viernes, 5 de noviembre de 2010

Reconstrucción (XVII)

Se baña uno desafiando las olas y los adioses, con la arrogancia suficiente para que nadie nos diga nada, haciendo esfuerzos, pues nada es fácil, por encontrar alguna concha, algún vestigio de miles de años pasados. Con la entereza del que que sobrevive uno se baña.

Se baña uno fijando sus esfuerzos en el barco lejano, sin apenas dudar del éxito de la campaña, aunque el estilo no sea el más perfecto, aunque los silbidos de las gaviotas no entonen melodías, así se baña uno.

Se baña uno con la impertinencia debajo del bañador, para desefundar con desespero la calma salada de los mares que se encuentran al fondo de un escritorio, de una palmera, de una sombrilla.

Se baña uno y seguidamente se desnuda ante los sorprendidos ojos de los turistas.

1 comentario:

  1. Uno se sumerge con la vana ilusión de desprenderse del olor a hollín y del amargo sabor de la ceniza, y salir puro y renovado, como si cualquier estanque fuera el Jordán, pero apenas surge mojado y aterido.

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