viernes, 30 de marzo de 2012

Poema de Amor IV. Poemas de amor si abandonas las palabras

Sabes que me escondo en las palabras
para evitar decirte que te quiero,
que vuelo raso para que no me veas
cuando distraída levantas la vista
en días como hoy, carentes de ventiscas.
Sabes de sobras, que dejo secar la tinta
si amenazas con un abrazo por la tarde,
que hay copas que amparan el desamparo
de mi carne, que te quiero
cuando te digo que te quiero y la tarde
me sorprende escondido dentro
de tu armario de trapos olvidados.

Horizonte ceniza.

Uno se da cuenta de que la revuelta es posible cuando mira cómo su hija se emociona revolviendo el cacao en la leche del desayuno.

Poema de Amor III. Poemas de amor si abandonas las palabras

Estás recostada entre cepillos y brillantina,
eres aire de alicates y belleza entre proclamas
de ternura. Y sin embargo me miras
de arriba abajo, como queriendo darte
cuenta de que todo ocurrió de repente,
en un abrir y cerrar de ojos, cuando buscabas
el poema entre estos versos,
igual que ahora miras esos restos de estaño
que en nada se parecen a nosotros.

Poema de Amor II. Poemas de amor si abandonas las palabras

Cuando haces el amor con la lija y el acero,
con los rasguños y las bocas cerradas,
cuando lo haces con los números imperfectos,
con la arenga de la tormenta,
cuando amas a la valija que no llega, cuando
haces el amor entre las pasiones de las calles vacías,
cuando resulta que la locomotora se escalofría
si la tocas pero se aleja de los andenes,
cuando haces el amor entre el rojo y la bandera,
y te follas los clavos enrevesados en los tablones
de un naufragio. Cuando el glande se hace sangre
al sacarlo del olvido, te queda la palabra.

Poema de Amor I. Poemas de amor si abandonas las palabras

Desconfía de las luces que molestan,
del deslumbre amistoso de metales pequeños,
de este oasis que lo abarca todo.

Desconfía de los jerséis de punto fino,
de las sonrisas forzadas de latas de conservas,
de la promesa de una boca muda.

Desconfía de la foto en escalones sin escaleras,
de la solidaridad entre paredes,
de la buena práctica social que no rasga el escenario.

Desconfía del que dice que no vale,
del que en tela de juicio sitúa mis caricias
en tu espada para así arañar a los años venideros.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Balada de Spencer y Mika. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Para los que piensan que el idealismo es una obligación.

Eran de la madera que no se abrasa en las hogueras,
una música discordante con el humus de un origen,
los perfectos brillos de espejos retrovisores en días de sol,
eran de verdad te lo digo supervivientes de una era,
ajados con heridas que solo las palabras son capaces
de obtener de pieles tersas como las que ellos tenían.
Eran , no lo dudes, el faro donde dirigir las costas,
la sirena de una hazaña que se va terminando, en serio,
eran de lo poco que uno experimenta en el silencio
de las ciudades dormidas, eran, me apura pensarlo,
atracciones de un parque temático aspirante a feria itinerante,
todo eso eran.
Sin embargo, y no me entiendas mal, hay mala gente capaz
de decir que eran la huída que no encuentra destino,
el fuego que envidia a las hogueras, coches sin capacidad
para mirar atrás, torturadores de los que atrás se quedaron,
que sus pieles eran rosadas como lo son las flores ajardinadas,
la luz que deslumbraba hasta el barranco,
el ruido del fracaso, el vecino que deshonra los muros vecinales,
incluso el feriante que huye enamorado de ciudades de paso recordadas.

Closing time. Reprise. La feria llega a la ciudad y abandona el barco.

Los feriantes abandonan el barco en el naufragio,
a solas en descampados, en tráficos de poemas mutilados,
en la antesala de un deseo, en los ladrillos de un vecindario
que parece un reformatorio.

Los feriantes abandonan el barco cuando llegan a la costa,
visitan los comercios del paseo, comen helados
y miran a los chicos y a las chicas intuyendo su ropa interior,
dando por perdidas las batallas.

