jueves, 24 de julio de 2008

June (III)

Fue una tarde de esas en donde cualquier pequeña brisa anuncia una carta en el buzón ó una cabina de teléfonos libre ó una calle vacía para pasear en soledad. June había quedado a las cinco en la boca del metro de las afueras. En el cielo no había una nube. Como siempre, llegó antes de tiempo y compró en una librería cercana un libro de moda. Hacía un calor impropio del final de un Otoño. Mientras esperaba, pensaba en los deberes de matemáticas y lengua que tenía que presentar al día siguiente. Una redacción sobre los "trenes de la noche" y raíces cuadradas infumables. Odiaba el instituto, las horas eternas de los recreos y las clases de gimnasia. Detestaba sudar bajo un sol abrasador como el de aquella tarde. Cuando se disponía a ojear el libro, lentamente acudía a la cita un chico desaliñado y desgarbado. Se miraron e intercambiaron pelos erizados y algún sueño. Emprendieron el largo paseo de los comienzos. El cielo empezaba a hacer de las suyas. Una pequeña brisa hizo que June se abrochara la chaqueta. Las cabinas de teléfonos se vaciaron mientras las calles solitarias enviaban sus cartas a buzones desconocidos. Esa misma tarde se besaron.

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