martes, 29 de noviembre de 2011

Retirada. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

"Los técnicos recogen, todo el mundo se ha ido ya,
ya no quedan ilusiones, solo cajas que cargar,
y un camión que espera para llevarte a otro lugar..."

La carretera. David Summers

Imagínate que se alejan en silencio,
algunos los ves de la mano, otros bailando
a pasitos cortos y la arena se levanta
de la playa, el vaivén de las carpas
sobre camionetas coloridas, da igual
la manera en que lo dibujes, haz por verlos
así, arrastrando las plantas de los pies
esquivando hierbajos del camino, podemos,
si quieres, dibujar el mar en la estampa
que estamos construyendo, puede ser
una playa con sus cangrejos y las olas
rebeldes que se van pero no abandonan,
nos lo pasamos bien, ¿verdad?, yo si quieres
añado el perrito moviendo el rabo
al ritmo de su amo que puede ser alguno
de ellos con leotardos y permanente
en el cabello, ahora viene lo bueno,
esto te lo cuento yo que me apetece,
desde el carromato se asoma una chica
con las piernas desnudas, se pinta los labios
con carmín insolentemente rojo, un chico
al final de la cola se fija en el peldaño
donde ella mira absorta el cielo raso
de estos adioses que sobreviven a los sueños
y siempre están llegando, ahora duérmete
un ratito, llena la almohada de babas prodigiosas
que me hagan olvidar que ya han pasado.

Literatura del abismo. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

La literatura del abismo es aquella que demuestra que la vida es un abecedario sin reglas a las que acogerse

La primera noche. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

La primera noche es la de la escarcha
que no destempla los corazones,
es la oscuridad que descubre tu rostro,
es el bullicio que vacía los senderos
entre las atracciones,
es el premio entre cartones pisoteados
por pies desnudos en zapatillas deportivas,
la primera noche es el recuerdo
de tu belleza entre tanta espina y alguna rosa,
es tu camiseta que no conquista
tu ombligo,
la primera noche son las luces que no cesan
aunque el sol espere su turno,
es el puesto de pollos asados que te
desvirga el hambre que sientes al mirarle
desnudo en tu habitación,
la primera noche es la de las estrellas
sin nombre, la de las constelaciones
que los astrólogos no descubrieron,
es la del llanto del imberbe que desea
las caderas de una golfa en medio de la nada,
la primera noche que con kétchup y mostaza
sacia tu hambre con esta hamburguesa
de realidad ante los extraños.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Horizonce ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Spencer y Mika cogidos de la mano mientras el carrito avanza,
¡fuera los textos del pasado, arriba la nueva literatura del abismo!

Derrota, victoria, tiempo. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se piensa que crecer es de otros
proclives a la derrota, mira de reojo
pasar los vagones, toca su culo
terso y duro como una piedra de río,
se siente afortunado por sus rizos
y sus granos de pardillo primerizo,
ensaya carita de malo, de hombre
en un chico envuelto, los piropos
son tan soeces que huelen a fracaso,
pero aún es pronto, aún hay
algún botón de la camisa a medio atar,
las patillas revolotean las mejillas,
la ficha de un viaje está lejana
de su bolsillo vaquero,
se piensa que crecer no existe, que hoy
es el mañana sin avances,
que no hay caminos que relatan
los que comienzan a oler a senectud
en lo alto de la noria,
no, no es de esos que la derrota
les visita, compra un helado de vainilla
con un gofre de chocolate,
siente la erección por la gitana de quince,
es algo parecido a la
esperanza y al soberbio tiempo detenido
que las páginas amarillentas
de los libros
retienen a su antojo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Mika en Recelos Street. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Míralo sentado en el pupitre,
es el último día de clase
y estoy contigo, pero él
se empeña en lo contrario,
en que te he dejado sola,
que me fui con los colegas
a las vías, creo que está
ahora mismito con el
pupitre leyéndonos las manos,
seguro que se le escapa
algún verso cursi
de los que nos gustan, somos
tontas y siempre nos
vamos por el camino de la sorna,
del desparpajo rancio
de una falda, de una tanga
indiscreta, buscamos perfumes
en los olores del sexo,
cuando hago el amor él
es un pupitre en aulas vacías,
dile que estamos juntas
aquí, en los muelles de esta feria,
háblale de los giros del tiovivo,
del olor a manzana dulce,
de que mañana es tarde, que el de los tatuajes
empieza la emboscada del deseo
entre mis piernas.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Tutorías que comienzan. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Uno es cobarde cuando escribe
si se despista mirando la vida,
pero Spencer no desvía la atención
con facilidad, muy al contrario,
se encierra en su cuarto, busca
las hojas desperdigadas en su
escritorio, y empieza despacito
a emborronar palabras que nada
significan, luego pide la merienda
y si no le damos chocolate
se enfada, pero no aparta sus pupilas
de la mesa, y sigue emborronando
y el sentido emerge de su mal humor
que ha heredado de su padre,
y de repente nos habla del instituto
siempre que encuentra las palabras
precisas, algo de su chica conocemos
porque siempre nos lee lo que escribe
una vez que está satisfecho con el resultado,
es verdad, profesora,
que llora al hacerlo,
no miente si le cuenta eso,
¿qué quiere que hagamos
nosotros?, a veces se pone serio
y sonríe a la vez que se arregla el cuello de la camisa,
se pone guapo para decirnos que nos quiere,
que odia las clases y la mierda que imparten
ustedes, que suspende la asignatura
porque encuentra en ellas los desencuentros
que representan, y me da cierto apuro
decirle que se acostaría con usted si le diera la oportunidad,
que la pondría a cuatro patas sin dudarlo,
nos gusta que nuestro hijo escriba sin la cobardía
que atesora usted cuando le mira el paquete, le toca
las manos, le suspende y le encierra en el despacho,
le mira a los ojos y le dice entre arrumacos
que se ven de nuevo en septiembre.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Carta a los hijos. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

