Decías que era todo culpa mía,
las academias tan lejos y las aulas
de tu infancia, lo que olía
y no dejabas de fingir el aroma
que no existe, la culpa de una luz
que declina y enciende otra,
las ferias dejando la ciudad y padres
orgullosos imaginándote abogado
o ingeniero, la autopista de la vida
plagada de peajes.
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