lunes, 27 de junio de 2011

Indignos

Son estúpidos todos aquellos elitistas culturales que hablan sentando cátedra sobre la vida y la escritura. Preparan frases ingeniosas que piensan mientras cagan, en los partidos de sus hijos, algunos incluso mientras se acuestan con sus parejas. Son estúpidos los que se creen dignos de la palabra porque publican, porque se relacionan con gentes de mando cultural, quiero decir con esto que van incrementando los méritos necesarios para sentirse escritor de todos aquellos que no aspiran a publicar ni sentar cátedra; todo lo contrario, éstos últimos aspiran a dignificar las letras en la vida, la escritura como medio de búsqueda, como herramienta de reconciliación, por decirlo de alguna manera. Así, buscan en las palabras las respuestas sin la necesidad de ver su nombre impreso en la publicación de moda, por ejemplo. Sin embargo, hay otros muchos que no enfocan su aspiración a entender el mundo, únicamente van inventando grandes frases para la posteridad, aforismos repelentes sin otro ánimo que el de encontrar su hueco en el Olimpo de los elegidos. A esos elitistas que alejan la literatura, las letras, la manera de vivir y deformar la vida a través de la palabra, les maldigo. Les maldigo porque solo quieren su hueco sin rellenar los huecos verdaderos, quieren su foto sin darse cuenta de lo complicado que es captar la verdadera instantánea. Pero sobre todo, les pondría en la paredón por el hecho de aprovecharse de los pobres incultos, pues igual que los ricos necesitan pobres para mantener su estatus, los aristócratas de las letras necesitan analfabetos para pasar a la Historia escondiendo sus mezquindades e intereses que nada tienen que ver con lo que, creo , el ejercicio literario únicamente es, es decir, búsqueda, encuentro con uno mismo, exploración de preguntas que aún sabiendo que no tienen respuesta, no se pueden tirar a la basura y merecen ser trabajadas desde la estética atroz de los exploradores entre las sombras.

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