"...but I’ll know my song well before I start singin’"
Bob Dylan

Queridos míos,
no siempre las ferias se van de la ciudad,
a veces se quedan pero no vemos
los payasos, la roña entre los hierros
o la esperanza del que no puede estar parado,
resulta que hoy quiero que lo recordéis
de la manera en que un poema recuerda la tinta
o el ausente las casas repletas de gente,
creed aunque los dioses sigan siendo de mentira,
ajustad la caligrafía a los asuntos de una vida
que se escapa de las fiestas,
besad con pasión y todo se revelará aunque os
hayáis olvidado la cámara de fotos en la habitación,
deslumbrad con vuestra presencia
y haceros fuertes en las encrucijadas que no están
señalizadas, en los cruces de caminos desconocidos,
es bueno que el encuentro se produzca,
me refiero a lo que duele, a lo que os hará gozar
sin los límites que os hacen creer que existen,
el encuentro con lo sucio que no lo es, con la condena
que tendréis que pasar de largo, gozad
de vuestros cuerpos mientras los golpea violentamente
el viento de los cambios, que las yemas de vuestros
dedos sean dignas de unas huellas que no pasarán
de largo cuando la estación nuestra llegue,
quered mucho y comprad un buen paraguas
contra la tormenta, porque es dura la lluvia
que va a caer, y los feriantes siguen buscando el
sol de los veranos.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Algo básico que espanta

La chica de leotardos espera en el puesto
de perritos,
si quieres encontrar un poema en estas líneas
no eches mostaza,
crees que te espera a ti pero fuma cigarros
mientras la gente pasa, se imagina
en un estanco de tíos buenos que no
vienen y se van a temporadas, no es
de eso de lo que hablamos, ella me explicó
que son importantes los tatuajes y
las palabras malsonantes, insultos de barriada
en la entrepierna le ponen a tono,
es tu hermana o quizá la prima de Spencer,
no te apures por parentescos que dan lo mismo
si te fijas en sus pechos, o mejor aún,
desengrasa tus bolsillos invitando a un café,
al final todo termina como siempre, esto es,
la espera que lleva a la noche, la noche
que lleva a otra ciudad, qué esperas
que te pase y qué deseas.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Siempre hay una feria que se muere, que abandona
los parques, las calles principales, la superficie
que se reserva a los márgenes y excepciones,
va perdiendo el resuello como lo perdimos
cuando las gaviotas no eran gaviotas y los coches
blancos no eran coches blancos. Siempre, recuérdalo bien,
rezan los que no creen a dioses de mentira,
dioses con minúsculas que apartan la dicha
y generan descendencia desde los pesebres artificiales.
No es una buena forma de recorrer un camino
buscando las huellas de los otros, los feriantes
dejan las suyas y con ellas esperanza la primera
seña de identidad de lo que viene, pero me pierdo
en los detalles, y ahora somos más en menos
tiempo que nos toca, algún día se habla y se comenta
del pasado, los feriantes no tienen eso
que se fue quedando atrás, miran de refilón
las alegrías pasajeras y los planes de futuro que no van con ellos,
y en otras ciudades se arriman, se desperezan,
se abrazan y soban como animales en sus celos más extremos,
pero no te creas, no buscan un poema ni la sensibilidad
que tu intuyes, muy al contrario, son básicos instintos
difuminados en tus gestos de cariño, en las caricias
a un crío que no te reconoce, en un presente
que imagina tiempos venideros ausentes de todo tiempo,
en definitiva, siempre hay una feria que se muere
sin dejar de respirar en la distancia.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Canción de un euro. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Hay un caballito que espera en el establo,
a contraluz los sueños parecen más bien extraños
que se cruzan en las calles con algún peatón
de esos que huelen a colonia y a un adiós.