Los feriantes abandonan el barco cuando se vislumbra el puerto,
imaginan amantes y noches de cielos asonantes,
complican la poesía de los libros que abandonan la fiesta
como quien deja a un lado los años primeros.

Los feriantes abandonan el barco cuando llegan a la ciudad,
Spencer y Mika lo supieron siempre, de sobra.

martes, 27 de marzo de 2012

Otro intento de poema de amor de las afueras. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Bajo unas ruedas viajas entre abetos
y bosques que aspiran a la quema, pero míranos
sentados en este banco del paseo, heridos
pero de la mano, como se sueldan los textos
del pasado en la memoria. Bajo unas ruedas
también nos conocimos, no recuerdo si viajaban
o solo estaban de paso, pero está presente
la manera inocente en que retamos a los astros
en sus tareas cuando no teníamos los treinta.

Bajo unas ruedas me dijiste que lo raro es eterno,
cerramos después el libro
y nos dejamos entre las sábanas la vida en el empeño.

Bajo unas ruedas que apenas ya derrapan ante el frío,
bajo hojas secas que invitaban al asfalto.

lunes, 26 de marzo de 2012

Como se escribe la Gloria, se bebe el fracaso.

Unas palabras de amor son páginas en blanco
emborronadas. Se dice pronto y se pronuncia tarde,
se escucha a escondidas y a pecho descubierto
se oye en el auditorio de los sentidos.
Hay una chica que mira el mar mientras sodomiza
a muñecos de una infancia descubierta.
Unas palabras de amor en lo desconocido del mundo,
alguna hija y pocos que entienden
las pequeña heridas que se curan con la rabia de la pérdida.

domingo, 25 de marzo de 2012

Love is a train. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A Lydia

"Love is a train without any track,
Once you are on board you ain`t never goin' back"
Willie Nile

El amor es un tren de largo recorrido,
el quererse es cerrar a las vías las estaciones,
apagar los paneles que indican las salidas y llegadas,
cerrar el bar con los precios elevados,
mantener los baños sucios de las estaciones sin miedo
a la excusa del vigilante de seguridad.
El amor es un tren de largo recorrido,
sin reservas de primera en vagones iluminados,
quererse es el viaje hacia los pechos desnudos
de paradas que no existen, es el pitido
del jefe de estación que nunca vuelve a casa.
El amor es un tren de largo recorrido,
de pañuelos blancos sustituidos por teléfonos
móviles que vibran cuando el deseo llega,
vibraciones que no conocen coños ni anos
que lo daban todo por llegar a su destino.
El tren es un amor de largo recorrido,
sube cariño a este andén de las afueras, al sueño
indeterminado de mis besos en la noche.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Tarde. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Sueñan las montañas y las nieves,
los cursos de los ríos y el picardías
de la vecina sueñan, el aire del cigarro
y el humo del cielo sueñan. Sueñan
los carromatos, sus ruedas de madera
y el color sepia del pasado, sueñan
de pasada a doscientos kilómetros
por hora los coches del descampado.
Las ideas felices sueñan, el ladrillo
rojizo de la perenne idea de irse lejos
sueña, el pupitre para zurdos sueña.
Sueña el descaro de la chica de taquilla
cuando enseña los senos, sueña
el despiste del que está solo y sigue
buscando. Sueña el enfado telefónico,
el pesebre de ha ce siglos sueña,
la dicha de una niña que duerme
entre abandonos como jabones
también sueña. Sueña el ruido,
sueña el sendero hacia la cima,
el musgo del jardín ante la lluvia
sueña. Sueña la quimera, el amor
a los dieciséis, el desamor a los
futuros cualquieras, sueña, el dicho
en el refranero sueña, el libro
cerrado. La gota de semen secándose
en las bragas sueña, Mika acorralada
entre las atracciones sueña. Sueña
incluso el sueño que creció, y sueña
también esta cerveza que hoy
decide que mañana es más bien tarde.

Día de la poesía.

El que escribe poesía es porque sabe que los días están contados. El resto simplemente los cuenta mirando de reojo.

martes, 20 de marzo de 2012

Horizonte Ceniza.

