sábado, 31 de diciembre de 2011

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Nadaba en la piscina vacía y pensaba en la muerte
como quien piensa en envases vacíos,
inservibles desechos que aspiran al musgo
o a otros favoritos habitantes de la nada
naturaleza. Llamaba a mi puerta
en los comienzos de los otoños.
Me gustaba el toc toc de la madera, los nudillos
desordenados desafiando
al orden del portal y de las escaleras comunitarias
recién limpias. Decía que el tráfico llegaría luego,
las tiendas abiertas y los saludos a destiempo.
Solía invitarle a madalenas y café caliente,
me sonreía y a veces nos reíamos. Era torpe
con la cuchara, odiaba los pisos sin ascensor
y me quería mucho. Susurraba entre periódicos
mientras pedía el azúcar, era para no despertar
a los críos, pero sabía que aspiraba a finales
felices y el llanto infantil no ayudaba, decía,
a cerrar las páginas de un libro sin tapas.
Luego eructaba y me abrazaba, entonces
como por arte de magia me invitaba al teatro
o al cine, daba lo mismo, la película, la obra,
detalles menores que dejábamos en el fregadero
antes de iniciar la marcha. Era el que nadaba
en las piscinas vacías, el que deseaba la distancia
y la ofrecía entre la leche desnatada tempranera.

jueves, 29 de diciembre de 2011

A solas en un coche descampado. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Quieres la clausura de este proyecto
que no acaba, emparejada de nuevos
bríos la puerta del vestido llama,
veo los corazones de su ropa
interior , el vello púbico a solas
con la ingle, y tú me hablas de poemas, ¿cómo
el terrazo de estas tierras te ha dicho
tantas mentirijillas y el deseo
no te acompaña cuando arranca el coche
y la soledad es nuestra? Ahora miras
otros horizontes y das ceniza
a los enfermos de pulmón, importa
bien poco si mi mano la recorres
de arriba abajo hasta encontrar revueltas
entre tu clítoris y mis uñitas,
que arañan porque las muerdo por miedo
al cartón premiado, que al suelo tiras
si toca por si la alegría vuelve
a ocupar tus sueños que ahora ya sirven
copas entre los asientos de mi Honda.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Postal navideña.

A mis queridos amigos que no pasaron el corte,
que hacen conmigo materia prima de sus sueños


Son olvidadizas las pestañas del que abandona
una mirada, los pétalos de un barco a la deriva,

leves hojitas que de las ramas caen y tiñen mi sueño.

De repente la luz de una lámpara no adivina un capítulo
pero acaba resumiendo la obra y creando nuevos pasajes,

leves recetas de cocina visitan mi cada vez más virgen sueño,

porque nada importa tanto si imaginas, por ejemplo,
un caballo dentro de una botella o un demonio
que te quiere,

leves enemigos invaden las fronteras de mi sueño.

Quizá es tiempo de encontrar las gracias de adoquines medievales
donde sigues buscando el camino que no tolera huellas de extraños,

leves sabores salados entre mis piernas conquistan mi sueño,

ya uno conquista el ecuador sin las fronteras, cuentas que no
resuelven el problema pero que aprueban la materia,

leves fracasos son el discurso que solo quiere el regazo de mi sueño.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Qué desechas del paisaje. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Suavicemos el discurso hasta hacerlo nuestro,
pon un poquito de esperanza,
otro poco de cinturones de castidad para los ausentes,
dispón de un cuenco con la amabilidad
previa a la batalla, abre la caja de condones
para que no se nos pegue eso contra lo que luchamos,
agárrate a las farolas que el viento sopla,
escupe en el suelo, no mires a la cara, cierra
las atracciones y conquista al amante incansable,
el de apellidos sin nombre,
aquél que muere entre los brazos de ciudades
de provincias.