Hay un caballito que trota por los recintos
los huecos de las prisas recuerdan los amaños
de partidos de vidas a golpe de talón
con que pagar las deudas a ese cretino adiós.

Hay un caballito que me recuerda ti
en años del pasado donde no estabas tú
relincha y mira caminos que me llevan hacia allí
donde se aprende con las prisas esta nueva canción.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Ahora me dirás...La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Hay una guitarra en la esquina de tu cuarto,
dices que tocas mal pero yo sé que es mentira,
lo mismo te ocurre con el maquillaje,
con el gloss a medio labio, con el rimel,
que lo fea que eres no lo remedia tu arte
de pintarrajearte la cara a media tarde,
sé que son el muro que separa tus deseos
de tus pasados. Hay en las farmacias
profilácticos que dices que no usas
cuando te acuestas conmigo, que también
en eso eres una ruina, te descuidas
a los virus como quien se deja mecer
por los vientos que anuncian cambios.
Yo sé que todo es fachada, que en el fondo
eres una sentimental,
que llenas los teatros con tus cantos,
la noche igual que yo te piropea cuando
te arreglas, y crees en el amor mientras
dentro de ti se corren desconocidos
de muy diversa índole. Ahora me dirás
lo de siempre, lo de la trashumancia
y carromatos, estar lejos y vivir tu vida,
ferias que vienen y van como relámpagos
sin tormentas.

Te cuentan en la infancia. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Por la cuesta suben automóviles
y ellos abandonan el barco que construimos
en nuestros astilleros de flores y símbolos,
suben a trompicones y alcanzan el semáforo
que lleva a las ferias, no se atreven
con la búsqueda de otras emociones,
crees en las señales del humo
pero nadie contesta, abandonan el barco
los naufragios planificados, sabes
de lo que hablo, vísperas de nuevos años
en Las Vegas, por ejemplo, viajes
organizados en hoteles de provincias,
de sobra captas mi lamento, habitaciones
desvirgando juguetes abandonados,
ellos abandonan el barco, si te empujo
encuentro las rimas huérfanas de versos,
no creas que estoy loco, que desvarío
en mis intentos por explicarte de qué
va esto, fíjate cariño en las antenas
parabólicas ahora que la noria para
en las alturas, ¿qué intuyes de la conquista
del cielo que no retiene prisioneros?,
me odian y se callan en esas comidas
de veinte platos, no apartes la vista
y mira cómo abandonan el barco, se gustan
en la penumbra de las grasas y los dulces,
se vuelven a casa con esos coches
que suben la cuesta para llegar hasta las ferias,
¿qué te contaron papá y mamá?, recuerdo
algo de lo triste, la dignidad y la paciencia,
que no se abandona un barco si quedan armas
disponibles para lo rebelde, lo distinto,
poder parar el mar como el tráfico se detiene
en semáforos que llevan a los puestos
de atracciones.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Spencer y Mika defectuosos. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Spencer y Mika nacieron en un cubo de basura
cuando no existía el reciclaje,
Spencer y Mika en las cercanías de pasiones
donde no llegaban las líneas ferroviarias,
Spencer y Mika se daban abrazos defectuosos
fuera de garantía,
Spencer y Mika asesinando naufragios de otros
que se empeñaron en hacer suyos,
Spencer y Mika aspiraron a ser como Denver y June,
aún se les recuerda por estos lares.

martes, 15 de noviembre de 2011

Jardines y etapas. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Todo empezó en un coche
destartalado, enfrente la costa,
las nubes, el oleaje y el viento sur,

después vino el apartamento
con vistas a ventanas cerradas, luces
artificiales y escaleras mecánicas,

la habitación del hospital fue la postrimería,
los pitidos intermitentes y las lucecitas
de colores de alarma y adioses
que eran leyes de vida,

y en todos ellos nos corrimos sin sentido,
nos dimos la pasión de una forma
de entender el asunto, dejamos preñadas
las medias tintas, nos dijimos
barbaridades que aún hoy perduran,
se van las caravanas y queda todo el resto
de nosotros.

