de masas.

Pasarían los años pero Denver mantuvo la entereza en cada nuevo plato de pescado que le servían en los restaurantes y banquetes. Desconfiado, diseccionaba los lomos de los peces cocinados como queriendo encontrar en ellos lo que más adelante su amigo Apollon le contaría sobre lo desconocido. Eso que existe mucho más allá de las últimas palabras.


jueves, 25 de junio de 2009

Horizonte Ceniza (XVI)

Sólo cuando eres capaz de contemplar la infancia desheredada entre las olas de la orilla del mar es cuando quizás aciertes a descubrir las cartas de la vida.

jueves, 18 de junio de 2009

June (IX)

Las manos las tenía entrelazadas cuando algo inquietaba el ambiente.En la infancia era incapaz de separarlas, en la adolescencia obtuvo el valor de mirárselas y en los últimos tramos de su vida sus manos iban a su aire. Ella suponía que no dejaba de ser curiosa la manera en que las cosas pasan, igual que los deditos marginados de las manos intuyen los peligros de la carne. De pequeña pensaba que los dedos eran elementos mágicos, pequeños consejeros invisibles de la vida. Cuando los años se fueron quedando en el camino June sabía que los dedos eran oráculos cercanos a las vidas de otros. June y su destreza ante las estaciones hicieron de la senda la seña de identidad de los ceros a la izquierda. Y sus manos eran las guías hacia apenas ningún lugar.

jueves, 4 de junio de 2009

Horizonte Ceniza (XV)

Todos los errores del pasado no tienen que ver con el pasado.

viernes, 29 de mayo de 2009

Horizonte Ceniza (XIV)

Un tren que deja la estación te susurra al oído que no sólo los muertos envejecen.

jueves, 28 de mayo de 2009

June (VIII)

Cuando era una niña conoció cómo respiran las avenidas de las grandes ciudades; su resuello, sus suspiros, sus gritos desesperados y sus carcajadas de júbilo. Intentaba establecer algún tipo de conversación con ellas, sin conseguirlo. Se fijaba mucho en la manera en que los transeúntes acariciaban con sus pies las aceras, los bordillos, las alcantarillas. No entendía que las avenidas no se quejaran. June era una niña extraña que quiso conquistar lo imposible cuando sólo se podía alcanzar lo conocido.


viernes, 22 de mayo de 2009

Horizonte Ceniza (XIII)

Cada vez que uno ve partir un tren plantado en el anden de una estación, amplía la banda sonora de su vida.

jueves, 21 de mayo de 2009

Apollon (VI)

Cuando nació, sus padres estaban mirando tras las ventanas de un piso en una ciudad de provincias. No sabían muy bien hacia dónde dirigir la vista; las azoteas de los edificios colindantes, los hilos telefónicos entre postes de madera, los pequeños transeúntes rellenando las aceras de sueños y prisas. Apollon nació sin meter ruido, sin un sólo sollozo, simplemente apareció de la nada para rasurar con su sensibilidad lo que quedaba por contar.

domingo, 17 de mayo de 2009

Horizonte ceniza (XII)

Cuando sueñas y recuerdas todos los detalles, te das cuenta de que vivir es otra cosa diferente a la que te contaron.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Denver (X)

Dejó de creer en el amor que le vendieron cuando dobló la esquina de la calle principal. Era tal el vacío que sentía en su interior que no articulaba conversación alguna. Sus valores se dejaron llevar por la corriente de la memoria, del deseo y los excesos. Empezó a gritar en las playas del litoral y a maldecir cada una de las reglas aprendidas que resultaron ser mentiras. Tuvo que sobrevivir sentado en un neumático deshecho. Dejó de creer en todo cuando June apareció desnuda en la camilla del hospital.

viernes, 1 de mayo de 2009

Horizonte ceniza (XI)

Puedes intentar desaparecer de la faz de la tierra como si nunca hubieras existido, pero no podrás evitar que alguien te recuerde.





jueves, 26 de febrero de 2009

Horizonte ceniza (X)

Cuando te sientas cerca a las vías del tren, comprenderás que el viaje no acaba aquí, que siempre está empezando.





Denver y June (XI)

Se juraron que morirían juntos. Claro que la playa y el sol del mediodía animaban a esas manifestaciones categóricas. Pero cuando se lo dijeron parecía que no había nada más sobre la faz de la tierra. A lo lejos unos perros hacían hoyos en la arena de una playa que gritaba su nombre y se perdían sus palabras en la costa. June no era amiga de atarse para siempre y mucho menos de achacar los juramentos a despistes de verano. Denver sin embargo sostenía las manos de ella igual que la banda sonora de otros tiempos mantiene alerta la memoria. Si se miraron a los ojos nadie lo supo, ni siquiera ellos. Se juraron que morirían juntos en el mismo momento en que dejaron de besarse.

jueves, 19 de febrero de 2009

Horizonte ceniza (IX)

¿Dónde te encuentras ahora elegante Denver?.

Denver (IX)

Debían de ser poco más de las cinco de la tarde. Estaba ojeando despreocupado escritos de juventud y cartas de otros tiempos. Se preguntaba si esa caligrafía temblorosa y apenas inteligible alguna vez había nacido de entre sus manos. Pensaba qué hacer con todo ese material caduco, con esa memoria que no le parecía haber vivido. A veces Denver necesitaba mirar atrás para darse cuenta de que todo abismo que uno supera al final acaba apareciendo de nuevo. Debían de ser poco más de las cinco de la tarde cuando Denver apuró su cubalibre pensado en todas las paredes que contemplaron cada verso que ahora no entendía. Suele ocurrir que cuando se recita la vida, pensaba, no hay un sólo espectador dispuesto a ocupar los primeros asientos del anfiteatro.

jueves, 12 de febrero de 2009

Horizonte ceniza (VIII)

Sólo aquellos que forman parte del mundo de los ceros a la izquierda son capaces de construir un astro.

Apollon (V)

Alguien dijo una vez que follarse a la luna era la mejor manera de saldar las cuentas pendientes. Apollon deseaba con todas sus ganas eyacular en pleno cuarto menguante. Sin embargo se limitaba a mirarse en el espejo, descorchar una botella de vino y delimitar la distancia que le separaba de Ella. Apollon pensaba en June, mientras se masturbaba contemplando el cielo desde su terraza. Pesan demasiado los astros del pasado como para negarse a aceptar un cielo desierto de estrellas y satélites luminosos.

jueves, 5 de febrero de 2009

Horizonte ceniza (VII)

No hay guerras sin batallas, pero sí batallas sin guerras capaces de acabar con cualquier imperio.

June (VII))

Todas las noches, en la cocina, medía con cuidado sus dedos al trasluz junto a la ventana. Los observaba con sumo cuidado, como buscando una estación que se escapó del calendario. Se extrañaba de la ausencia de manchitas blancas en sus uñas, se detenía en los pellejos doloridos y en las yemas, como buscando alguna pista que indicara la dirección a seguir. June no temía a la penumbra, pero sí a unos dedos que no fueran dignos de agarrar con fuerza los pedacitos de unas vidas que apenas reflejaban importancia.

jueves, 15 de enero de 2009

Horizonte ceniza (VI)

Resulta que una vez que llegas al destino, es cuando empiezas a correr.

Apollon (IV)

Solía llamar a su representante. No le gustaban las mañanas para entablar conversaciones sobre sus pinturas. Para eso reservaba las tardes de luz y olor a urbe en plena actividad. Se recogía el pelo, buscaba el número en su libreta y cruzaba los dedos sin demasiado convencimiento. Apollon se sabía carne de cañón, el perfecto objetivo del arte camuflado en la Historia. Sin embargo, no sentía el final del camino en sus intentos por alcanzar una exposición, un hueco donde plasmar sus láminas que siempre reflejaban a June. Solía llamar a su representante como quien llama al cerrajero cuando las puertas se vuelven inservibles.