jueves, 28 de octubre de 2010

Reconstrucción (XIV)

Se piensa desde la marginalidad. Nunca se han de caminar los caminos ya andados ni refugiarse en refugios habitados, únicamente por seguridad, por tener todo bien atado, por no salirse de la línea que traza la frontera de lo que vale.

Se piensa desde el respeto, con las manos desatadas, con el miedo justo a cometer errores, escupiendo si hace falta al suelo y reemprender la marcha.

Se piensa muriendo en el intento, perdiendo posiblemente el respeto de la hilera alienada que siempre vigila los movimientos. Con entereza visceral y armonía en las formas, se ha de volver incómoda la imagen que uno proyecta.

Se piensa, como digo, desde la víscera, sin miedo a las palabras que denotan y connotan. Sin miedo al qué dirán de uno cuando en el fondo si incomoda uno existe.

Se piensa, al fin y al cabo, si realmente va a servir para algo todo lo que uno tiene en la cabeza y, dicen, no vale para nada.

1 comentario:

  1. Se piensa, a veces en exceso, atendiendo a lo urgente y arrinconando lo importante.

    ResponderEliminar