martes, 19 de julio de 2011

Lectura de una infancia

A veces las infancias se leen como libros abiertos

donde cabe todo, los capítulos extensos

y la pereza.

A veces las infancias se escuchan como el barco

que pasa, removiendo el mar

y la luz del faro.

A veces las infancias se mastican igual que la pasta

que se escurre entre los cubiertos

y las salsas.

A veces las infancias pierden el sentido

sin notarlo, ni escuchan, ni ven,

ni saben.

A veces las infancias son carteles publicitarios

en vías rápidas sin tráfico, vendiendo sin decencia

productos perecederos.

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