Bajemos a los puestos de atracciones... La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Bajemos a los puestos de atracciones,
estás muy guapa,
dejaste abandonados soles y lunas sin cielo,
no dibujas ya como antaño
pelotitas en los jerséis a cuatro duros
que comprabas en los mercados de invierno
en pleno verano. Bajemos y volemos
alto trazando avenidas y callejones,
tamizando cartografías de la carne,
dame un satélite de esos artificiales
para demostrar lo que te quiero,
bajemos si te atreves con esta
aventura extrema que amanece
entre las sábanas y se pone cuando
no hay lugar donde esconderse.
Bajemos a los puestos de atracciones,
drogados como perros, ladrando
como las agujas de un ambulatorio,
con la mala ostia de tres acordes
inconclusos, bajemos otra nota
y cerremos la taquilla, no hay entradas,
reventas baratas como nosotros somos
en estas aceras sin árboles, en estos
parajes urbanos que huelen
a interinidades, a caducas hojas
de cuadernos perennes, dame esa
mano ajada de anillos,
muerde el polvo de anteayer, recoge
la colada y bajemos a los puestos
de atracciones, por si acaso algo
huele a quemado y nos abrasamos
en los días impares clandestinos.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Mika ha dicho basta...La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Hoy Mika ha dicho basta,
estaba borracho y solo entendía
palabras a medias, que no me quiere,
algo de la dureza del viajante,
que quiere a otro. Ella bebe
tantas cervezas que es ella misma
en el reproche, me doy cuenta
de su estado cuando de improviso
son la vida, la pasión, el idealismo
quienes ocupan los espacios
vacíos, me dice que el sexo
es maravilloso conmigo, que puede
volar con alas de madera,
que escucha verdades a medias
y compra el lote completo,
pero algo más sereno golpea
su cara de imbécil, su expresión
de zorra acorralada, da lo mismo,
no quiere volver a compartir
la caravana en estas tierras
ni en ninguna, dice que vuelve
a casa, que echa de menos a sus padres,
dice también que dejarlo
todo es atentar contra un metro
capitalino atestado de pasajeros,
está jodidamente loca la colega,
y yo borracho, pero da lo mismo,
Mika ha dicho que tiene suficiente,
oigo el pitido del TALGO que se acerca,
mañana otra ciudad, persianas
buscando ventanas iluminadas.

Carta abierta de pasada. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Siento que los cipreses
son alargados pero que no
tienen sombra, Delibes
mentía desde sus comienzos
y creímos sus mentiras
entre libros y ceniza.
Supongo que todo influye
en un paso tras paso,
bajo las estrellas del camino
o la senda del cielo,
la mochila que de crudo
intento se rinde
a la evidencia, hoy recuerdo
los acordeones
y la vida de pasada. Siento
en las antípodas
el poema perdido que
durante muchos despertares
dormitaba en mi regazo,
ahora templo los hilos
de otra cosa, de otro tiempo.
Siento que era joven
pero lo eran más mis padres,
últimamente son ellos
la guía en la travesía,
donde todo va cuadrando,
haciendas de serenas
decisiones inconclusas,
es Mika ya muy lejana
la que entraba en la cocina,
aireaba mi nuca, dejaba
para mañana el hoy
inconcluso del presente.

sábado, 12 de noviembre de 2011

La madre de Spencer en ramas partidas. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A Fernando Llorente Haya.

Mamá decía que no creía en un mañana
si tenía que llegar, tuvimos en
la espera la esperanza
de que estuviera equivocada, de que todo
fuera mentira, de que simplemente
el rencor contaminara
la frase, sus ojos desperdigados
por las moquetas de moteles
de las afueras. Hoy estoy
junto a ti, con tus bragas en mis
rodillas y tu boca mordisqueando
mis muslos, y me acuerdo
de mi madre, de ese día extraño
cuando llegaban las caravanas y la
luz de otra manera, de cómo
mientras rebanaba el pan en la cocina
miraba por las ventanas
y susurraba que no creía en un mañana
si tenía que llegar, me acuerdo
de repente, entre mordisco y caricia,
al son de tu pelo recogido,
mientras excitada sobre mí me pasas
el cigarro, y esperamos
en el catre por si todo resultaba
ser mentira.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Cocina destartalada. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Spencer
creo que está en la cocina,
está llorando, Mika,
deja que se desahogue,
no le resulta fácil el poema
perdido, tienes
que comprender como las cosas
pasan, sin retórica, sin guión
establecido por autores
de éxito, suele dejar
de lagrimear pasado un rato,
siéntate a mi lado,
¿quieres una coca-cola?,
tengo pistachos y patatas,
de pequeño yo pensaba
que las luces brillarían para siempre,
¿qué piensas tú ahora?,
duele oír el llanto tras la puerta,
yo creo que nos dice
lo de siempre, esto es, cree en las páginas
en blanco y deja el resto
para mañana. Mika,
quizá sería bueno que entraras,
que le susurraras al oído
lo primero que se te ocurra, hazle
caricias en la nuca, dile
que eres para el mañana lo mismo
que él es hoy para estos días,
resuelve la papeleta como con los años
deshaces a tu antojo.