El idealista es un muerto de hambre que sentado ante un banquete no es capaz de degustar los manjares sin sentirse culpable

El feriante es. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Un niño que llora no es un niño que llora,
una muñeca deshilachada no es una muñeca deshilachada,
la rosa de los vientos no es la rosa de los vientos,
un feriante que se va no puede ser un feriante que se va,
la ausencia no es de ninguna de las maneras la ausencia,
el torniquete que para la herida no es el torniquete que para la herida,
el hilo que telefonea no es el hilo telefónico en absoluto.
Dylan estuvo alguna vez aquí pero no estuvo alguna vez,
un niño que llora no es un niño que llora si no estás tú,
la ausencia no lo es si no estás tú,
pierde sangre la herida y el torniquete si no estás tú,
no hay brisa que la rosa tiranice si no estás tú,
no es memoria el hilo del recuerdo si no estás tú,
ni la muñeca es capaz de verse rota si no estás tú,
sólo el feriante abandona de pasada el escenario
si tú ya no vives por aquí.

De la nada surgen obras.La feria llega a la ciudad y abandona el barco

De los caballitos surge un poeta que escribe novelas,
de las camas elásticas un rasurador de futuros,
de la noria surge el mundo que inventa las palabras.
De los puestos de tiro el pato que flota en la bañera
y no se hunde, de los cartones el premio del amigo,
del olor a dulces la chica del cuarto iluminado y todo eso.
De los niños despistados entre el gentío surge el relevo
de los sueños, de la montaña rusa el autobús que parte,
de las fichas de plástico surge lo que contamina los sueños,
surgen de los coches de choque los chalecos de lana
que abrigan en verano, de lo oscuro del castillo del horror
las braguitas resobadas de la gitana que se toca
por un mejor futuro. De la partida surge el punto y coma,
los abedules que decoran la estampa, de lo esperado
los feriantes en sus tiendas, surgen de nuestros fríos
la partida y la llegada, el verano ese de los huérfanos
y cañones disparando a las palomas.

viernes, 16 de marzo de 2012

Closing time. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A Matis.

Los caminos entregan pistas que no resuelven un crimen,
sin embargo estamos aquí, haciendo ruido
mientras el poblado duerme a pata suelta entre manteles
con migas y manchas de bebidas inclasificables.
Desde aquí se puede escuchar cómo el ronquido arrulla
los pasados, la manera en que el suspiro de un soplo
despeja los sueños ligeros. Los caminos, los caminos,
los caminos, los caminos, los caminos.
Spencer daría un dedo de la mano por resolver un crimen,
Mika es de otro planeta y espera el día señalado,
el de las huellas que descubren los designios de los hombres,
pareja son de enamorados con la causa perdida
del que es abandonado en medio de una carretera de provincias.
Los caminos, los caminos, los caminos, los caminos,
los caminos. Denver dicen que estuvo aquí entre las duermevelas
una noche como esta, June fue testigo de un milagro
parecido a un verso en las afueras. Ellen y Art eran jóvenes
y follaban pensando en los misterios de lo que no se ha vivido.
Si cierras de una patada la puerta de la feria, recita Apollon,
los sanatorios son los baúles candados con la respuesta
del misterio.

domingo, 11 de marzo de 2012

Tiempo de cierre. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Dejemos que los feriantes abandonen el pastel,
las miguitas de este mantel que es carne
de lavadora, una sobremesa menos en el espectáculo
de los sueños. Dicen que los feriantes
sueñan a veces despiertos, pero sé que es mentira,
que no son ciertos los rumores románticos
de esos engendros del demonio. Mira el tendal
de la caravana del fondo, bragas sucias de dudoso
gusto, ropa interior esclava de un sexo violento
de fustas, cuero y cigarros candentes. Este panorama
de titiriteros de mentira nos la pone dura,
pero hay algo melancólico que la digestión nos recuerda.
Claro que hay chicas en sus cuartos que sueñan
con vidas de aquí para allá, de evocaciones roqueras
entre bambalinas, quizá un gitano manejando
fichas se insinúe en sus fantasías nómadas, pero fíjate
solo queda de todo eso el azote cuando el éxtasis,
el escalofrío y el tirón de pelo cuando la espera
derriba las fronteras del extrarradio.
Se te quitan entonces las ganas de cenar, de morir
de pie como te dijeron, de afeitarte los domingos,
y de amasar fortunas con caras de poemas abandonados.

