domingo, 22 de mayo de 2011

Déjame que te describa el vuelo en reactores

y bebidas. Las chicas que deseas

hablan inglés sin academias por delante,

pero qué importancia tiene la pereza

sintáctica cuando ante ti se muestran

nubes de verdad, verdaderas aguas

transformadas en estética inalcanzable.

También te acompañan inodoros traseros

casi siempre ocupados con la lucecita

roja insolente en muestras de urgencias

pasajeras, el bajo vientre de las casas

pequeñitas allá abajo que traiciona. Hay

perfumes, es verdad, catálogos con fotos,

precios, ensueños en hombres despiertos,

en niños despiertos, en mujeres despiertas,

en pilotos despiertos y en aves despiertas

que envidian la mecánica en pleno vuelo.

Déjame, por favor, que te describa

los finales del trayecto, los que cercan

sin permiso algo así como lo que tú eres,

déjame el despegue, el “landing”

el “tomando pista para despegar,

buen vuelo”, déjame el carrito con plásticos,

las manos dormidas apoyadas

en los brazos de las butacas, déjame

lo que se aleja, lo que queda atrás, todo

instante que recuerdo en tu mirada tan lejana,

déjame que embarque y te describa

en estas salas de espera acristaladas,

como pasan las horas.

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