Reprise. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Hay cosas por hacer que no resuelven ecuaciones
pero calman los granos, el esperma estéril,
la espera de un próximo estío, hay de verdad
de la buena coloquiales posturas que invitan
a un concierto, a una raya del horizonte, a una
cena entre dos desconocidos. Hay de puertas
hacia dentro exteriores panorámicos
y olores que traen lo que no se puede recuperar
del pasado, sombreros de copa en tabernas
con serrines diversos, marionetas eléctricas
en los buzones de correos. Oyes una harmónica
y se destartalan las ganas, la atracción
de los cuerpos desnudos y tatuados al son
de tintas incoloras, malditos años que se atreven
a aguantarte la mirada, los postizos
en los dientes, en las sonrisas y carcajadas
insensibles a los poros abiertos de las palabras.
Sabes que se van cerrando los puestos,
estás guapa bajo la luz de la luna, Denver
hace tiempo que murió,
apura la cerveza y vayámonos a casa.

Algo que se queda en el tintero. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Los amantes que se dan la mano cercan
el territorio del horizonte,
los niños asustados por los fuegos de artificio
descubren un camino inexplorado
que no se sabe muy bien su destino,
el que intenta un poema está en el meridiano
de una duda,
las caravanas que vienen y van simplemente
dejaron de vivir.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Final del verano (III). La feria llega la ciudad y abandona el barco

Mika se agarró a los versos de un poema y se quemó
las manos.
Spencer decidió pintar la realidad con témperas gastadas
y encontró su obra maestra.
Buscaron refugio contra la tormenta venida a menos
y se “calaron” hasta los huesos.
Mika y Spencer soñaron con la sobra de Apollon
y se despertaron sudando.
Dejaron la plata de los días en los carromatos y el silencio
de otra ciudad de oro devaluada.

Hay señales que indican que siempre se suelta lastre
en las ausencias que se acaban.

Final del verano (II). La feria llega la ciudad y abandona el barco

Alguna vez tendrá que pasar y no estarás para verlo,
déjame en esta parada, pues se hace tarde
ya para responder a los astros como merecen,
alguna vez, digo, pasará y no estarás para verlo,
pues no todos los espectáculos finalizan
en la línea de llegada ni tú serás tan bello
y encantador siempre. Así todo, déjame
en la próxima ciudad, en los lejanos lindes
de otras bocas y de otros deseos,
en donde los descampados son tan solo
balas de un arma que no mata,
como las ciudades que se alejan, como la feria
derrotada por la lluvia y la humedad
de los días de invierno que nunca
ha conocido.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Final del verano (I). La feria llega la ciudad y abandona el barco

Se acaban los días fértiles sobre purés de sueños
y calabazas, ahora tocan los descampados,
retales de infancias y cielos desterrados,
tus ojos tan lejanos , iglesias vacías.

Recogida (I). La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A Roberto Pérez Santamaría

No volveré a ver esta ciudad de lluvias
y de ropa interior que reta a pantalones
con sus camisetas, hoy no veo salvo
lo que florece y se reprime desde esta
caravana. Siempre es lo mismo, se abandona
la novia que no ha existido, se echará
de menos el hogar al que me dirijo,
recordaré los revolcones entre las sombras
con la chica de barrio que se fueron
quedando rezagados, es la luna
con sus pelos despeinados la culpable
de estos recuerdos pasajeros, supongo
que pasa, que otras ciudades van viniendo
hacia nosotros, ya sabes que los poemas
se acabaron, muertos se encuentran
ya los kilómetros, más bien se hacen
los fallecidos en el campo de batalla,
ahora ya no encuentro las palabras precisas
que resuman como por arte de magia
al del sombrero, los hierros que descansan
bajo carpas de cenizas, las luces
apagadas que alejándose no
son nada, no volveré a esta ciudad de lluvias
y de ropa interior que reta a la mirada
con la vida.

