domingo, 24 de octubre de 2010

Reconstrucción (VIII)

Se escucha como la vida se entiende, esto es, observando cada movimiento torpe, metiendo las narices donde nos llaman, siendo impertinentes y claros. Así la capacidad de cambiar pedacitos de vida florece. Con la riqueza de la crítica como arma arrojadiza.

Se escucha en el encierro que deja pasar los rayos del sol a través de la ventana, sin capucha ocultando las orejas ni la expresión.

Se escucha para entender y conocer al enemigo, y pensar por un momento que el cambio desde el idealismo es posible.

1 comentario:

  1. Se escucha con la fatuidad de quien ve llover bajo techo, permitiendo que las palabras desfilen por los oídos, pero desterrándolas de inmediato a ese rincón del olvido donde yacen los arrepentimientos.

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