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Spencer odia que le digas lo que piensas,
mírale a vueltas con todo,
ayer se tiró a tu prima y como si nada,
luego se limita a recitarte frases célebres
como si con él no fuera la cosa,
pregúntale a tu prima si le escuece el coño,
si se tuvo que limpiar
con paños perfumados para olvidar
que la rabia de unos ojos que se apagan
genera la violencia del deseo,
y sin embargo merendando me contaba
maravillas de ese chico,
que es un gran amante, que lucha por justas
causas que lo justifican todo,
a mí me parece un puto imbécil, es cierto
que su paquete promete,
que me lo comería después de los helados,
pero luego…tu prima ha vuelto
a quedar con él, dice que irán al cine,
que echan una de ciencia ficción,
luego irán a la milla del bocata, se darán
algún que otro beso, y de nuevo
confidencias, y palabras hermosas, y pañuelos
de papel en la basura.

Barquitos de papel. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se alejan los barcos del puerto,
míralos lozanos ellos, ¿qué esperan
de la otra orilla?, ojos de buey
que tejen telarañas de mentira,
pegajosas son las palabras
al oído, eso que me dices ruborizada
en la dársena,
por ahí una ola se asemeja a un despedida,
pero estamos aquí, y los barcos
se alejan y quizá no vuelvan, tú
soltando lastre de pasada
mirando un horizonte
de cera,
como velas en un cuarto
a oscuras,
ferias apagadas por las altas horas
de la noche. Te alisas la coleta
mientras siguen huyendo,
el olor a calamares del pasado,
sabes que se está
haciendo tarde,
pueden las palomas marcar las horas
pero no pueden hacer que el
tiempo avance, se alejan, como pequeños
hados buscando su magia
entre las fieras del circo desmantelado.

Sin título

Se movía en las lagunas,
como un sapito buscando fríos
porque eran días
calurosos,
se quitaba la ropa entre los árboles
del camino,
chapuzones de mentira desnudo
y bello, ¿qué esperaba?,
¿dónde su seguro garantizaba su vuelta
vestidito de domingo?,
¿qué sentido tiene este poema y cuándo
acaba este cuento que no cesa?

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se caen las hojas de los ojos que nos miran,
como los espejos en las uñas pintadas
hay reflejos de una fiesta, una noche en vela
cuando los vientos dejaron sus huellas
en otras fiestas. Aciertas si besas su mejilla,
si le coges la mano y le acaricias,
cómele la sonrisa a besos y luego una cerveza
en cualquier barra, porque las hojas se caen
de los ojos que nos miran, y los Otoños, dicen,
no vuelven una vez que toman el tren hacia
los tristes días fríos del Invierno.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Horizonte ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

No hay tómbola más trucada que los días contados.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Vacaciones. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Ryan está dibujando ramas que sostienen sus labios,
es Mika la que entre las mesitas descubre el color púrpura,
el resto de la clase recoge su batita y los percheros lloran,
ahora resulta que Spencer mueve la silla en busca de respuestas,
los profesores a las verjas imparten sus últimas lecciones.
Puede que Ellen esté dibujando hilos telefónicos,
considera la estampa como campanas que no invitan a las iglesias
a su concierto de apertura. Dime si
ves entre las pecas del deseo plastilinas que deforman el mundo,
sabes que Denver estuvo una vez en este centro,
sentado entre la revolución y los márgenes de las páginas
en blanco, June resultó la piedra de los días, Apollon
hubiera defendido la inocencia de estos ojos infantiles,
pueden los ecos, las perezas pasan, se recuerda lo que viene,
las ferias ,ha de ser eso, que han llegado a la ciudad.

martes, 20 de diciembre de 2011

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Sabía que esperabas la llegada
y que terminabas los estudios ese mismo año,
la llegada del olor a dulces,
los fines de curso tienen eso, el amargo
apretón de manos de un nuevo año que te hace suyo,
las cartillas con calificaciones y
el ardor guerrero del acné y los bajos fondos
del deseo. Siempre has esperado
de la misma manera y contigo se cebaron
pasajeros sin billete, pero no hacías caso
y subías en el último vagón
poco antes de la sirena y el silbato. Te admiraba
desde las taquillas, lo salvaje
de tus camisas que lo teñían todo de
esperanza y tabúes al sol. Sabías
que esperabas, y yo contigo, la llegada,
luego bibliotecas vacías en el centro de la ciudad,
y aquellos ojos.

Restos de un poema de amor. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

La feria abandona la ciudad y queda el naufragio
de unos ojos que se miran, ahora
te explico los catarros de un invierno
en donde no me acompañaste, pero da lo mismo,
imagina que permanece el charco
del inicio del Otoño y somos jóvenes,
imagina ahora que hay marejada en el centro
de la ciudad y compramos un barco
y estudiamos las islas en las cartografías
de cuerpos desnudos, tú sabes
las miserias que en ellos emergen si te fijas,
velludas escenas de deseos
entre flujos de ocasión y labios ajados
por lo traumático del accidente, recuerda
que la feria abandona la ciudad y queda el naufragio,
ahora céntrate en las manos, las tuyas
y las mías, y mira el terreno seco donde
las tiendas hicieron suyo el cielo iluminado,
conviene con recelos medir la distancia que hace
de nosotros aspirantes
a metas destartaladas por las olas y las corrientes,
por tu cara creo que no entiendes
que el naufragio quede cuando abandona la feria
la ciudad, si te explico quizá no vuelvas,
callarse moverá los hilos que hacen que la noche
que nos habita dure el orgasmo
de tu huída hacia tierras de secano despistadas.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Sutileza I. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Demuestra
que la vida
no
se sube en
las atracciones
y dime que la feria ha llegado
a la
ciudad.

Fin de fiesta. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A solas no son los chicos que intuías,
entre manzanas ya habitan otros apartamentos,
también hay vías, es de noche ahora de pasada,
son Spencer y Mika entre malabares
circenses, a solas con los otros que los miman
mientras los trenes van pasando a la deriva,
cerca ya los ecos salen de los botes
de conservas y se unen a la fiesta, prometen
felaciones y jeringuillas, sujetadores
blancos y pechos necesarios a esas horas
de la noche, dientes sucios de salivas
en tonos despreciables, a solas los chicos
en la fiesta, a solas con los otros que les miman.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Horizonce ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Las páginas en blanco son como norias en la mañana, aspiran a la fiesta a la que no han sido invitadas.

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Hoy busca los textos clásicos,
porque no hay clase y los pupitres
se vacían, son pasillos los embases
del inicio de la tarde, dicen
que las ferias han llegado a la ciudad
y busco a Spencer, hoy
no ha venido al instituto, dicen
que está enfermo, que apenas respira
por un catarro a destiempo,
yo creo que todos mienten a su manera,
que está destripando novelas
encontradas cuando duerme con la placidez
que me enseña los fines
de semana, odia las tardes si no encuentran
las mañanas, no tiene mocos
ni catarro, es el cobarde de los cuentos,
es el de las tipografías descosidas
de la historia que es la nuestra,
el bellaco que en los caminos solitarios
hace con nosotros los destinos.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Fluidos y pesebres. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

mira la mancha en el culito
de buscavidas que tiene la tía,
es roja y abandera los pasos
hacia el mañana, será golfa
la chavala con ese pantalón
blanco desnatado, que no se dé
cuenta de que miras
entre el gentío, luego le pregunto
el nombre y te apuesto
cinco pavos a que le cuento
los días del pasado, si te arriesgas
quizá encuentres un poema
que te haga mirar por la mirilla,
imaginas que lo sabe,
que esa mancha de perdida
nace de ausencias de los años
primeros, apuesta y déjate
la paga, mira los puestos de cerveza
haciendo lo posible ya
por reducir a compresas y fluidos
la plata de los días.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Horizonte ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Siempre que se escribe un verso, se recuperan los nombres ausentes.

martes, 13 de diciembre de 2011

Colada en la retina. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Tiene ese tatuaje que me pone
a cien, querría
entre mis piernas su fiereza,
en medio de la calle yo
le beso y entro al trabajo,
luego salgo de nuevo para ronronear
a oscuras en el bar
del barrio, hace calor en estos extremos
de esperanza,
la tarde larga se hace para
mis bragas que rezuman asonantes
rimas de deseo, no volverá a recogerme
por la tarde, busco en el ordenador
una lucecita verde, conectado espero
que esté para decirle
algo de eso que cuentan
los artistas,
te quiero mucho, eres mi chico,
moriría por un beso tuyo, amor de paso
que mi lavadora reconoce
cuando entre la colada encuentra
distraída mi ropa interior que a solas
con la vida se lame
las heridas.