Carta desde los países del norte. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Hola tío,
los veranos son para nosotros,
tengo ganas de veros,
mi madre, sabes que es una pesada,
me dice del sol, de la bebida
y de la angustia que no se encuentra
en los poemas, me da igual,
tú sabes que la espera
solo se comprende si corremos
como cafres hasta
llegar a ninguna parte, sueño
con colchones en pensiones
marginadas para el lujo, ¿cómo
está Mika?, no me atreví
a enviarle la carta, supongo
que somos cobardes porque
no podemos detener los bloques
de hielo que abandonan
los estíos a su suerte, coge
fuerzas porque llegaré temprano,
cargaré las armas, dejaré en la palabra
carmines y perfumes,
que se preparen los Agostos
que siempre ya resuelven
ecuaciones sin la solución
como merecen.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Aproximación al fin de algo. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Hay un niño que se agarra a un vallado.
Hay charcos que pasan frío y es verano.
Hay dibujos matinales huérfanos de fiesta.
Hay gotas de lluvia como descampados habitados.
Hay un poema que nadie sabe qué pinta aquí.
Hay amores, hay piernas depiladas, hay sueño
en pesebres clandestinos, hay pandillas
que luchan por los machos entre el gentío,
hay ortografías en medio de la nada,
hay pistolas, escopetas que construyen
infancias, hay una novia de entonces
y las arrugas del mañana,
hay un niño que se agarra a lo que queda
de los carromatos y lindezas que la vida
deposita en las partidas.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Los paseos clandestinos . La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Dicen que marca el coño
como ninguna, los vaqueros
desgastados responden a las muecas
disfrazando su culito con azules
y cornetas llaman a los candidatos
a desabrochar su cinturón
para alcanzar esas bragas de fulana
en sus veinte. Dicen que la come
como nadie, que huele a rosas
en medio de la nada, que suerte
tienes de haberla conocido
si le lees poemas vestido con pantalones
de pana, y sin embargo yo la veo
y me estremezco de asco,
no me entiendas mal, es atractiva
y tiene un revolcón pero veo, sin embargo,
en ella el olor intenso del aceite,
las vueltas de ruletas y peluches,
dicen que la noche con ella
se resuelve en mil pedazos, Spencer
cuenta que amaneció tendido
entre sus brazos, creo que fue
en verano cuando se les vio juntos
por el rompeolas, lo recuerdo
porque cuando paseo contigo
entre las atracciones, no intuyo
tu coño bajo la falda, tu culito
no admite colores y no hay avisos
de cornetas para otros, y tus bragas
son blancas y más bien grandes
como lunas rotas sin escaparates,
sé que era verano porque miras
las atracciones,
cuando bajamos a la feria,
igual que un iceberg
se derrite sin deshielos,
y odio que la vida nos cambie a su manera,
ahora que eres sencilla
y las felaciones te parecen disparates.

Tema de Spencer (Mov 1). La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Tú sabes que tus padres lo fueron hace años,
las cargas de los camiones sabes que no transportan
sueños, sabes que fueron algo parecido
a un espejo abandonado.

Tú discutes con los granos de nuestro tiempo,
discutes si te dejan con las sombras que ya empiezan,
rarezas de los años que fueron algo parecido
a un espejo abandonado.

Tú no creces, no mueres, no estorbas a los años
el gasoil y quemadas gomas viajan sin billetes
con matasello, dices que eran algo parecido
a un espejo abandonado,

las certezas cotidianas del olvido, las muestras
gratuitas de tu sexo, el coche, el descampado
y las cortinas, el telón que cae a plomo
en nuestros huesos de perennes gratuitos
de deseos.

Tú que dejas las manijas del reloj en el ropero,
la ciudad a ciegas que reclama otro viaje,
no recuerdo.

Viejos del lugar. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

El gusano no sueña con juegos infantiles,
la noria sufre de vértigos y calores
que buscan los veranos,
pacen renaciendo los caballos
¿quién cocina en esta amalgama retórica
borracha y absurda?

Montañas rusas que huelen a hierbas secas,
un pedazo de soledad entre dos panes,
dulces salpicados cuando gritan
en gargantas y ventosidades que no huelen,
¿dónde se pierden las pistas
cuando se buscan de soslayo la gravilla y el cemento?

Puestos ambulantes son personas sin sentidos,
hay algo de extraños mundos que solventan
calamidades al segundo, críos y su lloro
que desvirga horizontes,
¿para qué se escriben los libros si no brillan
pasado el tiempo?

Luces multicolores, invitan a un trago,
la oscuridad, a ver, ¿quién sabe?

