domingo, 10 de julio de 2011

Lectura de una infancia

Arco imaginaba el arcón de la fruta en la cocina. Mou pedía a su madre visitar a su amigo los sábados por la mañana antes de desayunar. Mou y Arco disfrutaban enredando con las pieles de los plátanos y los paraguayos. Las mamás de Arco y Mou creían que esa inquietud por las frutas peladas era por su creciente imaginación. A veces las pieles de los plátanos eran barcos piratas en el océano helado; en otras ocasiones las víctimas de grandes catástrofes naturales eran representadas por paraguayos sin piel, brillantes ante el sol de la mañana. Arco y Mou sabían que no era la imaginación su guía. Arco y Mou sabían que cuando se mira a la vida de cara, las pieles y los escudos acaban sobrando. Mou bromeaba y siempre con sorna, abrazando a Arco, le decía que acabar sobrando sólo es posible si todo empieza sabiendo que no hay nada que perder.

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