miércoles, 1 de junio de 2011

Lidiakov

no quiero pertenecer a esto,

dijo un día, a estas alegrías en calores

de verano, hacinados a turnos

con tinta en alguna libreta

de alguien, al margen quiero

ausentarme, me dijo, dejar

que la senda mantenga su curso,

conquistas con los pies gastados

me complacen, no quiero

el diagnóstico, tú me entiendes,

entiendo cada palabra, desde

luego que no será el bullicio

de las esperas interminables

nuestra meta, no quiero los musgos

del desierto, no quiero

plantar los árboles de un bosque de esperanzas

taladas. no quiero, sin embargo,

los días laborables vacíos de tareas, ni fines

de semana que siempre

están comenzando.

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