miércoles, 29 de febrero de 2012

Manifiesto

Las palabras se vuelven hermosas
y también se mueren, como un desecho
entre productos de supermercados, como
la estela candente de las gomas
de neumáticos en las sendas de la vida.
Las palabras como banco, voluntario,
aquellas que hablan de mercados, deuda
y futuro. Las palabras pasan a peor vida
si las dejas solas en manos de extraños,
violadores de semánticas y realidades.
Las palabras se vuelven hermosas
y también se mueren, en fosas comunes
descansan sus vocales, sus diptongos, sus reglas
básicas que buscan significados
en lo eterno de este engaño. Pero escucha,
existen magos capaces de recuperar
los hilos telefónicos, encontrar las palabras
donde siempre han descansado, y entonces
del dinero rescatan un banco que contempla las palomas,
y de voluntario
la libertad de serlo, e incluso de los mercados
se recuperan los puestos, el olor a grasa
y pescado fresco. Las palabras se vuelven hermosas
pero también se mueren, igual que hay deudas
que solo atienden al futuro de un recuerdo,
y vuelan entre los sueños a tierras fértiles
como el silencio en el discurso.

martes, 28 de febrero de 2012

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Los días son iguales a una tripa,
deja que me explique; si te digo de pasada
que naces de un suspiro, no me creas,
pues la dicha se confunde con un instante
y ahora esperas, esperas la consigna,
el cambio de guardia y al cerrojo,
clausuras con el deseo las memeces
que las cigüeñas han ido dejando en cada
uno de los cuentos infantiles de los años
primeros. Los días de los cantarines,
de niños sin respaldo entre los cines.

sábado, 25 de febrero de 2012

Cuando uno se rinde.La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Cuando uno se rinde
la feria abandona el pueblo y busca atardeceres
lejos de la derrota, las ventanas del vecindario
ya no importan, y son las persianas las protagonistas
del naufragio, hay pájaros sin pico
con gabardinas cuando uno se rinde.
Llega el tiempo de la página que pasa despacio,
de abandonar los ojos de la chica triste
o el chico que sueña con sueños imposibles,
no tocan los cartones de la tómbola y sientan
mal los calamares fritos del mediodía.
Cuando uno se rinde, es verdad, busca
entre el gentío a Mika y Spencer ensoñados,
y solo encuentra versos en la sima
de los corazones.

viernes, 24 de febrero de 2012

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

¿Cómo una página en blanco vive entre la tinta?
¿Cómo la palabra encuentra su hueco entre la basura?
¿Cómo la noria encuentra sus versos en vagones vacíos?
¿Cómo es que el límite vital renuncia al existencialismo?
¿Cómo es que me miras y el horizonte pospone su retirada?
¿Cómo es que la ceniza descansa en nuestros gestos?
¿Cómo es la curiosidad de las cosas entre la niebla?
¿Cómo resulta encantadora esta mezcla de luces de neón
y estío que se acaba?
Dime, ¿cómo fueron esos años y cuándo me recuerdas?

miércoles, 22 de febrero de 2012

Al estilo Lorca. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Spencer y Mika
aceite y agua,
y la vida a lo lejos, de pasada.

Los poemas se mueren.

Los poemas también se mueren,
buscan el lecho a escondidas por si alguien
descubre su partida,
pero también se mueren, lo sabes
porque has visto alguno agonizar entre el gentío,
no pierden, es verdad, su rima
ni su sugerencia, pero si te fijas en ellos
el deterioro se vuelve fértil, la dificultad
del aire entre los versos
no mitiga ni tan siquiera un segundo
la dignidad del que desaparece entre dulzuras.
Los poemas también se mueren,
y el hilo telefónico conserva todo aquello que
no fue capaz de resucitar.

martes, 21 de febrero de 2012

Sin título

Dicen que tus manos estén limpias,
que soples las velas de la paz,
practica sexo con amor en las alturas,
y yo me siento solo y condenado,
pues me gusta la sangre entre los dedos,
hablar de guerra entre disturbios escondidos,
las heridas entre las sábanas deshechas.

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

¿Cómo distinguir un pelícano de un mal sueño?,
¿cómo una película de ensayo de un almirante marino?
A veces confundo las estrellas con las baldosas
y adoquines, otras me tropiezo con recetas de cocina
creyendo que son manifiestos de otros amores y otras
latitudes. ¿Cómo encargar una carta si la confundo
con los escalofríos de una boca que escupe más que habla?
Solíamos pasear por el botánico disfrazando
los cactus con vueltas a casa entre risotadas obscenas,
éramos tú y yo sin redes bajo los pies ni seguros
médicos, de la muerte no sabíamos nada y éramos
felices. ¿Cómo distinguir lo de dentro de lo de fuera,
los frutos secos de los troncos de los árboles? A veces
era un reto irresoluble dejar claro que los patos
descansaban en un estanque y no entre boletos
y loterías gitanas. Las dudas no sembraban
en nuestras palabras que eran amantes del sueño
y de la vida, ¿cuándo fue la primera vez que me dijiste
que la gente se muere?. No recuerdo el momento,
quizá lo confundo con aquellos bajo las lluvias
de la feria del país del norte, tenías la falda estampada
y se la regalaste a unos críos, mientras hacíamos
de todo en aquella habitación de hotel que parecía
un camarote sin vistas al mar. ¿Cómo se distinguen
los años idos?,¿ cómo es posible entender que se van yendo
las leyendas juveniles?,¿ cómo comprender
que lo dimos todo por la causa y nuestros fluidos del estío
nos recordaron que estábamos vivos, y que
realmente era verdad el salto al vacío de nuestra piel dormida.

lunes, 20 de febrero de 2012

Letanía. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

A las monjas de mi niñez

No te ocurre que a veces el arcén
es más ancho que la vía que nos lleva,
que Spencer en realidad fue creciendo
y ya no frecuenta la feria
tanto como te gustaría, que mira
los días que han de venir y te ruboriza
esa valentía del que piensa que siempre
estará de paso. No te ocurre que los dioses
visitaron tu casa y te bendijeron
cuando tus padres eran jóvenes
como lo somos tú y yo ahora, que la viuda
se ha vuelto a casar y su olor
a sexo de extrarradio no consigue abandonarte
mientras te tocas los sudores de la vida.
No te ocurre que deseas como nadie
abandonar las palabras poéticas e incorporarte
a los otros, a los de las camisas de franela
y sueños racionados. No te ocurre que a veces
te despiertas, y no hay sitio que alcances
que no ruegue por las horas del mañana. Dime,
no te ocurre que el dolor se vuelve inicio
y el recuerdo una guardería de barrio con un chofer en la puerta.

domingo, 19 de febrero de 2012

Ha sido un funeral que nos ha hecho recordar nuestro pasado. Dos hermanos al fondo en la iglesia, dos hermanos cercano s a los treinta y el cura llorando ante Cristo como un bebé que quiere creer en lo divino pero no puede. Es una media hora de desconsuelo, de un cambio de guardia y de la vida. Tendríamos tres y cuatro años cuando mi hermano y yo vinculamos nuestra sensibilidad y nuestra historia a esa pareja de monjas que nos dieron tanto, que permitieron que viviéramos ajenos a Dios pero a su vez entre los brazos del creyente. A nuestras familias les sobraba el dinero. Sor Águeda y Sor Juana María nos cuidaron en la guardería del Barrio Pesquero, y el hilo telefónico, como escribió Denver alguna vez, conserva todo aquello que no aprendió a resucitar. Pasaron treinta largos años en donde apenas vimos a Sor Juana María, treinta años en los cuales de todo fue pasando, pero tanto mi hermano como yo hoy nos detuvimos un momento en esa iglesia, abarrotada y llena de humildad y recuerdos y despedimos a una de nuestras monjas, porque los cambios de guardia se tienen que despedir como merecen.

viernes, 17 de febrero de 2012

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Spencer es lo poco que adula
a las estrellas. Ahora son de bronce,
como sartenes en grasas acomodadas,
en cielos monstruosos que no hacen
ya sombra a lo terrestre, Spencer
que dice lo que siente si es estrellada
la vida de Mika ante el espejo.

Sin título

Dime que Garcilaso odiaba las armas y que combatía
porque echaba de menos el rito de la carne y la palabra.
Déjame creer en un Becquer que dejaba la vida
por motivos reservados a la suerte,
que Valle-Inclán se asustaba tanto de la vida
como para deformar las quimeras de los pobres,
déjame la ilusión de un Neruda que abrazaba
la violenta reacción de las Américas profundas.
Déjame creer en un Cernuda con el pelo erizado
por la rabia del momento. Déjame esta mentira
en nuestra obra, como una revuelta que comienza
en los finales que son como relámpagos.

jueves, 16 de febrero de 2012

Revolución.

Exceso de sangre de toro, 16 de febrero de 2012


Con una copa de vino se ve todo más claro,
revolución y dignidad entre los policías,
por si acaso.

Los poemas son para los días de lluvia

Cuando hay signos de una revolución,
los poemas se suben a las copas de los árboles,
aúlla el oxímoron y desgarra la garganta de los días
la metáfora que sale a la calle.
Cuando hay signos de cambio,
los párrafos se manifiestan en los márgenes en blanco,
buscan el hilo telefónico
como la memoria escarba en la basura del tiempo
que ya ha pasado. Cuando ocurre,
los amores queman las papeleras vacías del futuro,
y se muestran las pinturas
en museos que la lluvia conquista como un recuerdo.
Cuando hay signos de una revolución,
los ausentes se muestran, el hambre de un pesebre
renuncia a Dios, los amores de la dignidad
abrazan con frenesí la próxima parada de los trenes
que hacia ninguna parte sus huellas van
marcando el camino.

martes, 14 de febrero de 2012

La revolución de los sensibles. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Cuando Spencer se pelea con los policías
el amor se pone la careta de un mundo en las afueras,
cuando Mika sangra en cárceles en márgenes en blanco,
un niño de extrarradio ve la luz,
cuando el mañana se escribe en persianas que adoran el sol
el mensaje perdura para siempre.

domingo, 12 de febrero de 2012

Horizonte Ceniza.

El amor se venga ofreciéndote distancia, memoria, palabras inventadas que una vez pronunciaste ante la dicha.

viernes, 10 de febrero de 2012

La nevera. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Spencer reposa en cojines deshilados,
como un romano que ha perdido sus riquezas
pero se sabe el dueño del mundo. Hay paredes
empapeladas de dulzuras, se atreve a pensar
mientras se toca en silencio. El ruido
de la nevera en la cocina se mezcla con imágenes
de programas deportivos,
Spencer reposa mientras el aire avisa del peligro
que la nostalgia trae cuando todos se marchan.
Desde el pasillo del portal se oyen gritos,
es sábado por la noche y los bares hierven.
Spencer reposa entre revoluciones floridas,
mirando la balconada de la sala como si con él
fueran los restos del naufragio.

Cuado menos lo esperemos. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Supongo que el día llegue cuando menos lo esperemos,
ese que anula los sentidos,
que va a comprar a los barrios con la esperanza
de encontrarse con una gran superficie comercial,
el día que evitará los tiempos verbales,
donde la élite de la sensibilidad dictará las pausas
y el movimiento, el día ese del desamparo
de la memoria, los asilos de las palabras, el rencor
en los cuadros almacenados en trasteros,
las caricias de los pobres que perdieron todos sus amores
en cartografías costeras abandonadas.

Revuelta. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Se me ha perdido el día que no encuentro,
el de las playas desiertas,
donde el abrazo deja huellas en la arena,
el que busco cuando rezo sin la certeza
de que estés ahí, el día
de comidas rápidas clandestinas,
no lo encuentro por ninguna de las partes
que transito, a veces, sin embargo
está sentado en mi regazo,
y me dan pistas las lluvias de este invierno,
como puedes entender,
la revolución se empieza en los amores dormidos.

jueves, 9 de febrero de 2012

Manifiesto (Apuntes)

Las redes sociales auditan la acción, adormecen la esencia imprescindible de toda revolución que pueda cambiar el futuro. Es una gran paradoja pensar que las movilizaciones sociales efectivas tienen su trampolín en un trozo de madera flexible que representa la atrocidad del sistema. Ese trampolín de madera que hace las veces de Gran Hermano, del real, del que controla cada movimiento subversivo, cada leve insinuación de molestia, cada amenaza que pueda hacer que se tambalee su posición en la realidad capitalista asentada.
La revolución ha de partir de la clandestinidad, de los cuartos oscuros con bombillas colgando de los techos, no a la vista de cientos de técnicos y ejecutivos que auditan las conversaciones. Uno no ha de confiar, si quiere que las cosas cambien y que la sociedad se movilice, en la cara amable y traicionera de las plataformas sociales. Son la cárcel para la libertad del individuo, aunque el individuo se sienta más libre en ellas que en la vida misma; presentan la soledad al individuo disfrazada de amigos virtuales, que de nada se conocen y nada comparten salvo irrealidades, pero que hacen que la sociedad deambule en solitario por las ciudades; en resumidas cuentas, minan el componente existencialista necesario para la revuelta, para la queja, para la acción, pero lo hacen con la suficiente habilidad como para vendernos la libertad y la protesta.
La red social es otra arma más del sistema para adormecer las mentes y las sensibilidades. Ustedes plantéense si la revolución es posible que parta del control de organizaciones que sólo aspiran a entrar en bolsa y a generar ingresos y beneficios suficientes para dominar virtualmente, porque es la única manera de hacerlo, el sistema actual opresor capitalista.

Sin título. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Algún día todo esto se tiene que acabar,
mírame las manos y dime
si el semen que derraman no podría
estar en tu entrepierna,
no escondas la cabeza como si contigo no fuera la cosa,
déjame decirte que la noria
no fue creada para despreciar el cielo,
todas esas luminosas vidas en blancos
y en negros, el olor a azúcar de paso,
tus lloros un día tras otro y este pringue
desesperado, el olor a hierba entre papeles
y el deseo,
algún día todo esto se tiene que acabar.