sábado, 10 de marzo de 2012

Ya no tocan la música de antes. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

En medio de la noche no se habla inglés,
no hay conocimiento capaz de quedarse aquí
para siempre. Y resulta que es mierda
el intento del verso, que es una estúpida basura
creer en los astros que ya murieron y parecen
un engaño permanente, resulta un cuerpo
desnudo en pleno Agosto la ceniza de tu hombro
junto al mío. Que se enteren del horror
que entraña si aspiras a entenderlo, Spencer
desenmaraña la atrocidad permanente
de un recuerdo que escupe al suelo, un recuerdo
que mece las cunas estrangulando
con sus poderosas manos años de bonanza,
como una locura que no comparte sanatorio
con nadie, como una certeza
ausente como pocas de los designios del mundo.

viernes, 2 de marzo de 2012

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

¿Recuerdas cuando querías ser viajante
para ver la vida pasar tras cristales encortinados
en hoteles de las afueras?
¿Recuerdas cuando pedías a gritos la reunión,
la distancia entre tu escritorio y el mío?
¿Recuerdas el momento de ese avión que no partió
nunca pero se elevó miles de metros sobre
nuestro suelo?
¿Recuerdas la vuelta entre las tormentas y los cielos
rasos donde descansaban tus piernas
entre las mías?
¿Recuerdas que el mañana era la ropa interior
y el sexo una manzana?
¿Recuerdas cuando Mika no existía y éramos
felices?

Palabras menores. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Si Mika hace las maletas es porque sabe hacer
con la vida piruetas entre paseo y paseo.
Si Mika hace las maletas es porque se corre
sin necesidad de alcanzar los astros.
Si Mika hace las maletas es porque la vergüenza
de los textos huye de casa.
Si Mika hace las maletas es porque los automóviles
son las nuevas pinturas de este arte
que Spencer se empeña en hacer suyo sin conseguirlo.
Si Mika hace las maletas los feriantes se conforman
con las sobras del banquete y pasan hambre
entre el humo de la hierba entre papeles.

jueves, 1 de marzo de 2012

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Mika odia el goteo seminal
cuando todo ocurre,
el olor a rancia escuela de domingos,
llama mamá al mediodía
y duelen las ojeras.
Mika detesta como nadie la saliva
mezclada con el vello
cristalino de unos abrazos
en días festivos, de cercados miembros
viriles que la vida mutila
en lo temprano de la noche.
Mika dice que será la última vez
que se trague todo aquello,
mientras mira el paso de los yates
surcando el desierto de mis ojos.

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Deja encendida la luz de la salita,
pisa con tus pies descalzos la alfombra
persa que te regalaron los amigos cuando
eso significaba algo, enciende
alguna vela, no te cortes, incienso de rosas
es una buena opción. Detesta
al vecino con su radio, al imbécil del tercero
que grita siempre a las ocho,
relájate mientras tu chico te come
la entrepierna y la cena huele
en la cocina. Enciérrate por si acaso duele
eso que llaman despedida,
cuando las ferias abandonen irremediablemente la ciudad.

Spencer sueña. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Solía despertarse imaginando muros
de ladrillos, destartalados extrarradios
al son de trompetas, titiriteros en el otro lado
montando las carpas, dejando vacíos
los pozos del deseo e improntas de gaviotas
depositan en su regazo otros escalofríos
que no se encuentran en los libros de texto.
Era una división acordada con los astros,
un mundo al alcance de muy pocos, misterios
en celofanes que muerden las manzanas,
y si buscaba la caricia y la palabra, el reto
era el fracaso. El musgo de entre el cemento
se intuía pero ya era tarde, el abandono
de otra era, los ríos que bordean las ciudades
por miedo a la sequía de los campos infértiles,
todo lo adorable del olvido y la memoria
y la feria decorando los sueños de los hombres dormidos.