jueves, 19 de julio de 2012

Diario de un cubo de basura


Se cierran unas puertas y se abren otras. Se lo decimos por activa y por pasiva al ruso y la negra. Intentado ajustar las piezas en sus cabecitas estamos estos días. Que si hermanos unos, que si ahora soy tu primo, que si tu madre es esta o la otra. No hay poesía mayor que este puzle inabarcable. Resulta extraña la hora del recogimiento, cuartos oscuros ocupados por respiradotas transparentes. La memoria y el anhelo del futuro se deslizan por ese tobogán que es el aire entre los labios. Nosotros seguimos mirando por la ventana, esperando que no pase. Sabemos que pasará, pero nos da lo mismo, esperamos que no pase. Llevamos al ruso y a la negra a la playa en un día de norte revolucionado. Cogimos frío pero no hay mayor sensación de plenitud del frío en el regazo de esta suerte. Ahora la lucha por la honestidad, por la justicia que uno no encuentra pero sabe que si no existe se ha de crear. Ahora toca el golpe en la mesa, cerrar la oficina con la cabeza alta. Para que luego puedan mirarte a la cara y lo sueñen estos críos de arcilla que esperan no ser cocidos nunca en un horno de ideales. Nosotros, te digo, seguimos mirando por la ventana, esperando que no pase el camión de la basura con sus bidones de reciclaje.

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