viernes, 20 de mayo de 2011

Los futuros del comienzo (XI)

Grenoble que no sueña.


Me contabas en el invierno sobre

el sonido que no dura de las teclas del portátil

donde escribías tus versos. Para ti

era una cómoda manera de viajar y recrearte

en días de lluvia que no viviste, también

iniciáticos discursos lograban su hueco

entre vocales y consonantes. Los sueños, decías,

los sueños del olvido que se acaba,

los lentos tranvías también estaban en ellos,

fuerzas de costumbres sin muros que derribar.

Me contabas desde luego el desencanto

que simplemente te contaron los libros

de tus estantes , hoy vacíos, ¿dónde de todo eso

que soñaste la cuna de todo se encuentra?

Es cierto que me contabas muchas anécdotas

disparatadas, podían arrimarse a las orillas de los ríos

o perecer en tierras olvidadas sin hilo

telefónico. O algún apagón de luz en la ciudad,

o los botones del mayordomo plateados,

también los vuelos rasantes allá a lo lejos

o las ganas de ganarte a casi nada.

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