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A veces se presenta Denver en mis sueños
y mis nervios hacen el juego sucio a mis instintos,
sudo sobre la almohada y la luz
de la mañana ilumina mis pies al descubierto,
dime Spencer, ¿ qué significado he de encontrar
en esta duermevela de días laborables?
Y no vuelvas a lo de siempre, que me cansan
tus juegos de manos de extrarradio, sabes
que hablo en serio, que me gustaría saber
algo más cercano de ese tipo que mantuvo en vilo
a muchos de vosotros,
¿por qué siempre es el horizonte sin el mar,
el cuchillo sin el filo lo que me ofreces
cuando me despierto de la duermevela?,
volveremos a la biblioteca si tú quieres,
querido mío, pero sabes bien
lo que flaquea de esta ensoñación pasajera
que es despertar cansado.
Conocerse en las edades primeras hace que
sean las despedidas las verdaderas mareas
de este mar en calma, pero siempre Denver
acaba por plantarse en mis rodillas,
y creo que fue dichoso, que dijo barbaridades
ante la luna llena y se sintió cercano
a algo que aún sigue buscando, y todo
por un sueño, por ocho horas de aspiración
al descanso, por cuatro monedas
de mentira para comprar el mundo de las postales
y las tintas que no secan.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Qué más da. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Dylan habla de dos chavales bajo un cielo rojo,
¿qué más da?,
Bruce invita a la tierra prometida a los feriantes,
¿qué más da?,
Alguien dijo, que si te quedas esta noche el sueño
dura para siempre.

Before de flood.La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Los días no discurren como antes
del diluvio,
sale del trabajo a trompicones,
su primer sueldo lo va a gastar
en una buena hamburguesa
con queso y cebolla freída
en los orgasmos de las ferias,
los días discurren en un avance
cansino, papá en la chimenea
mira los coches en la autovía,
está serio cuando entra por la puerta
de un mundo que es de otro,
huele a tortilla de patatas y es verano,
se deprime ante el espejo,
pero hace un guiño que ofende
al paso del tiempo y lo detiene,
mamá se acerca y le besa la mejilla.
Los días no discurren como antes
del diluvio, se vive diferente
sin pupitres, sin taquillas, sin
la red que pesca instantes carbonizados
por los años jóvenes,
hay payasos que dan pavor al horizonte
si se acerca, diluvios que
cierran las cancelas de los barrios
residenciales, carretas contrabandistas
de amores pasajeros, se anegan de pasada
los años difíciles.

Cambios. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Dejar que el orden desordene los estantes,
despejar de una patada la pelota de nuestra área,
espabilar si para mañana Dios no existe,
ensoñar en una edad tardía,
meter mano de verdad de la buena si procede
a nuestros amantes de entonces,
competir sin marcadores electrónicos
escuchar lo refinado del año que se aparta
por decoro,
explicar a la manera de los ángeles realidades insondables,
montarse en la noria y temer a las alturas,
desvirgar a la vecina antes del partido de la noche,
oler aceites baratos que mueven automóviles,
escribir para perder de la cesta su contenido en cuentos
infantiles despreciables,
infinitivos como solares abandonados en medio de la
crisis.

domingo, 11 de diciembre de 2011

El joven feriante. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se pasan buenos momentos
con Mika y Spencer.
Tienen su gracia en la tristeza
de un momento,
en el verano que uno ha de recordar
siempre de pasada, pues los
detalles van doliendo
hasta que en la meta se entienden.
Espera la carretera
para estos ojos que son los míos,
para mis pies ajados
y mi colección de corazones.
Ahora otra ciudad, claroscuros
cuando uno intuye que el estío
es un logaritmo neperiano excluido
de los libros de texto. Entonces
la tristeza me lleva hacia
vosotros, los dóciles amantes
de bravos amores que se quedan en casa,
que no inician el viaje
hacia lo siguiente, más bien se quedan quieto,
les bastan los despertares
de domingo que viven legañas
y arrumacos al son de chiringuitos
que anhelan un vasito de agua.

No somos los de mi especie
esa especie de tiros a la nada,
muy al contrario, nos refugiamos
en la ternura de unos ojos que existen
de unas manos que existen,
de los cuerpos erizados que existen
igualmente también de pasada,
pero están ahí ante la necesidad del que viaja
sin el vagón apropiado.

Aflora en este mensaje de inicio de marcha
una Mika que se pierde entre mis brazos,
el regadío de sus ojos
embarra las huellas de la carreta
y cultiva adioses que no encuentran templos
ni feligreses. Se deja de creer
cuando se parte hacia lo mismo, cuando
hay carreteras que no llevan
a tu nombre. Se deja de creer también
en el regazo de un poema que no rima,
entre las mierdas de versos como estos que
dejan a Spencer en la estacada,
Mika y Spencer despatarrados en mis memorias.

No te apures por mi canto,
por esta pataleta bisoña de un joven
que empieza en los finales
de este cuento, la torpeza
ascos no hace a la melancolía si ésta
acaba volviendo a los
mismos edificios, a las mismas avenidas
entre parques sin amantes.

La torpeza abandona el barco si las ferias
llegan a la ciudad
donde Mika y Spencer me hicieron suyo
y ya no se me aparecen.

Sin título. la feria llega a la ciudad y abandona el barco

Eres escopeta de feria acertando el blanco,
una vez me dijiste que la puntería
es un árbol milenario a punto de la tala,
cómo admiraba tus ojos y el discurso
docto y sabio de tus labios, ahora recupero
alguna frase, sentenciosas ideas
rebeldes con delantales inmaculados
en el fragor de la fritanga,
olores de verano como gambitas,
moluscos depilados porque tenías
asco a las verdades de los mares,
y ante todo el blanco de tus ojos que guían
perdigones a su suerte…

…eres escopeta de feria acertando las preguntas
a pesar de todo lo que se pudo.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Éramos jóvenes y amábamos como sillas de ruedas
sin la certeza de otras formas de entregarse a la aventura
del escalofrío, de los pelos en punta,
nos comíamos el mundo a bocados y nos entregábamos
al placer de la carne igual que la bandera blanca
se entrega en la batalla,
¿qué memorias permanecen de esos amores arrugados
que no conocieron las luces de colores mugrientas de la feria?
Ahora no sabemos lo que somos, quizá viejos del mundo
que limitan su actividad a planificar un próximo
verano, pero míranos entre las redes, mira el amor
de los mordiscos, el de las embestidas salvajes en medio
de la nada, déjame decirte que pocos años quedan
y que sin embargo hoy amamos como un concierto de rock duro,
igual que el último suspiro de un ahorcado,
de la misma manera que los huracanes tropicales,
que antes fueron sencillos temores las pasiones
una por una, encontradas entre los depósitos de basura
en las afueras que eran nuestras entrepiernas,
labios ajados por el desuso, ahora mira que para mañana
apenas queda nada de esos cobardes amantes de un capricho
que nunca hicieron suyo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Me dices que eres valiente porque te montas
en esa vagoneta pintarrajeada con un estilo cuestionable,
que tienes más huevos que nadie porque
disparas a los patos de la feria teniendo en cuenta los trucos,
que te pelearías con todos los que miren mi minifalda,
y donde los textos y las palabras pierden su sitio no te encuentro,
tampoco en los vagones de los trenes de la noche,
ni en las balas que atraviesan los forrajes de los devenires del ocaso,
ni en la cobardía del valiente que hace
con sus rimas el mundo a la medida de nuestro sexo desperdigado
de las afueras.