Por ejemplo. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

La vida es una montaña rusa
donde en cada viaje descarrila algún vagón.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Canción de invierno. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

El escaparate juega fuerte los inviernos
si el frío espera la fiesta
reconoce escalofríos bajo mantas huidizas,
hay botellas y migas esparcidas por el salón,

dame una ciruela del frutero,
el estómago me dice, basta
dame lo que quieras que yo quiero
dejar la escena rompiendo algún jarrón

Se precipita el deseo de tener los días contados
todo se rompe en el alero de los chicos remendados.

Tus padres llegarán temprano en la postal
de buenos días, dame esa pastilla
que parece miel, dame el grito de los días
en un borde de abismo inmaculado
se callan las cornetas, sopla el mar
y marejada encuentras en el viento
hay botellas y migas esparcidas por el salón.

Queda mucho aún para el estío que se atreve
a soñar… con luces de neón.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Teatro. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Ocupen su localidad, por favor
el billete, es en la fila del fondo,
no olvide limpiar el asiento
antes de sentarse, manténganse
alejados de los focos pues
calientan como las lumbres
de perros callejeros, aún tardaremos
unos minutos en levantar
el telón, pónganse cómodos
y olvídense por un rato de la vida,
me refiero a la mente y los sudores,
ustedes me entienden, ocupen
su localidad, lleva una chica muy guapa
agarrada del brazo, me gustan
sus lunares, mi número de teléfono
está a la vuelta de la esquina,
el uniforme puede que engañe, pero
escribo poesía y follo como los
ángeles, sí, a esos me refiero,
los esclavos de un cielo rojo como la noche
esta que susurra al oído
palabras hermosas, los cohetes,
¿los oyen?, anuncian
que el telón es nuestro y el final
no ha encontrado su principio,
déjeme, hermosura, decirle
una cosita al oído, moje sus braguitas

bajo la carpa de la espera, el coche
en el aparcamiento, las tiendas luminosas,
algo de todos nosotros.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Canción de despedida. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Cogía el tren de cercanías pero siempre estaba lejos,
coleccionaba neones apagados, pero buscaba la luz,
era un homicidio voluntario,
ahora dime si en el carromato estaba yo.

Observaba los aviones y no aspiraba a un cielo azul,
en el colegio se encontraba con los reojos ciegos,
era una vela en pleno escenario,
ahora dime si en el carromato estaba yo.

Se acordaba los inviernos de la nieve que murió
visitaba cementerios buscando desconocidos,
era el pleno al quince que no encuentra ganador
ahora dime si en el carromato estaba yo.

Se debía de poner triste pero sembraba muecas
en la huerta de bellezas, silencios al por mayor,
era la guitarra versando los números impares
ahora dime si en el carromato estaba yo.

Cogía el tren de cercanías pero siempre estaba lejos,
ahora dime si en algún vagón estaba yo.

Las mañanas. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Acabo de correrme, es extraño el aliño
de pereza y sudor de un domingo
cualquiera, la resaca me mata
y te tengo en la pantalla como siempre,
explotas los granos de la barbilla
mientras espero un desnudo,
un aliento de ceros y unos que destile
la ginebra de la noche
pasada, creo que la noria tuvo la culpa
cuando introduje mi mano en tu
entrepierna, ¿estábamos solos?, no consigo
acordarme de los detalles
que las luces en la noche destiñen.
Quiero apagar el monitor pero no puedo
dejar de tocarme y eyacular
en las palmas de unas manos
que ayer entregué a tus dominios,
sabes que odio los poemas rebeldes
que golpean la bola, que chocan los coches
y ante todos ridiculizan tatuajes
de mentira. Aparta por favor
de mi vista, tócate de una vez las tetas,
mastúrbate como si la vida
te fuera en ello, déjame grabarte
mientras pueda soñar sin intermediarios,
Mika, amor, regálame otro baile de
los tuyos, con la falda y el corpiño,
la provincia entre tus pechos y el cansancio,
dile a mi madre que llegaré tarde
por si vuelve. Hoy es una mañana extraña
de domingo, algo en el aire apalea
los árboles del paseo, los perros
no molestan en nuestro patio, beben
las botellas, como se nota que las ferias
han llegado a la ciudad.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Tren al centro. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Déjame que te cante, es domingo
y estoy a oscuras contigo.

