martes, 27 de marzo de 2012

Otro intento de poema de amor de las afueras. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Bajo unas ruedas viajas entre abetos
y bosques que aspiran a la quema, pero míranos
sentados en este banco del paseo, heridos
pero de la mano, como se sueldan los textos
del pasado en la memoria. Bajo unas ruedas
también nos conocimos, no recuerdo si viajaban
o solo estaban de paso, pero está presente
la manera inocente en que retamos a los astros
en sus tareas cuando no teníamos los treinta.

Bajo unas ruedas me dijiste que lo raro es eterno,
cerramos después el libro
y nos dejamos entre las sábanas la vida en el empeño.

Bajo unas ruedas que apenas ya derrapan ante el frío,
bajo hojas secas que invitaban al asfalto.

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