jueves, 28 de octubre de 2010

Reconstrucción (XIII)

A los dogmáticos de corazón

Se lee siempre en la búsqueda de la verdad y de la mentira, de la verdad que puede ser mentira y de la mentira que quizá sea verdad. Siempre inspeccionando los mundos que se ofrecen, plagados de matices. Con la mente abierta y la moral vacía se lee.

Se lee algo más que la superficie, se indaga en las estructuras, en los lazos oracionales, en la intención en la selección semántica, como exploradores en un lugar virgen del estilo a niñas japonesas de no más de 13 años. Se lee pero no se respeta la virtud del texto, muy al contrario, se han de desgarrar sus atuendos, arañar su interior y dejarlo después tirado en la cuneta del bagaje literario.

Se lee desde la crítica, que no desde el criticar lo leído. La aproximación debe de ser agresiva, nunca indolente y siempre certera. Despojándose de todo concepto anterior.

Se lee igual que la moral actúa cuando su mente no se abre, esto es, a la desesperada sembrando el terror en cada una de sus huellas.

1 comentario:

  1. Hasta que los fracasos y desengaños te hacen leer para huír de la verdad, en busca de esas mentiras tan hermosas que en tanto la superan.

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