miércoles, 9 de mayo de 2012

Es ridícula la fibra sensible de los ladrillos desechos,
la vida eterna a la que aspira una ventana,

los marcos de las puertas que temen a la muerte

ya no son lo que eran.

… y esas arrolladoras desmesuras de tus ojos en la noche…

fijando cimientos que invitan al sosiego.

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