lunes, 9 de mayo de 2011

Los futuros del comienzo (VIII)

Un sueño se asesina si se cumple

justo antes del relámpago, en las horas

previas de la madera y los suelos

de baldosas, como si se ejecutase al reo

sanguinario junto a familiares.

Sobre las cunetas y gasolineras

la agonía que despereza la vida, que hace

muecas postreras y baila sobre tumbas

no enterradas. De noche surge el crimen

de manos vacías con manchas

de carmín carentes de erotismo, la frívola

estancia de aquél que sentencia

inocentes en vena, en transfusiones solidarias

de castigos fronterizos.

Deber una nostalgia para zanjar

cuentas pendientes en algún que otro regazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario