lunes, 20 de febrero de 2012

Letanía. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A las monjas de mi niñez

No te ocurre que a veces el arcén
es más ancho que la vía que nos lleva,
que Spencer en realidad fue creciendo
y ya no frecuenta la feria
tanto como te gustaría, que mira
los días que han de venir y te ruboriza
esa valentía del que piensa que siempre
estará de paso. No te ocurre que los dioses
visitaron tu casa y te bendijeron
cuando tus padres eran jóvenes
como lo somos tú y yo ahora, que la viuda
se ha vuelto a casar y su olor
a sexo de extrarradio no consigue abandonarte
mientras te tocas los sudores de la vida.
No te ocurre que deseas como nadie
abandonar las palabras poéticas e incorporarte
a los otros, a los de las camisas de franela
y sueños racionados. No te ocurre que a veces
te despiertas, y no hay sitio que alcances
que no ruegue por las horas del mañana. Dime,
no te ocurre que el dolor se vuelve inicio
y el recuerdo una guardería de barrio con un chofer en la puerta.

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