Transformarse en ceniza. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

"Tiene el culo de su madre,
y la boca, y los ojos,
pero sueña con paraisos iluminados"

Spencer, de "Mika desde el espejo"


Como siempre que me visita la música
algo de cercano muestra el horizonte
antes de transformarse en ceniza. Será
que tiene hambre y me busca, o algo
más profundo que las ganas de sobrevivir
al día, no sé,
como siempre que me visita la música
algo de cercano muestra el horizonte
antes de transformarse en ceniza.

La escena. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

La escena de la puesta de largo
de la inocencia, la escena
esa de los pájaros picoteando metales
sin óxido, la escena
de Spencer recordando a Denver
sin haber vivido ese recuerdo,
la escena de Mika en la parada
del autobús, viendo partir viajeros
que antes no lo eran, la escena
en medio de las tómbolas, la escena
de las jóvenes dentelladas
ante las iglesias, la escena de un faro
y una playa, la escena
en super 8 que se rueda cada día
de aquellos que ya pasaron, la escena
en sepias y grises de estas memorias
tan rematadamente mal relatadas.

miércoles, 8 de febrero de 2012

La feria. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

Spencer disparaba a los patos de la feria.
Miraba de reojo, odiaba los poemas,
cabía en un suspiro y pensaba en ti cuando caía la noche.
Disparaba balas para usos sencillos,
a veces ganaba un oso, un vale, un estío que se acaba.
Daba por sentado que las cosas eran como eran,
a veces volaba alto con tus alas, otras descendía
hasta que los feriantes hicieron de él un hombre.
Era de otro planeta cuando te decía esas cosas tan bonitas,
esas cosas que me cuentas estos días,
que los muertos no se mueren, que era verdad el sueño
de dos manos que con sus uñas divisan
el mañana. Spencer adivinaba el futuro,
era un pesado en la distancia, silbaba de pasada
la tonada que dos veinteañeros aprendices
diseccionan con torpeza.

Violento aprendiz de momentos. La feria llega a la ciudad y abandona el barco

"Pienso en ti,
que sangras en mis versos
mientras simulo una sonrisa"

Fernando Llorente

Versión violenta de los ojos de un extraño
en el espejo, es después de una noche de vigilia
ante los edificios iluminados. Spencer
cree que los muertos son tierra que imagina
un horizonte, en el reflejo piensa en Mika
empotrada en los labios de un chico de provincias.
Versión silenciosa de feriantes en cierres
de chiringos que esperan eyacular a media noche,
las gitanas en sentir los relatos de la carne
en medio de la nada, y Spencer
cree que los muertos son tierra que imagina
el horizonte.
Versión violenta de un estío que reta a los inviernos
apoderándose de sus nieves y sus fríos,
y Spencer reconoce a Mika entre la despedida
del feriante, entre las calles vacías,
en los sones de los golpes cuando el amor era algo
reconocible, entre las sonatas
del invierno que nada sabe de las notas musicales.

jueves, 2 de febrero de 2012

Horizonte Ceniza.

Si a un paseo le quitas los bancos no le queda nada, pues nadie se parará a contemplarlo ni a incorporarlo a la memoria.

Sin título.

No, los amantes no abandonan la noria
a las primeras de cambio,
dejan, eso sí, los paraguas cuando más
fuerte es el aguacero, humedecen
los sueños hasta coger resfriados, entonces
la fiebre y la tiritona, los días
en cama y la televisión a lo lejos. Pero
no se bajan de la noria, a pesar
de la basura catódica y los aires
dóciles que al final acaban por llegar. los amantes
de las cimas imposibles, esos que en la dicha
cuentan sin aliento el paso de los días
y en las caricias depositan el futuro
sin verbos auxiliares.
No abandonan la noria los amantes, por si acaso.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Mirando hacia otra parte (reprise)

Sientes que los pájaros ya no vuelan,
orillas que emprenden el vuelo lejos del mar,
el fósforo de la cerilla que no alumbra,
angostos celibatos de violadores del verso,
migas de pan en el parque esperando a las palomas.
Sientes el suelo moverse,
perfiles del aire que asfixian las génesis
de todo huracán en horas bajas, y la lluvia.
Sientes la lluvia de la cultura a ultranza,
sientes el poemario y la pintura ante tus ojos,
los cantos rodados de una película
de esas que los subtítulos acaban por derribar
en este hoy cielo azul estrellado.
Sientes que los pájaros ya no vuelan como antes,
pues hay cielo pero entorpecen las estrellas
el paseo repentino hacia el mañana.