miércoles, 4 de julio de 2012

Diario de un cubo de basura

Nadie entiende nada. Negra quita de ese sillón los cuadernos y pegatinas. Nadie entiende nada. Los lirios de un balconcito que te invita a un coche o a una fiesta de viejos hermosos. Nadie entiende nada. Las sillas en el asiento trasero de un coche y los juguetes entre las alfombrillas y los cinturones de seguridad. Nadie en absoluto entiende nada. Hay un helado que se derrite entre dedos manchados por el sobe de un balón de reglamento. Hay patines de color rosa deslizándose entre morenas piernas jóvenes. Nadie entiende nada, y no interesa. Quiero deciros pequeños malhechores de estos días que aún comienzan que nadie mira, ojos hacia otro lado y discursos vacíos. Somos un cubo de basura en altas horas de la noche. Tú negra eres un cero la izquierda en un mundo sin matemáticas. Tú ruso eres una letra mayúscula entre analfabetos que soban el dinero. Nadie mira, da lo mismo, incluso ahora que se desgrava la solidaridad y se cotiza al alza el discurso fácil. Me voy queridos niños calentando por momentos, como un dragón de mundos imposibles el fuego comienza a salir por mi boca. Nadie entiende una mierda. Podría dibujaros un cuadro que os pusiera tristes, pero no tengo el pulso como para crear obras maestras. Nadie entiende nada, tampoco nosotros, treintañeros que sueñan con el ideal que no existe, con las cervezas en la arena y las hogueras a lo lejos, destierro de apátridas como tú y yo lo somos hoy, querida mía, apátridas sociales en busca de un lugar en el mundo oliendo a sudor intenso y nubes de colores.

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