Fundadores del surrealismo. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Los fundadores son de las luces lo de menos,
es jodida la frase, difícil de entender si antes
no te acaricias un pie o te haces cosquillas en el bello
del brazo o de la espalda, darte de bruces
en una avenida que no se entiende, en eso consiste
algo de la vida y todo de lo que uno
va dejando de recordar, pero la memoria es la fundadora
de esta contradicción. Como te digo,
es jodida la frase del comienzo de este discurso,
ahora bien, se entiende si uno, de repente,
mira de soslayo la entrada del polígono, la manera
en que los coches se organizan entre las señales
y las aceras, algo de las luces de los bares que traen
apenas sí una rosa del pasado, si florecen los entendidos
no es para enterarse, arrímate a los creadores
atentos como siempre están a que no te enteres de los días
que pasan y dejes las cruces del calendario
en los trasteros, ahora llegan las fiestas, dejemos para mañana
la recogida de las lonas, los circos ambulantes,
los animales drogados hasta las patas por si acaso se atreven a soñar.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Elecciones que anuncian fríos. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se puede navegar en las barandillas de un poema en ruinas,
el mar uno lo hace a su manera,
se puede volar entre las nubes que crea una feria abandonada
pues el cielo uno lo hace a su manera,
se puede enterrar bajo la tierra que riega tu nombre el mío,
pues la tierra uno la hace a su manera,
se puede si te fijas, uno despedir como si nada, y nada pasa,
porque no hay adiós que uno haga a su manera.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Despacharse a cielo abierto. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Mira cómo juega al futbol,
no se da cuenta el muy imbécil,
suda, luce camisetas carísimas
y se pierde el deleite de las alturas,
le dije el otro día que puedo
con todo menos esperar su paquete
sudado, se me quitan las ganas,
hoy es domingo y mírame,
desnuda ante el espejo esperando
que termine su maldito juego,
y luego los coches, las motos,
toda esa mierda que me repele,
sólo pido lo mínimo, algo de sexo,
algún paseo y que deje a mi aire
la nostalgia de los años primeros,
pero mira cómo se ríe, y tú y yo
aquí igual que dos tontas, las nubes
encapotando el cielo y las luces
en el descampado
que van dejando de lucir a su manera,
como pedacitos de cielo
irreconciliables.

Horizonte ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

La poesía del abismo es aquella cuyas rimas y recursos no son capaces de abandonar la caravana ambulante del feriante.

Los hay que escriben entre la basura. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Los hay que escriben entre la basura,
en las aceras empapadas por pétalos de memorias,
sobre el taburete de una cocina iluminada,
al son de los autobuses urbanos que se retrasan,
en los comienzos que uno se imagina en los finales,
bailando en una fiesta de etiqueta,
abusando de ositos de las tómbolas en algún verano,
en los combinados gaseosos de la inocencia,
entre los asesinos que terminan con las ganas de algo,
en los sifones dispensadores de espermas inútiles,
dando el do de pecho en las calles vacías,
los hay que escriben, bien lo sabes, al son
de fonemas que existir hacen unos ojos, camisetas
rasgadas por las rimas asonantes,
a ciegas a pesar de las vistas cristalinas del deseo,
muertos de miedo algunos en casas de muñecas,
los hay, realmente y sin parapetos posibles,
los hay que escriben arriesgando el abismo que no existe,
al son del frío de las cubiteras de brazos amorosos,
raras especies que alguien disecciona por si acaso,
a lo leve de los abrazos creen que llegan cuando
descubren, sorprendidos, la distancia.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Llamadas a países extranjeros. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

A Artiom

Los malos son los otros, Mika,
aquellos que rocían nuestros pasos
con gasolina de cien octanos,
los mismos que se miman ante el espejo
por si alguna erizada piel
les facilita el paso, pero lo excitante
toma otros rumbos, los malos son
los otros, a pesar de todo, irremediablemente
poético es el momento de
admitir que ellos estaban fuera cuando aquello,
que esperas sin embargo otra
felicitación de un futuro que ya vives,
si no entiendes nada no importa, largas
son las horas punta de la escarcha
y los juegos de manos tempraneros,
ahora dirás que estoy loco, que me multiplique
por cero, que te deje
con la colada, las camas sin hacer, las plantas
que esperan el riego, la llamada al
país lejano en otro idioma, al niño que olvida
por si acaso
las ferias llegan a la ciudad y con él
no cuentan.

Caravana. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Es un momento extraño el de las mañanas,
el descampado poblado de campiñas
imposibles, los pelos púbicos de mamá
mientras ordena los cacharros y hace las camas,
aullidos de perros que sueñan con otras ciudades,
otros destinos conocidos,
el pelo enmarañado con la grasa de los días,
es un momento extraño el de las mañanas,
cuando las horas se niegan a pasar
por el aro de las costumbres adquiridas.