Huele a humedad en los bajos
de tu camisa, muévete a mi izquierda,
los días pasan y yo me quedo,
me bajo en esta cuneta que suena
a rock del bueno, pesticidas
de buenas a primeras para paliar
el cariño y la pérdida, déjame
decirte esto ahora que me atrevo,
hay ronquidos que despiertan
una víscera o besan, si tienen ganas
de mear, la noche más oscura
con sus vías al fondo a la derecha,
hace frío y nosotros sin mantas
con que arropar tus pezones y mis
cada vez más eróticos dientes
descuadrados, no os dejan dormir
los murmullos y lo que celebran
allá lejos, oigo si me dejas
los elefantes campar a sus anchas
por nuestra duermevela,
deja mi polla tranquila, hemos
tenido por hoy suficiente,
el cenicero lo dejaste en la cocina,
no mires el despertador
y ponte guapa, los gallos ya no cantan
por estos lugares, nuestras papás
dejaron de querernos
cuando dijimos que éramos novios,
los amigos se esconden
en libros de autoayuda, y cuando
se hace tarde solo te deseo
a tumba abierta, te rompería
el labio a mordiscos y daría
tu nombre a las autoridades por gamberra
y libertina, por dejar en callejones
sin luz nuestra atracción
preferida, se te olvidan los zapatos,
yo no saldría con esos tomates
en los dedos, apaga las luces
y dame las llaves, ronroneemos
un poquito en el rellano, luego
vendrá lo de siempre, cabrona,
los celos, el de los globos de colores,
la noche que se apaga en tu ceniza.

Blues de Mika. "La feria llega a la ciudad y abandona el barco"

Pedía a su mamá algo de dinero
para bajar a la feria, era verano y la vida era
como era, el sol era como era
y pedía a mamá algo de dinero
para bajar a la feria.

Miraba por la ventana y los coches
pasaban juntitos, era verano y la vida era
como era, el sol era como era
y miraba por la ventan y los coches
pasaban juntitos.

No quitaba ojo a la vecina con su falda
roja y blanca, era verano y la vida era
como era, el sol era como era
y no quitaba ojo a la vecina con su falda
roja y blanca.

Qué se puede pedir si sangran las tuberías
y pierden agua las venas,
qué se puede pedir si se derriten los amores
y los hielos regalan sus guarradas gratuitas.

Pedía por favor otro sábado para bajar
a la feria, era verano y la vida
era como era, el sol era como era
y pedía por favor otro sábado para bajar
a la feria.

Solía deambular por el barrio si su humor
era bueno, era verano y la vida era
como era, el sol era como era
y solía deambula por el barrio si su humor
era bueno.

Qué se puede esperar de alguien que no llega
en la vida adecuada,
qué se puede dudar cuando la certeza
ilumina el pueblo con rojos y azules clandestinos.

Pensaba en cómo sería su mundo cuando creciera
y no vio a su madre, pero era verano, la vida era
como era, el sol era como era
y pensaba en cómo sería su mundo cuando creciera
lejos de las norias y el estiércol.

Canción de amor de Spencer y Mika, de "La feria llega a la ciudad y abandona el barco"

Miraban los neones y la suciedad de las carpas
y no veían el romanticismo,
apreciaban los padres que se fueron en los giros
y el olor a bragas sucias de gitanas,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

Miraban los neones con la perplejidad del que abusa
de los miembros abiertos,
de par en par, como se arranca el vello
de una muñeca que se adopta en una tómbola,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

Miraban los neones para poder ver el futuro
sin vísceras adscritas a una hembra fatal
con tatuajes, banderas blancas
del aullido de la juventud que se muere a oscuras,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

Miraban los neones para no descubrir lo que se intuye
con los primeros aullidos de un orgasmo,
no eran cobardes pero cerraban los ojos cuando
disparaban a los patos con el sexo en ventanilla,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

Miraban los neones y se juraban los amores que duran
hervores del iceberg que era sus nombres,
sus caricias bajo cero rozando las telas interiores
bordadas con flujos y cariños,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

Miraban los neones mientras se hacían mayores,
las pelotas de colores iban resultando lo siguiente,
los rizos y las pecas, el llanto en maletas de cuero
por tan solo dos cartones de aquél bingo,

se dejaban en cada beso las heridas del pupitre.

martes, 1 de noviembre de 2011

Canción de Spencer. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Se paseaba entre los descampados
buscaba flores marchitas
llamaba de pasada a las luces y certezas
buscaba flores marchitas
pero no las encontró.

Se miraba en el espejo en los descansos
buscaba flores marchitas,
comía un bocadillo de luces de neón
buscaba flores marchitas
pero no las encontró.

Si buscaba penitencias de amores siderales
encontraba alguna botella de ron,
era un chico de la calle en busca de la cajetilla
donde duerme la ficha del montón.

Se refería a los enigmas de la vida
buscando flores marchitas,
se agarraba a los aviones que marcaban el camino
buscaba flores marchitas,
pero no las encontró.

Spencer caminaba en descampados
de atracciones,
buscaba la frescura de alguna reacción.