miércoles, 29 de febrero de 2012

Manifiesto

Las palabras se vuelven hermosas
y también se mueren, como un desecho
entre productos de supermercados, como
la estela candente de las gomas
de neumáticos en las sendas de la vida.
Las palabras como banco, voluntario,
aquellas que hablan de mercados, deuda
y futuro. Las palabras pasan a peor vida
si las dejas solas en manos de extraños,
violadores de semánticas y realidades.
Las palabras se vuelven hermosas
y también se mueren, en fosas comunes
descansan sus vocales, sus diptongos, sus reglas
básicas que buscan significados
en lo eterno de este engaño. Pero escucha,
existen magos capaces de recuperar
los hilos telefónicos, encontrar las palabras
donde siempre han descansado, y entonces
del dinero rescatan un banco que contempla las palomas,
y de voluntario
la libertad de serlo, e incluso de los mercados
se recuperan los puestos, el olor a grasa
y pescado fresco. Las palabras se vuelven hermosas
pero también se mueren, igual que hay deudas
que solo atienden al futuro de un recuerdo,
y vuelan entre los sueños a tierras fértiles
como el silencio en el discurso.

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