jueves, 16 de febrero de 2012

Los poemas son para los días de lluvia

Cuando hay signos de una revolución,
los poemas se suben a las copas de los árboles,
aúlla el oxímoron y desgarra la garganta de los días
la metáfora que sale a la calle.
Cuando hay signos de cambio,
los párrafos se manifiestan en los márgenes en blanco,
buscan el hilo telefónico
como la memoria escarba en la basura del tiempo
que ya ha pasado. Cuando ocurre,
los amores queman las papeleras vacías del futuro,
y se muestran las pinturas
en museos que la lluvia conquista como un recuerdo.
Cuando hay signos de una revolución,
los ausentes se muestran, el hambre de un pesebre
renuncia a Dios, los amores de la dignidad
abrazan con frenesí la próxima parada de los trenes
que hacia ninguna parte sus huellas van
marcando el camino.

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