viernes, 22 de octubre de 2010

Reconstrucción (VII)

A Artem

Se sostiene el hilo telefónico con suavidad, centrando siempre la atención en la coordinación de los dedos, dejando pequeños posos de conversación en la distancia, pudiendo echar de menos ciertas señales, el aspecto de los ojos o el movimiento expresivo de la boca. Se sostiene en la tormenta, en la realidad tan diversa como necesaria, mientras se desciende a otro estado de la existencia.

Se sostiene el hilo telefónico igual que se combate la lejanía, con pequeños sorbos sintácticos que a veces por rebeldía se saltan las normas. Es lo mismo, si te fijas. Si se sostiene como te digo, se siguen marchitando las plantas y envejecen las mascotas, igual que los años pasan en nosotros, pero la memoria nace y encuentra su sitio.

La memoria de aquél que olvida no es más que ruido en el hilo telefónico. La memoria de aquél que olvida es suficiente para ser protagonistas de lo difícil que resulta descolgar la línea y encontrar los recuerdos ordenados.

Se sostiene el hilo telefónico como las señales de humo captan la atención de los queridos ausentes.

1 comentario:

  1. Se sostiene, también, como una última esperanza, como un vano intento de ganarle la batalla a la irremisible soledad.

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